Homenaje póstumo en Arriondas a Celso "el de La Sifonería"

El acto fue organizado por el Ayuntamiento y la Banda de Gaites Conceyu de Parres, a la que pertenecía

Homenaje a Celso, "el de La Sifonería"

Homenaje a Celso, "el de La Sifonería" / Reproducción J. M. C.

J. M. Carbajal

J. M. Carbajal

"A Celso Fernández Sangrador que nos regaló su música y pasión por la vida iluminando todo lo que le rodeaba. Gracias por cada minuto regalado". Así rezaba el detalle con el que el Ayuntamiento de Parres, presidido por Emilio García Longo, junto con la Banda de Gaites Conceyu de Parres -a la que pertenecía-, rindió un sencillo homenaje póstumo, este pasado miércoles, festividad de Santa Rita de Casía, a Celsín "el de La Sifonería". Al emotivo acto, desarrollado en la Casa Consistorial, acudió su viuda Marga Cimentada, junto a sus hijas, María, Juana y Covadonga.

Por otro lado, continúa la recogida de firmas, impulsada por un grupo de amigos y vecinos de Celso "el de La Sifonería", fallecido el pasado 17 de marzo, para que la Corporación Municipal de Cangas de Onís dé su nombre "al Aula Magna de la Casa de Cultura, así como que, anualmente, se organice un acontecimiento cultural en Cangas de Onís en su recuerdo". De momento, las hojas para recabar adhesiones se encuentran a disposición en: confitería Peña Santa, Librería María José y Farmacia Reyes Comas, así como en el hogar del Pensionista "Bella Vista".

La iniciativa ciudadana, impulsada desde la calle San Pelayo, destaca de Celso Fernández Sangrador "su gran labor como dinamizador de la vida canguesa, unido a la incansable disposición hacia todo aquello que pudiera engrandecer su pueblo". Además, el objetivo de esa recogida de firmas es que su tarea altruista en pro de Cangas de Onís no caiga en el olvido y sea, asimismo, "un referente para las futuras generaciones".

"Celsín", como también se le conocía, contaba 76 años de edad. Cangués de pro, era muy querido en la comarca, dejando huérfana "su" calle San Pelayo, corazón de la vieja capital del Reino de Asturias. Ahí, en esa populosa vía canguesa –actualmente semipeatonal– nació, justo encima del lugar que ocupa La Sifonería. Desde que era un niño, con apenas 11 años, hubo de dedicarse a ayudar, tras fallecer su progenitor, en el negocio de elaboración de sifones y gaseosas.