Cudillero pierde población pero no para de "bautizar" pixuetos: "Es un orgullo"

Sergio González, que dirige el ceremonial, subraya que cada año son más las personas de fuera de la región que "adopta" la villa

Sergio González, el encargado del  ceremonial, bautizando a un adulto y a un niño (derecha).

Sergio González, el encargado del ceremonial, bautizando a un adulto y a un niño (derecha). / Carolina Escudero

Carolina Escudero

La banda de gaitas "Avante Cuideiru", recién llegada de un festival en Checoslovaquia, fue la encargada de guiar un año más la subida a los futuros pixuetos desde la plaza de San Pedro hasta la famosa Fuanti’l Cantu; y lo hizo tocando por las empinadas calles del anfiteatro, animando el trayecto con sones de gaita y tambor.

Llegados al emblemático lugar, los asistentes dispuestos a participar en el ritual iban acercándose al caño de la fuente para convertirse en pixuetos bajo la frase: "Ya miantras Cuideiru viva y duri la Fuanti’l Cantu, bautizámusti cin agua anque sea sin el Santu", pronunciada por Sergio González, presidente de la banda de gaitas y encargado del oficio, que completaba el "bautismo" vertiendo agua sobre las cabezas desde una particular balda. Una tradición con cinco siglos de antigüedad y que continúa más fuerte que nunca.

González asegura que cada vez son más las personas procedentes de fuera de la región que quieren convertirse en pixuetos, algo que para él es "un orgullo y satisfacción", igual que ver cómo año a año tanto vecinos como visitantes comparten la tradición y se animan a lucir el traje tradicional marinero. Lleva más de 30 años "bautizando" a nuevos pixuetos y en cada uno de ellos ha ido sumando entre 50 y 100 personas al ritual: "Pese a que somos menos en el pueblo, cada vez ‘bautizo’ a más gente".

Añade que "las tradiciones cambian" y aunque el propio dialecto pixueto ya no sea tan usado, la festividad ha conquistado el corazón de muchos españoles allende las fronteras del Principado.

Asistentes al «bautismo» pixueto. | Carolina Escudero

Asistentes al "bautismo" pixueto. / Carolina Escudero

Es el caso de David Yanguas, un madrileño que ha decidido seguir la tradición de su familia política y "bautizarse" como pixueto, porque, como él mismo dice, "entre otras muchas cosas, esto implica ser muy, muy asturiano". Todos los años le hablaban de esta festividad y este decidió que ya era hora de "bautizarse" y ser "adoptado". Yanguas opina que es una celebración que promete perdurar aun muchos años más en el pueblo marinero.

Moros y cristianos

José Ribera es alicantino y sus amigos de Cudillero le propusieron pasar las fiestas de una manera distinta: "Significa mucho para ellos". Lleva participando tres años en la procesión con desfile de escuadras de Moros y Cristianos de Onil, pero nunca había experimentado la celebración característica del día de San Pablín. A partir de este 1 de julio de 2024 ya puede considerarse un pixueto más. Así, de este modo, los diplomas en dialecto (que se entregan una vez realizado el "bautismo") viajan cada año más lejos de Cudillero.

La celebración de esta peculiar tradición se enmarca en la despedida de las fiestas de San Pedro, San Pablo y San Pablín de Cudillero. Durante la mañana, tuvo lugar la procesión floral y posterior misa en el muelle en honor a los fallecidos en el mar, donde se pudo ver a los asistentes ataviados con el traje tradicional pixueto.

Tras el "bautizo", tuvo lugar el reparto del bollo de la mano de la Cofradía Jesús de Nazareno y San Pedro Apóstol, en la plaza de San Pedro, a lo que siguió la última verbena de la mano del grupo "Ideas" y también de "Los Buscavidas".

Una edición de las fiestas que será recordada por ser la despedida de Césareo Marqués como recitador del sermón de l’Amuravela, aunque seguirá escribiendo sus versos.