Opinión

La burocracia que para la mina de Salave

El proyecto para volver a explotar el yacimiento aurífero de Tapia

José Antonio Sáenz de Santa María Benedet es geólogo 

Permítame el lector que exponga algunos hechos de interés. El yacimiento de oro de Salave, explotado en superficie durante el Imperio Romano, es uno de los más reseñables de la Unión Europea, con leyes minerales importantes. Se sitúa en un cuerpo granítico, aflorante en el pueblo de Salave, encajado entre las pizarras paleozoicas tan características del occidente asturiano. No existen acuíferos importantes en esta zona dada la naturaleza impermeable de los terrenos. Además del oro, se conocen también aquí numerosos indicios de sulfuros metálicos de otros metales (cobre, wolframio, molibdeno, antimonio, etc.) de interés estratégico para la economía de la Unión Europea.

Se da la circunstancia de que, con objeto de avanzar en la transición energética que la Unión Europea ha planteado para disminuir el consumo de combustibles fósiles, se hace necesario utilizar elementos químicos que, hasta ahora, no tenían uso. Hoy día, se usan en dispositivos electrónicos, redes eléctricas, motores eólicos, baterías eléctricas, placas fotovoltaicas, tecnología militar, etc. En estas aplicaciones se utilizan estos metales incluido el oro. En su teléfono móvil, el lector tiene 0,03 gramos de oro lo que implica que, en España, circulan por ahí unas 900 toneladas de oro en los diferentes dispositivos electrónicos que manejamos. La electrificación económica implica que, en 2040, se deberá cuadriplicar la producción anual de cobre para la instalación de nuevas redes eléctricas hasta los 40 millones de toneladas.

La Unión, con sus políticas de medio ambiente ha generado una normativa muy restrictiva que junto con la presión de organizaciones ecologistas y otras asociaciones civiles, ha dado lugar al progresivo abandono de la minería europea en favor de la de terceros países cuyas normativas de medio ambiente y el respeto a los derechos humanos son muy cuestionables. Hoy nos encontramos con una dependencia casi total de países (China, Rusia, Congo, etc.) cuya fiabilidad deja mucho que desear. Por ello, la Comisión ha definido determinados elementos muy necesarios en nuestra economía como estratégicos y críticos. También ha instado a los países miembros, mediante la reciente Raw Materials Act, a investigarlos e iniciar su producción para disminuir la dependencia respecto de países terceros inestables cuando no adversarios.

España podría desarrollar una minería moderna, respetuosa con el medio ambiente

En medio de esta coyuntura, España es uno de los países comunitarios con más posibilidades de exploración y explotación minera de elementos estratégicos y críticos. España podría desarrollar una minería moderna, respetuosa con el medio ambiente (hay muchos ejemplos de minas recuperadas en nuestro país) y necesaria para la economía global de la Unión Europea. Lo único que frena el avance en este campo son los largos tiempos que requiere la tramitación administrativa de proyectos mineros, la inseguridad jurídica que existe en el sector pues las empresas, aun cumpliendo con toda la normativa, no pueden anticipar cuando les van a dar los permisos o si les impondrán nuevas exigencias.

Un ejemplo de lo dicho es el proyecto minero de Salave. Desde mi experiencia en minería, se trata de un proyecto muy bien investigado y diseñado, con un acceso de unos 1.000 m mediante un plano inclinado al yacimiento que se explotara en subterráneo dejando un macizo de 50 m entre la parte superior de la nueva mina y los lagos de Silva que constituyen el fondo de corta de la explotación romana. Se conserva así la antigua explotación. Si se me permite un inciso, la mina romana de Salave es un recurso turístico y cultural de primer orden que se encuentra en un lamentable estado de abandono. La explotación por cámaras y pilares del yacimiento permitirá extraer volúmenes de roca mineralizada que serán tratados en superficie mediante concentración mecánica de los minerales de interés, regresando los estériles al interior para rellenar los huecos creados. Se prevé una duración del proyecto de unos 15 años. La mina no generará acumulaciones de escombro en superficie que, en cualquier caso, serán temporales y desaparecerán al final de la operación. Se trataran todas las aguas utilizadas en la operación y los escasos caudales procedentes del macizo rocoso. Al finalizar, las estructuras superficiales serán recuperadas y las fincas serán devueltas a su estado inicial.

Pues bien, después de muchos años de investigación y más de 20 años de tramitación administrativa, el proyecto de Salave se encuentra en un "bucle administrativo". Brevemente, por un lado, el Ayuntamiento de Tapia debe modificar el PGOU para considerar de uso minero los terrenos donde se emplazará la entrada a la mina y, por otro, el Principado debe emitir una DIA positiva del proyecto. El Ayuntamiento no tramitará la modificación hasta que el Principado no publique la DIA y el Principado parece ser que no publica la DIA porque el Ayuntamiento no modifica el PGOU. Existe, además, una sentencia del Tribunal Supremo, incumplida por ambas administraciones, en la que se dice que ambos procesos deben ir en paralelo y que uno no es previo al otro. A mayor abundamiento, el Principado ha publicado recientemente algunas DIA de proyectos en las que la modificación de los planes de ordenación no se estaba tramitando.

Toda esta desidia administrativa respecto a Salave se traduce en que Tapia de Casariego no tiene una instalación industrial con 200 puestos de trabajo directos y otros 800 indirectos, la empresa no puede iniciar la explotación para la obtención de unas 70.000 onzas de oro al año, Asturias no ve crecer ni su PIB ni su actividad económica y continua con su despoblación en las alas, España no puede colaborar a disminuir la dependencia de la Unión en materias primas estratégicas y críticas, etc. Como ve, lector, y siguiendo el refrán castellano, entre todos (aunque unos mas que otros) estamos haciendo un pan con unas….

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