Algunos empresarios de turismo activo de la comarca oriental defienden la necesidad de regular la navegación en canoa por el Sella, a pesar de que la viceconsejera de Turismo, Graciela Blanco, afirmase en una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA que no se daban las circunstancias para una regulación porque la actividad no se encontraba masificada. Los empresarios matizan que, aunque los datos globales puedan indicar eso, lo cierto es que la masificación existe en momentos concretos del año, y reclaman que la regulación se extienda a todos cauces donde se trabaje con canoas, para que no haya "efecto rebote". Su primera sugerencia es que se establezca por consenso un número máximo de canoas por cuenca fluvial, en función de su capacidad y características.
"Hay varios empresarios de canoas que llevamos años pidiendo una regulación. Si bien es verdad que no son muchos días al año, en algunos el Sella está impracticable y se venden más "canoas de choque" -entiéndase que casi siempre vas chocando con otros clientes- que bajar el río disfrutando de la navegación y el paisaje a la vez que te diviertes", explica el riosellano Monchu Cerra, titular de la empresa La Piragua del Sella, con sede en Arriondas (Parres).
"Reconozco que es una cosa complicada de regular y nadie va a estar contento, pero todavía ayer -por el jueves- viendo la televisión salía gente hablando del Sella y decían que, cuando ellos bajaron, estaban continuamente chocando contra otras canoas. Esta es una imagen que se debería de evitar. Repito, que sería en días puntuales, porque tampoco hay una masificación de canoas toda la temporada como algunos quieren hacer creer, pero sí algunos días", matiza Cerra.
El pasado mes de agosto se registraron jornadas en las que alrededor de 7.000 turistas, repartidos en unas 3.500 canoas, contrataron los servicios que ofrecen las distintas empresas de canoas asentadas en la cuenca del Sella. Fechas coincidentes, por cierto, con la celebración del tradicional Descenso Internacional del Sella y el puente festivo de Nuestra Señora, que suelen ser los picos más altos de la temporada estival en la ribera del Sella y el área de influencia de los Picos de Europa. Y eso, siempre y cuando la meteorología acompañe, pues de ser lluvioso el tiempo reinante la cosa merma de manera considerable.
"Yo quitaría al menos un treinta por ciento de canoas a cada empresa. Además, no dejaría ponerse a más empresas, pues de otra manera acabaremos con el negocio. Resulta peligroso en días puntuales por su masificación. Por si fuera poco, ciertas empresas están tirando canoas a bajo precio, con mala calidad del servicio, ya que les interesa más el volumen que la calidad y el precio. En mi opinión se está devaluando el producto. No es posible que estemos como hace 25 años", dice Gonzalo Llamedo, propietario de la firma Sellastur.
"De lo que se trata, de llegarse a una regulación, es que estaríamos en igualdad de condiciones todas las empresas que nos dedicamos al turismo de navegación. Bajarían menos canoas y a precios razonables. No todo es echar 'plásticos' por echar. Aquí, en el Sella, hay empresas con capacidad para 500 o 600 personas que no les interesa la regulación, solo el volumen de gente, incluidas las típicas despedidas de solteros y solteras, al precio que sea. Y así no se puede", asevera Llamedo. "Pero, para el bien general y el buen funcionamiento y con vistas al futuro, lo mejor es regularlo, eso está claro", sentencia ese empresario parragués.
Otro tema espinoso que afecta al sector es el de los residuos y basuras que se acumulan en la ribera. Bien es cierto que, en ocasiones, las propias empresas de turismo activo y algunas otras asociaciones llevan a cabo campañas de limpieza para sensibilizar a la gente. Pero, en ese apartado concreto, todavía queda mucho por hacer en pro de ofrecer mejor imagen turística en esta zona del Oriente.
