Una generación de sobresaliente en Luarca: siete estudiantes cuentan cómo estudian y cómo ven el futuro

Los alumnos, con notas destacadas en la fase de acceso a estudios superiores, son el orgullo del instituto Severo Ochoa: "Estamos por encima de la media de Asturias en sobresalientes"

Una generación de sobresaliente en Luarca: siete estudiantes cuentan cómo estudian y cómo ven el futuro

Ana M. Serrano

Ana M. Serrano

Ana M. Serrano

El director del instituto de enseñanza secundaria Carmen y Severo Ochoa de Luarca, Jesús Fernández, habla con franqueza sobre lo orgulloso que está el profesorado del grupo de alumnos que participó en la prueba de acceso a la Universidad. Llevan unos años «muy buenos», con estudiantes que superan las expectativas y que logran el sobresaliente: «Estamos por encima de la media de Asturias», dice. 

De fondo, un grupo de alumnos habla de su próximo futuro: «Pues yo espero la carrera en cinco años». «Ay, yo no». Son conversaciones de adolescentes de entre 17 y 18 años. Todos valdesanos y todos con la mirada puesta en sus próximos estudios, esos que les obligan a cambiar de vida.

Les une su interés por aprender y hay algo más que tienen en común y que desvelan en sus conversaciones: todos cuentan con una familia preocupada y ocupada por su progreso académico y sus dificultades. Miguel Torrent es uno de los alumnos de sobresaliente. Forma parte del pequeño grupo de estudiantes de Luarca que opta por dejar Asturias. «Quiero conocer otra ciudad, más grande», justifica. Estudiará en Madrid y lo hará por decisión propia porque también su grado de Física y Matemáticas está disponible en Oviedo. Siempre fue buen estudiante, pero esa faceta de su vida no condiciona otra. ¿El secreto? «Es importante desconectar, tener tiempo para estar con los amigos o jugar a la play», dice. Sabe que su generación «tiene más oportunidades, pero sin esfuerzo no consigues nada». Sobre técnicas de estudio, hay dos que resalta: no dejar todo para final, estudiar poco a poco y día a día, y hacer esquemas «que te ayudan a ordenar y recordar ideas». 

Daniela Fernández comparte con su compañero edad: 17 años. «Me gusta aprender desde pequeña», responde si le preguntan por cómo llega al resultado de sobresaliente. Este año ha sido «exigente» porque a la presión del Bachillerato sumó la de sus estudios en la Escuela Oficial de Idiomas. Sabe inglés y francés. En su caso, fue fundamental el orden que le dieron los horarios externos. Sí confiesa que estudiaba unos días antes del examen «porque a todo no te da tiempo». Además, todo lo que estudió este curso «me interesa» y esa es una motivación intrínseca «fundamental» para aprender. Se matriculará en el doble grado de Física y Matemáticas, su gran pasión. Le preocupa tener un trabajo estable después de los cinco años de carrera y asegura que los jóvenes tienen ahora muchas distracciones. «También es verdad que creo incoherente que nos critican tanto por el uso del móvil cuando nos obligan a utilizarlo para todo», reflexiona. 

Antonio Rodríguez se decanta por ingeniería de Organización Industrial. «Lo más importante, es atender el clase», dice y añade que no se deben descuidar otros aspectos de la vida: «el deporte y estar con los amigos». Este año trató de tomárselo «con calma» pese a la presión. En cuanto a la EBAU, «si pasas bien el curso, es más fácil de lo que parece». Su familia le transmitió siempre que es vital esforzarse. «Siempre me contaron que provenían de familias humildes que se esforzaron para que ellos pudieran estudiar», cuenta. ¿Estudias para aprobar? «No, yo estudio para aprender y si entiendes los conceptos, apruebas», apunta al tiempo que se confiesa «curioso», una persona con ganas de aprender del mundo y entenderlo. Estudiará en Oviedo, pero en un futuro se ve «fuera de Asturias». «Quiero conocer más mundo», apunta mientras añade una preocupación social: «Que los jóvenes se radicalicen». «Es fácil escuchar solo lo que quieres oír», apunta. «Ahora hay mucha propaganda», añade.

El grupo de estudiantes, en la entrada de uno de los edificios del instituto

El grupo de estudiantes, en la entrada de uno de los edificios del instituto / A. M. S.

Llara Martínez estudiará Relaciones Internacionales en Madrid. Como sus compañeros, es una alumna de sobresaliente. Por su forma de ser, reflexiva, suma puntos para destacar en cualquier ambiente o grupo. Habla cinco idiomas gracias a sus estancias en otros países como Francia, Alemania o Polonia y asegura que le gusta estudiar. Sin más. «No tengo una rutina, simplemente me pongo cuando quiero hacerlo o toca», informa. La alumna asegura que siempre es importante «esforzarse por ti, por querer mejorar, por tu futuro, por tu país» y esa es una motivación poderosa. 

María Amparo Candela cuenta que disfruta cuando estudia. «Durante el curso estudié todos los días», apunta. Eso sí, tuvo que dejar de lado otras aficiones, como la esgrima, «para poder con todo». Compagina sus estudios del instituto con los musicales y es organizada. Su elección es el doble grado de Matemáticas y Física. «Si vas llevando bien el curso, al final te sientes tranquila y confiada para hacer cualquier prueba», dice. 

Ángela Fernández se matriculará en Farmacia en Santiago de Compostela. Es estudiosa, «siempre lo fue». También muy organizada. «Me hago horarios e intercalo momentos de estudio con descansos», apunta. También se forma en música y esa particularidad añadió presión a un curso decisivo para su futuro. «No sé cómo llegué a todo», confiesa ajhora. Como muchos compañeros, le gusta aprender: «Mi prioridad es estudiar». 

Héctor Gavilán tiene una técnica de estudio particular: repite lo que sabe en voz alta y ante un espejo. Así trabaja la memoria y la oratoria. «Dedico mucho tiempo al estudio y soy constante», advierte. Estudiará ingeniería de Software y Matemáticas en Oviedo. Para este estudiante es importante el deporte en épocas de presión. Asegura que si no entiendes lo que estudias «no te sirve de nada», por eso es un fiel defensor de aprender por lo satisfactorio que es, «no siempre para lograr un resultado». Fue su madre quien le inculcó una disciplina y organización que ahora agradece. Todos dejan Valdés dando las gracias al profesorado.