Opinión

Cambios en el mercado de CO2

Una oportunidad que Asturias debe aprovechar

Felipe González coto es ingeniero de minas

En la lucha contra el cambio climático, un nuevo acto se avecina en Europa. Y promete ser uno de los más polémicos y trascendentales hasta ahora. El mercado de derechos de emisión de CO2 de la Unión (EU-ETS) se prepara para una reforma audaz: acabar con la asignación gratuita de derechos e incorporar al sector marítimo, entre otros. Un movimiento que sacudirá los cimientos de la economía europea y global, también la regional.

Durante años, ha habido críticas por la asignación gratuita de derechos a ciertos sectores. Una "subvención encubierta" que, según algunos, ralentizaba la descarbonización. Ahora, la Comisión Europea está lista para poner fin a esta gratuidad en el medio plazo y que todas las empresas paguen por contaminar. Un paso valiente, pero también arriesgado. Las implicaciones económicas son enormes. Y en nuestra región, con un numero importante de empresas emisivas y muchas de ellas con derechos gratuitos, mas.

Pero si esto no fuera suficiente, la otra gran novedad es la inclusión del transporte marítimo. Un sector hasta ahora inmune al EU-ETS, a pesar de representar cerca del 3% de las emisiones globales. Con esta medida, los grandes barcos portacontenedores, petroleros, gasísticos o de carga entrarían de lleno en el mercado del carbono. Nuevos combustibles menos contaminantes y más verdes empezarán a jugar un papel importante dentro del sector de la propulsión marítima, y también aeronáutica.

Así, el Gobierno nacional ha aprobado el proyecto de ley que modifica el régimen de comercio de derechos de emisiones de CO2 para ampliarlo al transporte marítimo y extenderlo a los sectores del transporte terrestre, los combustibles y la edificación, a los que a partir de 2027 también se aplicará un régimen que limita las emisiones permitidas de gases de efecto invernadero como ya sucede en la industria pesada o en la aviación, un ámbito en el que se modificará para excluir a vuelos entre islas en Canarias y otros países de la UE y el archipiélago.

Aunque sin afectar directamente a los usuarios, en los sectores del transporte por carretera y la edificación pasarán a aplicarse los límites que establecerá el Gobierno sobre las toneladas de gases de efecto invernadero que pueden lanzar a la atmósfera, así como la posibilidad de comprar más derechos a ello si quieren emitir más allá de la cantidad que les sea asignada.

Para Asturias, esta reforma tiene implicaciones profundas. Primero, su industria siderúrgica, cementera o química se verán directamente afectadas. Empresas como ArcelorMittal o Tudela Veguin ya forman parte del mercado, pero el fin de la gratuidad cambiará radicalmente las reglas del juego. La presión por descarbonizar será máxima. Las empresas ya tienen previstas las repercusiones que estos cambios les pueden acarrear.

La Autoridad Portuaria de Gijón con El Musel al frente (también el puerto de Avilés), se convierten en un frente de batalla. Como terminales de carga, deberán prepararse para la entrada de los barcos en el EU-ETS. ¿Instalaciones de suministro de combustibles bajos en carbono? ¿Impuestos verdes a barcos con sistemas de propulsión contaminantes? ¿Se podrá recuperar el antiguo proyecto de instalación de un generador eólico que abastezca de energía limpia a los barcos amarrados?

Pero estos cambios también representan una oportunidad para Asturias. La experiencia asturiana en minería y energía podría ser clave. A medida que el EU-ETS se vuelva más estricto, la demanda de soluciones innovadoras, como captura de carbono o combustibles sintéticos, aumentará exponencialmente. Una oportunidad para que Asturias se posicione como proveedora de tecnologías descarbonizadoras.

Asturias cuenta con centros tecnológicos y de investigación de referencia nacional, punteros no solo en procesos de captura de carbono, sino en adaptación de procesos industriales hacia otros menos emisivos o en investigación en materiales para almacenamiento de e-fuels o hidrógeno. También de nuestra región salieron técnicos de reconocido prestigio internacional que hoy desempeñan su labor en multinacionales petroleras o energéticas que ya llevan años trabajando en este sector.

Con una experiencia más que reconocida y un tejido industrial del sector metal con solera, es el momento que se trabaje de manera conjunta para que el ecosistema asociado a la cadena de valor de la captura de carbono represente nuevas vías de actividad en la región. ¿Por qué no exportar nuestro conocimiento tecnológico en procesos de captura de CO2, su implantación en los distintos sectores industriales o las labores de consultoría e ingeniería de remodelado de procesos industriales para eliminar en origen las emisiones de CO2? ¿Por qué no investigar nuestra profunda plataforma oceánica para albergar posibilidades de un almacén geológico de CO2?

Esta reforma es un recordatorio de que la lucha contra el cambio climático no es un juego. Las medidas suaves ya no son suficientes, se necesitan acciones contundentes y, a veces, dolorosas. El fin de la gratuidad en los derechos de CO2 es una píldora amarga que muchas empresas deberán tragar.

Pero también es una oportunidad de reinvención y liderazgo. Las empresas asturianas que logren adaptarse rápidamente, innovar en descarbonización y aprovechar su legado industrial tendrán una ventaja competitiva invaluable.

¿Estamos preparados como sociedad para este nuevo nivel de compromiso climático? ¿Nuestras empresas están listas para la "revolución de precios" que se avecina? ¿Es Asturias un jugador relevante en este gran "partido del carbono"?

Suscríbete para seguir leyendo