Opinión | Lo que hay que oír

A vueltas con las ingles del inglés

Consecuencias jocosas del mal uso de las tildes y de los signos de puntuación

A vueltas con las ingles del inglés

A vueltas con las ingles del inglés / LNE

No es la primera vez que escribo sobre el uso o no uso o mal uso de las tildes, ese signo ortográfico que cae sobre algunas vocales, siempre de derecha a izquierda en español. Pero como estoy cansado de ver en rótulos televisivos y en redes sociales su no uso cuando debiera o su mal uso frecuente, vuelvo a la carga aun a sabiendas de que poca labor haré. Errores habituales como tildar jóven, imágen, exámen... me los tomo ya a broma, pues mi doctor me ordenó quitarme de los disgustos. Otro tanto ocurre con los signos de puntuación. De modo que les propongo jugar conmigo en vez de enfurruñarse (y agradezco a quienes me precedieron en las redes en empeño semejante).

Fíjense ustedes cómo con solo añadir algún que otro punto y coma, más algunas comillas, resolvemos el sorprendente y enigmático quebradero de cabeza que propongo: Cuál es una palabra de 4 letras, que tiene 3, aunque se escribe con 6, mientras tiene 8, raramente consta de 9, y nunca se escribe con 5. Fin. Ahora, usemos la puntuación adecuada para deshacer el lío: "Cuál" es una palabra de 4 letras; "que" tiene 3; "aunque" se escribe con 6; "mientras" tiene 8; "raramente" consta de 9; y "nunca" se escribe con 5. Ya está, solucionado. Fin.

No lo olviden: si le invitan "haber" una película, no vayan. Acepten únicamente si le invitan "a ver" una película

Veamos esas tildes: No es lo mismo el improbable aunque posible anuncio por palabras "mato a seis personas y asesino a su suegra" que un titular de prensa que dijese "mató a seis personas y asesinó a su suegra". Tampoco significa lo mismo la afirmación orgullosa y tal vez narcisista "yo sé la clave" que la confesión del espadachín ante el juez y un arma blanca: "yo se la clavé". No es lo mismo "te gusto" que "te gustó": como se dice, entre ambas hay un beso de diferencia. Y créanme que lo "imbécil" se acabará acentuando. Qué confesiones tan tristes aunque bien tildadas: "La pérdida de mi hermana me entristece, aunque estemos hablando de la perdida de mi hermana". Me llega desde la Argentina esta orden que altera el final del rezo del "Gloria" al prescindir de una tilde: "Por los siglos de los siglos, amen". Le consultan al médico gramático: Doctor, soy asmática, ¿es grave? Respuesta lógica: No, es esdrújula. Igual que resulta pertinente la aclaración, tilde mediante: Voy disfrazada de gótica, no de gotica.

Como ya tenemos bastante con quienes usan (mal) gota malaya y bota china en vez de los correctos gota china (tortura que se inflige mediante un goteo persistente sobre la cabeza de una persona) y bota malaya (calzado que cruje los pies), insisto una vez más en que no hay que confundir ingles con inglés, distinción cuyo meollo tanto regocijaba a mis alumnos. Si uno lee un rótulo que ofrezca "Enseño ingles", dispóngase, si acepta, a una sesión erótica o pornográfica, a que le muestren las partes del cuerpo en que se juntan el muslo con el vientre, o sea, las ingles, el plural de entrepierna o bragadura. Sin embargo, "enseñó ingles" ya querría decir que abandonó quien fuera –de grado o por fuerza de ley– la práctica anterior tan poco académica y tan exhibicionista como acaso sicalíptica, para abrazar menesteres más castos quizás o para rumiar entre rejas. Un profesor ganoso de alumnos colocaría un aviso con el lema "Enseño inglés", hasta que la jubilación lo alcance y las gentes que lo vean pasar digan que aquel señor mayor "Enseñó inglés" (cambien ustedes el género gramatical a su antojo).

Es un signo de distinción propia y de respeto al prójimo interlocutor el conocer y bien usar la ortografía de nuestra lengua. Así que no lo olviden: si le invitan "haber" una película, no vayan. Acepten únicamente si le invitan "a ver" una película. Sea, pues, osado ante la incuria reinante, atrévase a escribir bien y con gusto: ganará en elegancia, vencerá al disparate y seducirá más.

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