Opinión

¿Pero qué gobiernos son estos?

Las supuestas discrepancias de IU y Sumar con las decisiones colegiadas de los ejecutivos de los que forman parte

No se preocupen, no les hablaré de la amnistía –ese acto de puro altruismo, destinado, no, como se dice, a conseguir siete votos para continuar don Pedro en el Gobierno, sino para pacificar Cataluña y dar estabilidad a su política, en bien de los catalanes–; no, por tanto, de Bolaños –el telefonista de Waterloo– ni de Pilar Alegría –la mitineadora tras cada Consejo de Ministros–; tampoco de doña Begoña Gómez, la bien espistolada, ni de sus afanes por conseguir desde un despacho de la Moncloa una cátedra en la Complutense. (Qué envidia, por cierto, el hallazgo de Juan Soto Ivars: "In dubio pro Bego").

No, de otros miembros y otros gobiernos. Del asturiano, por ejemplo. Martes, 19 de diciembre de 2023. El Ejecutivo de Barbón concede la Medalla de Asturias a la Princesa Leonor de Borbón y Ortiz al llegar esta a la mayoría de edad. ¿El Gobierno? No, una fracción del Gobierno, el consejero por IU, don Ovidio Zapico, se ausenta para no tomar parte en la decisión.

¡Uy! ¡Qué delicadeza, qué exquisitez en relación con sus principios y sus votantes! ¡Ah, pero es igual, la decisión es también de él y de IU, de nada vale el sofisma teatral, porque las decisiones del Gobierno son del cuerpo entero, no de una parte! De modo que la única forma que habría tenido para no participar habría sido la de romper y salir del Gobierno.

¿Se acuerdan de la fábula de Micifuz y Zapirón, al final, cuando dudan, tras comerse un capón, si comerse, también, el asador?: "¿Lo comieron? ¡No, señor! / Era caso de conciencia". Pues igual les ocurrió al señor Zapico y su conmilitonancia. No lo dejaron: era caso de conciencia.

Por angustiosos trances de conciencia semejantes pasaron en su día las ministras de Podemos, Ione Belarra y Montero, y el ministro de IU, Garzón, el 31 de octubre de 2023. Ocasión: jura de la Constitución de la Princesa Leonor al cumplir la mayoría de edad. Actitud: no asisten al acto.

No se les escapa a ustedes que, sobre ser una evidente falta de educación, esa conducta es de una hipocresía hipopotámica: usted forma parte del Gobierno, usted participa en las instituciones del Estado. Pero, al margen de eso, si no le gustan las decisiones del Gobierno del que forma parte, coja el portante y despídase.

Lo de Sumar, actualmente en el Ejecutivo de España, tiene también sus perendengues. 16 de abril. El Gobierno, es decir, el Gobierno en reunión y acto de Gobierno, aprueba una partida extraordinaria de 1.130 millones para gastos militares. 27 de mayo, los miembros de Sumar del Gobierno, doña Yolanda –la que pide una Palestina desde el río hasta el mar, esto es, la aniquilación de Israel, y después dice que no sabe lo que decía– y Urtasun –el descolonizador–, afirman que no sabían que ese dinero iba destinado a armamento para Ucrania, con lo que están en radical desacuerdo: ellos son partidarios de la paz de Putin.

¿Los engañó don Pedro? ¿Sabían de sobra lo que acordaban y ahora disimulan diciendo que no lo sabían? En cualquier caso, solo hay una salida decorosa: abandonar la habitación caldeada para volver a la intemperie.

"Lo comieron? ¡No, señor. / Era caso de conciencia", que concluye la fábula de Micifuz y Zapirón, los gatos fartonos, ma non troppo.

Oigan, no tiene nada que ver, pero en el Congreso de los Diputados un menú de dos platos, bebida y postre cuesta 6,45 euros.

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