Opinión | Para cambiar

Pierden casi todos

La OPA hostil del BBVA para hacerse con el Banco Sabadell

La OPA del BBVA al Banco Sabadell empezó siendo amistosa para –dada la negativa a aceptarla por parte del consejo de la entidad catalana debido a considerar infravalorado el banco y sus perspectivas de futuro– acabar, desde el 9 de mayo, siendo hostil aunque, si observamos la sorprendente foto que ilustra este artículo, uno se pregunta si acabará volviendo a ser amistosa otra vez.

Hay que comprender que la instantánea ha tenido lugar durante la celebración de un encuentro institucional en la sede de Economía y, lógicamente las reglas de la educación y el ceremonial requieren estar a la altura y ser cortés con el enemigo, aunque hubiera sido suficiente con un frío apretón de manos protocolario y no con efusivos abrazos y abiertas carcajadas que han levantado suspicacias. La verdad es que esa excesiva cordialidad por parte de Oliu, a muchos accionistas nos ha dejado un poco desubicados.

Desde el comienzo de la operación, hay una especie de guerra de propaganda por ambas partes con declaraciones contradictorias atacando al rival, en la que diferentes actores, incluido el Gobierno, han ido tomando partido, a favor o en contra, dando lugar a una hemorragia diaria informativa que, todo hay que decirlo, ha terminado produciendo confusión en la opinión pública que ya no sabe con seguridad si la OPA es una operación buena o mala para España, para los accionistas, los clientes y los trabajadores de ambos Bancos. Mi modesta opinión es que, probablemente, la mayoría de todos los involucrados acabarán perdiendo con esa oferta hostil.

¡Ojo!, como fracase la operación, Torres –que el próximo año tiene que ser reelegido– puede tener problemas

Como institución financiera, el Sabadell puede perder gas durante el proceso debido al descuido de la actividad comercial. Los equipos, seguramente no se ven motivados y, ante la incertidumbre, ralentizan la captación de negocio (¿qué va a ser de mi?) y como consecuencia, también los accionistas pueden ver truncadas sus expectativas por la ruptura de la excelente marcha bursátil que marcaba el valor antes de la OPA.

También pierden –mas de un 12%– los accionistas del BBVA desde el principio de la operación y seguramente van a dejarse mas pluma con la ampliación de capital que se decidirá hoy, 5 de julio. Escribo esto el domingo 30 y no se que pasará.

Pierden asimismo los empleados del Sabadell, porque si se consuma la fusión sobran –no me equivoco– el 50% del personal en los dos siguientes años.

Pierden también los empleados de BBVA porque aprovechando el ajuste también se llevará a cabo una limpia en sus filas. Además, no hay que olvidar la reducción del 40% de la red de oficinas resultante. Tampoco en esto me equivoco.

Durante el proceso, perderán clientes ambas instituciones porque muchos se irán a otros bancos que ya están pescando en río revuelto y, el BBVA, para hacer rentable el ahorro de los cacareados 850 millones de sinergias con la operación, además de la reducción de costes, tendrá que aumentar las comisiones por servicios que acaba pagando el cliente.

En general, pierde el mundo financiero y los ciudadanos porque se elimina una parte de la competitividad al reducirse el mercado. Por otra parte, Hacienda recaudará menos impuestos que si operaran los dos bancos por separado

Lo cierto es que la OPA parece haberse quedado vieja y poco operativa pues el pago con acciones (papelitos que algunos en Asturias llaman babayinos –BBVAyinos–), al cierre de junio, había reducido la relación de intercambio a una prima del 7%, lo que significa valorar el Sabadell solamente el 51% de su valor en libros.

Entonces, ¿a quien beneficia esa OPA? Al parecer, a la alta dirección del BBVA que, con demasiada exposición de negocio en países emergentes e inestables –Turquía y México–, después de vender el negocio retail en USA, quiere equilibrar geográficamente su fuente de ingresos con la absorción del Sabadell. Aunque, ¡ojo!, como fracase la operación, Torres –que el próximo año tiene que ser reelegido como consejero– y su equipo es posible que tengan problemas para continuar.

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