Opinión

Le Pen

El triunfo de la extrema derecha en la primera vuelta de las elecciones parlamentarias en Francia

La extrema derecha de Marine Le Pen va camino de convertirse en el primer grupo de la Asamblea francesa. Con los resultados de la primera vuelta celebrada este domingo, dentro de una semana podría obtener hasta 230 diputados, lejos de los 289 de la mayoría absoluta. El actual presidente de la República, Emmanuel Macron, quiso hacer un Pedro Sánchez y le ha salido un Pere Aragonès. El adelanto electoral ha hundido a su partido a la tercera posición y en muchas circunscripciones deberá retirarse a favor del denostado Jean Luc Melenchon. De manera que en su papel de arbitraje, Macron tendrá en su mano promover una mayoría contra Le Pen aunque sea de una gran heterogeneidad o romper con el cordón sanitario y tratar de emparedar a Le Pen desde la presidencia y desde la Asamblea. No demos nada por hecho.

Lo que se va a materializar en Francia debería ser objeto de algunas reflexiones por parte del pensamiento único progresista: ¿hasta qué punto enarbolar el fantasma de la extrema derecha hablando todo el día de ella no ayuda a su expansión electoral? ¿han pensado en dedicar ese tiempo y esa energía a hablar de los problemas que colocan estos partidos en su agenda y que parece claro que preocupan a los electores? ¿no sería más preciso definir a Le Pen como una nacionalista? ¿no debería España sacar un poco de pecho y valorar el trabajo del PP en ese ámbito por el hecho de mantener la hegemonía en la derecha en España con posiciones más razonables, por ejemplo, en materia de inmigración?

Le Pen avanza electoralmente en base al tópico de Francia para los franceses, pero no se atreve a plantear un "Frenchxit". Solo hay que ver lo que está pasando al otro lado del Canal, para entender que el día que gobierne, igual la próxima semana, acabará como Meloni: sacrificando los grandes principios por un par de puestos en la Comisión Europea. Quizás ha llegado el momento de llamar a las cosas por su nombre y dejar el concepto de extrema derecha para las clases de historia. Banalizarlo no hace otra cosa que alentarlo electoralmente.

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