Una boda y un festival, todo es Riverland

El autor de la cuenta humorística CeciArmy ejerció como oficiante del enlace entre dos aficionados a la música urbana este fin de semana en Arriondas

Jairo Segurola

Disfrutar de la música en vivo, en un evento icónico y distintivo era la motivación de muchos de los que se pasaron por el "Riverland". Pero también hubo estrambóticas escenas, como la boda que ofició en el recinto CeciArmy, la cuenta de Instagram con más seguidores en España en materia de entretenimiento, cuya identidad real hasta hace unos meses era uno de los grandes misterios de las redes sociales. Este fin de semana se presentó en el recinto de Arriondas cual sacerdote para cumplir con la promesa que meses atrás realizó a una pareja de aficionados, también a través de su cuenta de Instagram, donde mueve decenas de seguidores de sus contenidos.

Para la mayoría de los asistentes, bodas aparte, el balance del festival era favorable. Un grupo de Madrid lo resumía así: "Mejoraríamos la organización en ciertos aspectos, pero como es normal en un festival con tanta gente; lo mejor siempre son los artistas cuando y el ambiente". En su caso, repetirían en una próxima edición , "pero con muchos arreglos, porque hay muchas colas", se lamentaron. Más propuestas. A un grupo palentino no hubo rincón del recinto que les quedara por disfrutar. "Hay muchas cosas que hacer, por ejemplo, montar en la noria".

Una boda y un festival, todo es Riverland

Un momento del concierto de Lunay. | R. F. / Jairo Segurola

Otra sugerencia que lanzaban aficionados asturianos era la posibilidad de que hubiera "más puestos de comida" en el recinto o "una zona de DJ para evitar los parones entre conciertos". Pero, como la organización de eventos no es una ciencia exacta y el cumplimiento de las fases no garantiza el éxito de la celebración, la planificación siempre lleva implícita una cierta incertidumbre. Es la que vivieron los responsables del evento en la primera jornada: monumentales atascos que colapsaron las carreteras de la zona por la llegada masiva de jóvenes. A quienes lo vivieron, les queda la experiencia: "Habla por sí solo, es un festival que merece la pena disfrutar". En su momento, Woodstock resultó ser un fracaso económico, pero fue el festival más grande de la historia, reuniendo a más de 400.000 asistentes en tres días. Desde entonces, los festivales han evolucionado, mejorado en infraestructuras y producción, hasta el punto de convertirse en una herramienta fundamental para la marca de los artistas. "Repetiría sin dudar", coincidían ayer quienes preparaban la vuelta a casa.

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