Opinión

El fútbol está en deuda con Asturias

Oviedistas y sportinguistas ante el mismo televisor

Asturias es una y futbolísticamente diversa. O binaria, por emplear un término eficiente si se le descabalga de significados de reciente uso sexista. Ayer, en tarde aciaga, el Oviedo se quedó a las puertas de una gesta que su afición aguarda con incontenible anhelo desde hace más de dos décadas. El Sporting también saboreó las mieles del retorno a la máxima categoría, y se quedó apenas en el escalón anterior, derrotado por el mismo rival, al que deportivamente es menester de deportividad darle la enhorabuena: ha sido justo vencedor en ambos casos, como dignos han sido en la lucha ambos rivales.

Ayer invitamos a ver el partido en casa a buenos amigos de ambas ciudades, de ambos colores. No esconderé que al rojiblanco le alegró en el fondo que el eterno rival permanezca en el mismo piso del ascensor, pero mantuvo durante toda la retransmisión una actitud muy digna. Su mujer es oviedista de pedigrí, de familia de oviedistas recalcitrantes, y a lo peor manifestar sus preferencias le hubiera ocasionado acostarse en el sofá. Que yo sepa, durmió como Dios manda. Y los oviedistas, muy dignos también, soportaron estoicamente el paso inexorable de los minutos, tras esos dos fatídicos minutos de antes del descanso, que decantaron la eliminatoria. Acabó el partido, brindamos con un magnífico vino de una bodega de notable apellido asturiano y nos citamos para el próximo derbi, el curso que viene, cuando Oviedo y Sporting, Sporting y Oviedo, volverán a pleitear en buena lid por el regreso al territorio al que, por merecimientos históricos, a esta región corresponde.

La vida sigue, el balón rueda, las ilusiones se desvanecen, pero reverdecerán en cuanto que arranque una próxima temporada. Asturias lo conseguirá, sin duda alguna, antes o después. Y me viene al olfato, y también a la víscera principal, que antes o después volverán ambos a la vez, por la vía directa, sin necesidad de este calvario taquicárdico del “play off”. Lo escribo de corazón. Nada nos haría más felices a todos, sea cual sea el color preferente.

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