Opinión

Un colaborador necesario e imprescindible

La semblanza de un hombre muy querido con gran habilidad para concitar acuerdos

Intentar escribir en unas líneas las emociones que se agolpan en estas horas malditas es sumamente difícil; más aún cuando te falta el colaborador necesario e imprescindible que era Carlos Rodríguez de la Torre. Pero no solo era eso: fue un amigo.

Carlos Rodríguez de la Torre apareció en mi vida cuando, hace ya seis años, Fernando Fernández-Kelly me planteó presentarme como candidato a presidir la Cámara de Comercio de Oviedo. Nos puso en contacto mi amigo y abogado Ramón Robles, quien me habló maravillas de Carlos. Recuerdo una frase: "Es de los que te puedes fiar". Ramón no se equivocó. Pronto formamos un equipo con Fernando Villabella en la secretaría general. Fue precisamente Villabella la última persona con la que Carlos habló, por teléfono, al encontrarse indispuesto cuando viajaba en tren al trabajo, desde Avilés a Oviedo.

Han sido seis años de intensa colaboración en la que con Carlos tejimos una red de proyectos y sueños. Su habilidad para consensuar y su don de gentes eran el motor que impulsaba nuestras iniciativas. Desde la secretaría general en la Cámara de Avilés hasta la coordinación en la Cámara de Oviedo, su trabajo siempre estuvo marcado por la suma y el consenso. Ayer mismo, su querida Luisa me recordaba las conversaciones que Carlos y yo manteníamos a cualquier hora para organizar algún evento, preparar discursos o realizar gestiones.

He recibido cientos de mensajes y pésames de muchas personas e instituciones, lo que corrobora que era persona muy querida. Todo el mundo conocía su pasada actividad política y su militancia en el PP, pero Carlos siempre ha tenido el respeto y el cariño de personas de todos los espectros ideológicos: era quien que concitaba acuerdos, un hombre de la Cámara.

Querido Carlos, hoy la Cámara y yo estamos de luto, pero tu trabajo y tu legado perduran y continúan adelante. Proyectos como la oficina económica de Madrid y la reunión de las cámaras de la macrorregión atlántica son testimonio de su incansable esfuerzo, y en honor a ti dedicaremos a ello nuestro trabajo y tesón para que sean un éxito, como tú deseabas.

Para Luisa y sus hijos, Javier, Jorge y Cristina, va todo nuestro cariño, con el reconocimiento hacia vuestro esposo y padre. Se ha ido un buen asturiano que siempre defendió el interés general de nuestra tierra, con compromiso hacia ella y sus gentes, desde sus amadas Cámaras de Comercio.

Descanse en paz.

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