La historia detrás de las piedras que afloran en la playa del Murallón, en Tapia

El gobierno local valora soluciones como hacer un pasillo de arena que permita el acceso seguro al agua, pero recuerda que el muro construido en 1865 está protegido y no se puede retirar

La playa del Murallón esta semana, con la barrera de piedras en primer término.

La playa del Murallón esta semana, con la barrera de piedras en primer término. / T. Cascudo

La popular playa del Murallón, una de las más céntricas y accesibles de la villa de Tapia, cuenta este verano con poca afluencia de bañistas por la enorme cantidad de piedras que han aflorado tras el invierno y que dificultan el acceso al agua. El problema, que ha recibido las críticas de algunos usuarios, no tiene fácil solución, ya que el grueso de las piedras son en realidad la base del antiguo muro de cantería levantado en Tapia por el Marqués de Casariego para poner fin a la invasión de arena que sufría el pueblo en el siglo XIX.

La estructura está protegida y, por tanto, no se pueden retirar los materiales. El Ayuntamiento de Tapia estudia ya posibles soluciones como hacer un pasillo de arena, cubriendo parcialmente con arena un tramo del muro. La operación no estaría exenta de dificultad y requeriría aprovechar mareas grandes para que la maquinaria pudiese acceder a la zona.

Una imagen antigua del muro antes de su reconstrucción en 1935.

Una imagen antigua del muro antes de su reconstrucción en 1935. / R. T. C.

El alcalde de Tapia, Pedro Fernández, explica que no hay una solución sencilla: “El muro está protegido patrimonialmente y no son solo las piedras que afloran ahora, sino que debajo hay más. Se habló con Costas para ver si podríamos mover arena para cubrirlas, pero aún no hay una decisión tomada”. Con todo, el alcalde deja claro que “contra el mar no se puede luchar”, en referencia a la pérdida de arena registrada en esta playa tras el invierno, lo que propició que las piedras quedaran al descubierto.

El muro que da nombre a la playa se comenzó a construir en 1864, hace ciento sesenta años, gracias a la financiación de Fernando Fernández-Casariego, el popular Marqués de Casariego. Fue la primera de las grandes obras que impulsó en la villa y clave para iniciar la modernización del pueblo. Así se recoge en el libro "Historia de Tapia a través de sus calles", escrito por Diego Fernández y Camilo López. En este trabajo se recopilan un buen número de citas que dan cuenta del grave problema que sufría la villa con la arena y al que los vecinos se referían como “plaga”.

Otra vista de las playas que cercan la playa del Murallón.

Otra vista de las piedras que cercan la playa del Murallón. / T. Cascudo

Entre las citas recogidas en el libro está la de Justo Álvarez Amandi, autor del epígrafe dedicado a Tapia en la obra colectiva “Asturias”, publicada por Octavio Bellmunt y Fermín Canella en 1900. Amandi señala que la arena arrastrada por los fuertes vendavales “tenía a Tapia sepultado bajo montes de arena, de cuya altura podrá dar una idea el hecho de que muchas casas no tenían acceso por la fachada y había que penetrar en ellas por la parte posterior a donde no llegaba el terrible imperio del arenisco e impertinente huésped”.

El malecón formó parte del paquete de obras que el Marqués ofreció al Ministerio de Gobernación a cambio de la creación del concejo de Tapia. “Invertir la cantidad de 15.000 duros en privar a su pueblo natal de una plaga arenosa que ha sepultado ya muchos edificios”, recoge el listado de obras planteadas. Fue así como se levantó un malecón de sesenta metros de largo y veinte de alto popularmente conocido como “el muro de Maleguas”, en referencia a la calle que lo conectaba con el centro de la villa.

Las obras concluyeron en julio de 1865 y estuvieron en pie hasta 1924 cuando sufrió graves daños a consecuencia de un fuerte temporal de mar. Se reconstruyó en 1935 y resistió hasta finales de 1970. Desde entonces, la estructura se fue poco a poco desmoronando a excepción del extremo más occidental, construido entre dos rocas y que aún sigue en pie.