El doloroso calvario de una naviega con la enfermedad de Sudeck: “Solo pedimos que le quiten un poco los dolores”

Un esguince en un accidente laboral hace seis años cambió la vida de Mónica Suárez, de 45 años, que actualmente tiene la pierna apuntada y sufre intensas molestias

Deterioro del pie de Mónica Suárez tras la aparición de la enfermedad.

Deterioro del pie de Mónica Suárez tras la aparición de la enfermedad.

Intensos dolores que le impiden desarrollar una vida normal es lo que está sufriendo desde hace seis años la vecina del pueblo de Cacabellos, en Navia, Mónica Suárez, de 45 años. Todo comenzó con un accidente laboral en 2018, cuando tuvo un esguince y se rompió el quinto metatarsiano del pie derecho. Intentar recuperarse de esa lesión se convirtió en toda una odisea para la naviega sin final feliz. Por el camino tuvo que someterse a dos amputaciones de la pierna y descubrir que padece una enfermedad crónica rara y extremadamente dolorosa, el síndrome de Sudeck. Su lucha ahora está en encontrar un tratamiento efectivo para mitigar las molestias que le resultan prácticamente insoportables. Por ello, ella y su marido reclaman más atención para su caso y que le busquen una salida para recuperar cierta calidad de vida.

“Lo único que pedimos es que le quiten el dolor de una vez por todas, al menos que se lo rebajen un poco”, reclama su marido Javier García, que siente que cada vez que acuden a urgencias “parece que no saben qué hacer con ella y nadie toma decisiones importantes”, lamenta. Además, García cree que pudo haber negligencia por la tardanza en el diagnóstico de la enfermedad, por ello también reclama que “si alguien no hizo bien su trabajo que pague por ello”. En este sentido, enviaron una carta a la Consejería de Salud exponiendo todo su caso y la respuesta que recibieron fue que la atención recibida fue la adecuada y que “fue mala suerte que tuviese la enfermedad de Sudeck, pero he leído que este síndrome no sale por mala suerte si no que como consecuencia de algo”, explica.

García recuerda todo el periplo por el que tuvo que pasar su mujer durante estos seis años desde que sufrió el esguince y la rotura del metatarsiano del pie derecho. “Hubo problemas con la escayola hasta dos veces, en la mutua la mandaron a trabajar a pesar de los dolores que decía que tenía hasta en dos ocasiones y luego en una radiografía se vio que el hueso aún no estaba soldado, a los 8 meses le colocan un tornillo para unirlo, yo creo que todo sería diferente si el hueso hubiese tenido tiempo para soldar por su cuenta”, resume. Además, el diagnóstico de la enfermedad no llegó hasta un año y medio después del accidente y “según los médicos del HUCA fue demasiado tarde para evitar males mayores”.

Mónica Suárez tuvo que enfrentar numerosas operaciones y hasta dos amputaciones en la misma pierna. La primera, por debajo de la rodilla, logró que el dolor desapareciese durante un mes. Luego optaron por amputar por encima de la rodilla, pero sin lograr el resultado deseado, las molestias persistieron.

El pasado mes de febrero le colocaron una bomba de morfina que logró calmarle “un poco”, pero unos meses después los efectos secundarios del tratamiento le han devuelto a la casilla de salida. “Últimamente ya incluso me habla hasta de eutanasia, sentimos que le fastidiaron la vida para siempre con 45 años”, lamenta su pareja que está dispuesto a luchar “para encontrarle una pequeña mejoría”.

Javier García reconoce que en todo el proceso recibieron “buen trato y atención” tanto en el hospital de Jarrio como en el HUCA, aunque matiza que “a excepción del servicio de traumatología en el que tardaron 8 meses en dar una respuesta sobre la necesidad de amputar para decirnos que no lo iban a hacer y al final tuvo que realizarlo cirugía vascular”.