Opinión

Cambios de estado en el Estado

Aunque el polo de Moncloa ha recuperado apresto y aparenta solidez, puede licuarse en cuanto uno de sus socios, enemigo declarado de un Estado sólido, tenga un calentón. En cuanto a su socio de gobierno por la izquierda, que incluye una vicepresidencia, se ha licuado ya, amenazando pasar a estado gaseoso. Por su parte, la desleal oposición está viendo disolverse su alianza con la derecha extrema que, tras el último golpe de calor del líder, muestra anchas grietas en sus bloques de hielo. Ese mismo fenómeno político amenaza procesos en cascada de licuefacción de gobiernos autonómicos y locales que habían cristalizado en la fase álgida del gélido temporal antisanchista, alguno de los cuales es ya un iceberg navegando a su aire. Semejante liquidez en las gobernaciones del Estado sería alarmante de no ser por la gente, más atenta a la solidez de la Roja mañana en Berlín, a las 9.00 p.m.

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