Centros de burocracia y no de salud

La deficiente gestión de la Atención Primaria nos está abocando en la postpandemia a su destrucción. Los obstáculos que interfieren con la asistencia directa requieren cambios radicales.

La Atención Primaria no debe estar para solucionar enfermedades o accidentes laborales de los que no quieren hacerse cargo las mutuas laborales ni problemas laborales que deben solucionar los sindicatos.

El exceso de burocracia hace mucho daño al sistema y está acabando con la Atención Primaria: papeles e informes para todos, renovar permisos de conducir, excusas para no estar en las mesas electorales... Los papeles del médico de familia se piden para casi todo.

Las consultas de Atención Primaria deben volver a ser consultas clínicas, con al menos diez minutos por paciente. El acto médico tiene mucho valor (se ha perdido) y debemos prestigiarlo, porque la salud es lo más importante y valioso que tenemos.

Nuestros médicos residentes salen muy bien formados, pero las Administraciones sanitarias de las comunidades autónomas no les hacen contratos de estabilidad que supongan conciliación familiar y laboral, y a muchos los perdemos a pesar del esfuerzo de los tutores.

Hay muchas más soluciones para mejorar nuestra denostada Atención Primaria y hay muchos y muy buenos profesionales que quieren mejorarla. Pongámonos a ello. Pero pongámonos todos y todas. Pero pongámonos en serio.

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