"Llámame Pedro"

Hay quien augura en el Principado una futura relación extraordinaria con Pedro Sánchez gracias a Adriana Lastra. Alejandro Calvo, consejero de Fomento y persona cercana a la nueva delegada del Gobierno en Asturias, cree que el nombramiento de la riosellana supondrá a partir de ahora una interlocución privilegiada con el Gobierno central, algo que dicho así e independientemente del grado socialista de seguidismo parece ser no existía como tal. Está por ver en qué se traducirá esta conectividad pero nunca es demasiado temprano en política para lanzar las campanas al vuelo por la nueva era que se vaticina. Adrián (Barbón), presumiblemente, estará satisfecho por lo de Adriana (Lastra), que coincide, además, con el apoyo social unánime al nuevo plan de infraestructuras. No se puede pedir más.

El optimismo sobre el feliz porvenir asturiano está basado, intuyo, en la cercanía que durante tiempo mantuvo el presidente del Gobierno con Lastra, leal a Sánchez desde la primera hora y vicesecretaria general del partido durante cinco años. Es cierto que, más tarde, esta pareció distanciarse por razones personales, sospecho que también políticas, de la primera línea. Pero ha vuelto como una versión cristalina del Guadiana. Otros sanchistas de pura cepa y de la vieja guardia, en cambio, quedaron en el camino por diferentes motivos. Los hay, incluso, que han salido por la chimenea. La política profesional, en términos digamos de conjunto, se resume en estar cerca en un primer plano, quedarse en el medio o no salir en la foto. Adriana, en estos momentos, está en la foto de familia: eso resulta indudable por la forma en que se produce el relevo asturiano en la Delegación del Gobierno, y por la ilusión que, además, inspira entre los suyos la flamante delegada.

Una muestra inequívoca de esa confianza se puede extraer fácilmente de las palabras publicadas por este periódico con las que el propio Sánchez anima a Lastra a seguir llamándolo Pedro en vez de Presidente.

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