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Los recolectores de ocle de arribazón piden pactar los precios de sus campañas

Una veintena de trabajadores se concentra en Barru para exigir la continuidad digna de su actividad, en guerra con el arranque de algas

Un grupo de recolectores de ocle, junto a sus tractores, en la playa llanisca de Barru. EVA SAN ROMÁN

Los recolectores de ocle de arribazón quieren pactar los precios para sus campañas, que se cumplan "a rajatabla" los cupos de los barcos que recogen las algas con el método del arranque y que su futuro tenga signos de garantía "porque están burlándose de nosotros y desde que entró el arranque nos ningunean, apenas nos compran y, cada vez, nos pagan a menos las algas que recogemos de forma natural".

Una veintena de recolectores de arribazón se concentró ayer con algunos tractores en la playa de Barru (Llanes) para reivindicar su papel en la economía local y, por ende, la importancia de su continuidad, tras una campaña con precios "irrisorios" que han hecho que la actividad de arribazón caiga en cuanto a número de recolectores.

"Del arribazón viven más de 200 familias, no sólo es la recogida del ocle, son las tiendas de recambios, los talleres, los establecimientos de alimentación e incluso las guarderías, la actividad que hacemos no sólo beneficia a quienes la practicamos, también repercute en nuestros vecinos, porque el dinero que ganamos trabajando se queda aquí", explicó Fernando Abad, fundador de la Asociación de ocleros del Oriente. Y eso, apuntó, "no sucede en el arranque, que aunque sí trabajen en ello muchas familias, sólo dos son de la zona", criticó.

Ellos, los ocleros que recogen las algas que llegan a las playas, "estamos aquí para demostrar que el sector del arribazón sigue en pie, activo, nosotros intentamos y queremos seguir, pero necesitamos que nos permitan hacerlo, que se den cuenta de que este sector es importante", abundó el presidente del colectivo, Juan Carlos González.

Piden pues responsabilidad a los gestores y a los trabajadores del arranque porque está en juego no sólo su futuro, sino también su inversión. "Antes se iba a ocle con un carro y un caballo, pero nosotros ahora hemos hecho de esta actividad algo serio, supone la mitad de nuestra economía, y tenemos miles de euros invertidos en maquinaria para que esta actividad sea ahora algo a denostar, no podemos seguir sin garantías", abunda Abad.

Pero al frente, no hay respuestas claras, "lo único que nos encontramos es que nos están echando abajo, muchas disculpas y nada en firme. Parece que sólo pretenden quedarse con el arranque y no quieren ya el arribazón, la nuestra es una actividad sostenible, recogemos lo que nos da la mar y el impacto medioambiental es nulo", subrayan en detrimento del arranque, que cuenta con detractores ecologistas que lo califican de perjudicial para el fondo marino.

"Los recolectores del arranque entraron por la puerta de atrás en silencio, les permitimos la entrada con la condición de que las dos actividades fueran rentables, el primer año fue bien, el segundo comenzaron a bajar nuestros precios, el tercero casi no hubo compradores y este año ha habido gente que ha tenido que dar su recolección a sesenta céntimos porque sencillamente les hace falta el dinero, pero que está muy por debajo de lo que nos cuesta recogerlo", afea el oclero.

Los de arribazón no quieren que el arranque desaparezca, pero tampoco quieren "ser una burla". "Estamos más por la labor del control que de la parálisis, pero un control real", advierten. De no ser así, "aún nos quedan más peldaños por subir para lograrlo, y lo haremos" si esta campaña, que empieza el miércoles, no se cumplen los cupos.

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