Manuel Sánchez Blanco, "Linín", 28 años recién cumplidos, cocinero de profesión –trabaja en su negocio familiar, el Mesón Rincón del Castañu, en Arriondas-, aprovecha sus ratos libres para dedicarse a criar pitas en el núcleo rural de Coviella, en término municipal de Cangas de Onís, incluso cuenta con perfil propio en una conocida red social, bajo la denominación "El gallinero de Linín". Actualmente cuenta con alrededor de cincuenta picos en el corral, sobresaliendo un buen número de la raza autóctona asturiana Pita Pinta, además de diez ocas. 

"Hace tres años empezamos un amigo y yo haciendo una incubadora, con un armario de cocina que encontramos el ultimo martes de mes –coincidiendo con la recogida de enseres por la zona-. Cogimos también el motor de un microondas y nada más tuvimos que comprar el termostato. El micro lo encontramos en Cangas y las cajoneras, una en Arriondas y la otra en Coviella. Después, adquirimos unos huevos por Internet y a los 21 días salieron de 60 huevos 50 pollitos", explica Linín. 

 "Extranjeras tengo Wyandotte Enano, de los Estados Unidos; Sedosa de Japón; Pekín, que procede de China; Araucana, que no sé exactamente de dónde es, pero su peculiaridad es que pone los huevos azules. De razas españolas, poseo Flor del Almendro, en dos variedades (aperdizajo y porcelana), originaria de Cataluña; Castellana negra que como indica su nombre tiene su origen en Castilla, y por último, pero no menos importante, la Pita Pinta, en dos variedades por el momento: blanca y negro moteado en blanco", matiza. 

Manuel Sánchez Blanco, "Linín"

Manuel Sánchez Blanco, "Linín"

           Sánchez se ha tomado la crianza de pitas como un hobby: "Me encanta sacar pollitos adelante desde recién nacidos hasta grandes, mirar su alimentación y ver cómo van mejorando día a día. Hasta ver que ave te sale, siempre se pone mucha ilusión en alguna en particular y si la ves salir adelante, que vaya saliendo como te gusta. Por ejemplo, en Pita Pinta me gusta que tengan la cresta perfecta, que son de cinco a siete dientes, que se vea firme recta", señala.  

Lin, ya acudió a algún que otro certamen a concursar con sus pitas. "Empecé a concursar el año pasado cuando me hice socio de la A.C.P.P.A, y logré participar hasta el momento en dos eventos: en Alba de Tormes (Salamanca) y en Agropec, en Gijón, donde obtuve dos premios: un segundo en machos de Pita Pinta y un tercero en hembra de Pita Pinta. Premios que para mí supieron a gloria, al empezar el año pasado y todo. Este año, con lo del Covid-19, solo pude participar en Agropec, los demás concursos se suspendieron. Aún más, el campeonato de España que era en noviembre también se canceló". 

Manuel Sánchez Blanco, que sacó el Grado Medio de Cocina en el Instituto de Llanes, se siente "raposo" –gentilicio por los que se conoce a los nativos y oriundos de la localidad canguesa de Coviella-. "¿Un raposu cuidando un gallineru? Yo me siento raposu", zanja con una carcajada, mientras continúa atendiendo sus menesteres en el cuidado de las aves a las que tanto tiempo dedica en pro de mejorar las razas. Una afición que le absorbe mientras sopla aire otoñal por la ribera del Sella.