¿Para qué sirve un Alcalde?

Antonio Trevín

Antonio Trevín

El subconsciente nos juega en ocasiones malas pasadas. El actual regidor llanisco, pretendiendo defender su gestión, la palabra que más pronunció fue: escombros. Nada mejor resume su mandato.

Es oportuno preguntarnos para qué sirve un Alcalde. De las muchas contestaciones posibles, bastantes coincidirán en: para que al abrir el grifo salga agua en cantidad y calidad adecuada; para acceder a una vivienda social o adquirir una vivienda protegida; para tener una sensación razonable de seguridad ante posibles robos en domicilios; para que las calles y los caminos estén limpios, sin basura ni maleza; para evitar el deterioro temporal o irreversible de edificios y equipamientos públicos...

De todo ello, el gobierno de Vecinos y el PP, puede presumir de poca cosa. Más bien tienen mucho de que avergonzarse. La empresa concesionaria del abastecimiento de agua lo deja claro desde hace siete años: "Dado el grave estado de deterioro y antigüedad en la red (se refiere a la macrotraída) supone un alto riesgo de desabastecimiento, incrementado en el periodo estival". Riesgo del que también alertan los vecinos de la Borbolla. La respuesta, a dichos problemas, del concejal popular competente, es para nota: si el agua es de la Borbolla el problema lo tiene dicho pueblo. Si el agua es del ayuntamiento (la macrotraída) el problema lo tiene el Principado. ¡Y punto!

El acceso a una vivienda social o la adquisición de alguna protegida es hoy la principal demanda de los llaniscos asalariados. En sus ocho años de gobierno municipal, Vecinos y PP no les han posibilitado ni una sola y han votado en contra de todas las iniciativas socialistas para impulsarlas.

Sobre limpieza y mantenimiento basta con darse una vuelta por calles y caminos del concejo para comprobar la desidia imperante. Eso sí, eviten en lo posible pasear por la calle Gutiérrez de la Gándara cerca del edificio municipal anejo a la parada de taxis. Caen de él cascotes. Amenaza ruina.

La situación de Llanes, es mucho más preocupante que en 1987 cuando me presenté, por primera vez, a la Alcaldía con una propuesta colectiva de desarrollo sostenible. Pusimos, con ella, los cimientos para un territorio con futuro, según la receta de Alejandro Portes, Premio Princesa de Asturias 2019: un sector turístico sólido, una oferta residencial de calidad y un nuevo puerto. Tres elementos que definen los territorios con mayor proyección y dinamismo.

Algunas de las realizaciones fueron calificadas, entonces, como lo hace ahora el actual regidor llanisco: megalómanas. Especialmente la ampliación del puerto. La ofensiva contra la misma la encabezó, entre otros, AVALL, asociación muy cercana al actual Alcalde. Obtuvo una contundente réplica: la mayor manifestación llevada a cabo en Llanes. La secundaron miles de llaniscos. De los pueblos y de la villa. Pescadores y ganaderos. Comerciantes y hosteleros.

Deseo volver a encabezar la candidatura socialista a la Alcaldía de Llanes. Con una renovada propuesta de futuro, participativa, basada en planteamientos sólidos y articulados, que respondan a las verdaderas necesidades de los llaniscos, y no a arrebatos y ocurrencias.

Teniendo en cuenta que la estrategia preelectoral del cuatripartito llanisco consiste en intentar "embarrar el campo", aprovecho para hacer dos precisiones. Primero, no tengo que defenderme de sus falsas acusaciones. Lo hice en el pasado y la justicia siempre me dio la razón. Segundo, tampoco caeré en la obsesión personal que Vecinos y PP evidencian, en cada pleno, sobre mí. Llanes pide a gritos un cambio y para conseguirlo no estoy solo ni trabajo solo. Somos muchas personas trabajando por él. Y no nos encontrarán en la confrontación personal que continuamente buscan.

Todo eso debe quedar de lado porque nuestro empeño es el futuro. Como sentenció Toquinho, el guitarrista y cantautor: "Aprovecho el pasado, pero no vivo en el pasado, es el pasado el que vive en mí".

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