Opinión
Los cuatro pilares de la Protección Civil
El ejemplo gijonés de preparación a la población para las emergencias
Si partimos del desarrollo normativo que justifica la protección civil en España debemos remontarnos a la Ley Reguladora de Bases de Régimen Local y su precepto que todos los ayuntamientos con más de veinte mil habitantes han de prestar dicho servicio, origen de su implantación.
A la par, en el año 1985 la Ley de Protección Civil en su cuarto fundamento aclara que el objeto principal es preparar a la población civil para las emergencias, así de claro.
Aquella ley remarcó la actuación en materia de Protección Civil: ordenar, planificar, coordinar y dirigir los distintos servicios relacionados con las emergencias a afrontar por la población, literal del texto.
Es más, con acierto el legislador avisaba de que "sería equivocado que la protección civil pretendiese crear servicios ex novo o sustituirlos…".
Con esos antecedentes y la dilatada puesta en escena del servicio con cuatro décadas a sus espaldas, la realidad declama su carácter altruista y volitivo siendo cuatro, también, los pilares que lo sustentan: participación, trabajo, constancia y discreción.
Pongamos el ejemplo local de Gijón, sin ir más lejos. En el organigrama municipal ha habido la figura del Director de Seguridad y Protección civil, ya no la hay.
Hasta que los profesionales de las emergencias hemos dado la voz de alarma para que el servicio de prevención, Salvamento de Playas y Protección Civil se integrase en Bomberos, cada sección iba por libre, esto consta en las actas del Servicio Contraincendios que pasó a denominarse "Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento" (SPEIS), desdoblando la figura del Jefe de Servicio.
El primero de los cuatro pilares, la participación, es el reto para que la ciudadanía se forme por prescripción previsora, es el espíritu de la Protección Civil.
Empezamos mal, pues, si los propios integrantes de Protección Civil reivindican formación y medios, a ver quién forma a la población como dice la ley.
El trabajo. Hay voluntarios de Protección Civil de Gijón que llevan décadas trabajando con vocación y voluntad a quienes se debería honrar y reconocérselo. Prestan servicios continuados apoyando a la Policía Local y Bomberos digno de premiarles, al menos con una de esas medallas de la villa, ya es tiempo, por sus servicios prestados. Eso se llama constancia o tercer pilar.
Por último la discreción, quizás la característica a destacar, siempre atentos, alertas y prestos al servicio de Gijón.
Que en Protección Civil de Gijón se reclamen desfibriladores y formación es una señal preocupante, y siendo la oposición quien lo pide, los que gobiernan al menos deberán justificar esta carencia.
La discreción está muy bien pero sin medios y sin formación esos cuatro pilares no aguantan el edificio que ya lleva cuarenta años en pie.
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