Opinión

Mauthausen, fin de trayecto

Llaniscos que encontraron la muerte en el campo de concentración levantado por los nazis en Austria

Me decía el otro día José Ramón Martín Ardines, alcalde de San Martín del Rey Aurelio y gestor cultural del municipio minero, que lamenta no haber conservado una carta que, hace ya más de medio siglo, le entregó el cartero en la casa de sus abuelos en Nueva. Era un comunicado remitido desde la República Federal de Alemania, en el que se daba cuenta de una indemnización a la familia por el asesinato de su tío abuelo Luis Ardines Avín en el campo de concentración de Mauthausen. Aquella carta le hizo descubrir un turbador nexo con aspectos y vicisitudes de la Segunda Guerra Mundial. José Ramón era un mozalbete, y a partir de entonces empezaría a ver de otra manera, con una atención más subjetivamente enredada en el trasfondo histórico, las películas de guerra que daban en el Cine Virginia de Sotrondio.   

Luis Ardines Avín fue uno de los 7.200 ex combatientes republicanos internados en el "lager" que construyeron los nazis en Austria. La mitad de ellos encontró allí la muerte. El profesor de la UNED Benito Bermejo Sánchez, a quien conocimos en 2002 en un curso de la Universidad de Maryland en Llanes, viene ocupándose del estudio de ese apartado de nuestra historia. Junto a su colega Sandra Checa, es autor del “Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945)”. Descarnado de literatura, este trabajo aporta un extenso listado de nombres, agrupados por comunidades autónomas, y datos agregados que dan idea del itinerario seguido por las víctimas desde la derrota de 1939: huida a Francia, internamiento en arenales cercados con alambre de espino, invasión de la Wehrmacht, detención y traslado a campos de concentración alemanes. 

En el informe de Bermejo y Checa figuran cinco llaniscos, sobre los que ha indagado a posteriori José Luis Villaverde Amieva: Antonio Alonso Cueto, de Mestas de Ardisana, Manuel Sordo Ardines, de Quintana, Emilio Valdajos Fernández, de Llanes, José Llera Suero, de Barro, y el citado Luis Ardines, de Nueva. Sólo los dos primeros consiguieron sobrevivir. José Llera, labrador, llegó a Mauthausen en enero de 1941 y falleció diez meses después en el campo satélite de Gusen; Ardines, jornalero, ingresó en el campo en noviembre del mismo año y murió en octubre de 1942; Emilio Valdajos, tipógrafo, llegó a Mauthausen en diciembre de 1940 y murió en Gusen en junio de 1942. 

El nombre de Valdajos, en particular, despierta en mí recuerdos muy queridos. Me retrotrae a la época de mi Bachillerato en Valladolid, becado en un internado. Eran tiempos duros para un chaval de diez años lejos de casa, pero en ellos asomaba el sol cada domingo cuando la peluquera llanisca Lola Valdajos Martínez y su marido, Félix Gómez Rebollar, me llevaban a comer a su piso del Paseo de Zorrilla. Me esperaba allí un cocido de garbanzos, una sobremesa con “Bonanza” y, sobre todo, el calor de un hogar, en el que vivían también dos ancianos entrañables, testigos y supervivientes de guerras y avatares: Florencio y Maruja Valdajos Fernández, tíos carnales de Lola. 

Florencio había trabajado en la imprenta de El Oriente de Asturias. Una corbata de luto ponía acento a su viudedad. Ameno conversador, rememoraba sus tiempos en Niembro, donde había vivido con su esposa, y me hablaba de casi todo, pero en su relato estaba ausente siempre el martirio de su hermano Emilio. Eso quedaba sólo para sus adentros.  

http://higiniodelriollanes.blogspot.com.es

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