Opinión

Biden habla como si fuera futbolista

El primer debate entre los candidatos a la Presidencia de EE UU

No es la edad, porque Joe Biden se expresa como un futbolista de 25 años, al que los drogadictos del balón escuchan arrobados como si fuera la segunda venida del Mesías y nadie exige que lo expulsen de la Selección. Tampoco es el debate, porque el presidente estadounidense se mantuvo a su nivel habitual. Solo pudo defraudar a quienes esperaban una resurrección de cine de James Stewart o Gary Cooper, por citar a dos actores muertos. No es el lenguaje, porque fue el Demócrata quien acusó a su rival de acostarse con una actriz porno mientras su esposa estaba embarazada, y de pesar diez kilos más de los que confiesa. Que tomen nota los plañideros de que el discurso político español se ha despeñado hacia el libertinaje.

El problema del debate miliar es que Donald Trump estuvo mejor de lo esperado, por lo que abrió el abismo entre los adoctrinados espectadores de la CNN desde un 55/45 a un 66/34, siempre a favor del primer presidente estadounidense ascendido a delincuente. Solo dos figuras en las antípodas han identificado el problema real, Steve Bannon entre los encarcelados y Barack Obama entre los hombres libres.

La clave del debate tantas veces citado es el valor definitivo que le adjudicó la audiencia. El mundo entero había aceptado de antemano el resultado, como si se tratara de la final de la Eurocopa. De ahí las socorridas excusas proferidas desde el pasado jueves, incluido el "una mala noche lo tiene cualquiera" emitido en público por el mismo Obama de antes. Evocaba sus tristes prestaciones en el primer enfrentamiento con Mitt Romney en 2012. La diferencia estriba en que Obama no deseaba ser presidente, y Biden no puede. Su última esperanza reside precisamente en Bannon, cuando le dijo a Trump en 2016 que "si las elecciones van sobre ti, pierdes. Si van sobre Hillary, ganas". El expresidente se ha quedado sin parachoques, mientras el mundo debería plantearse qué ocurre si el Donald es en realidad un moderado por comparación con sus desaforados seguidores.

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