La movida vuelve poco a poco a las calles del Antiguo, pero las luces, la música y las copas -en ocasiones de más- también traen consigo la vuelta de los incidentes. Un joven herido tras ver cómo le rompían un vaso en la cara en un establecimiento de la calle Altamirano y el cierre forzoso de otro local de la calle del Peso que, según fuentes policiales, decidió saltarse la prohibición de abrir la pista de baile, protagonizaron los dos momentos más calientes de una noche en la que los agentes tuvieron que extremar las medidas para vigilar el cumplimiento de las normas de protección contra el coronavirus.

Eran las cuatro de la madrugada, cuando la Policía Nacional se vio obligada a atender una llamada de urgencia. Los agentes recibieron el aviso de que un joven había sido agredido en un bar de copas de la calle Altamirano. Una vez allí pudieron comprobar que el chaval tenía una brecha en la mejilla derecha. Los testigos apuntaron que le habían roto un vaso en la cara en medio de una disputa con varios participantes, con versiones dispares sobre el origen de la misma.

Los funcionarios decidieron identificar a los supuestos agresores y auxiliaron al chico que, por suerte, no sufrió daños de consideración y solo tuvo que ser sometido a una cura por los cortes ocasionados por los trozos de cristal del vaso estallado. Mientras tanto, varios jóvenes seguían con atención la actuación policial, en ciertos casos sin mantener la distancia de seguridad ni portar las mascarillas exigidas cuando no se puede guardar la consiguiente separación.

Tras un par de horas de relativa calma, los rotativos volvieron a sonar, en este caso, para denunciar un supuesto incumplimiento hostelero. La Policía Local dio orden de desalojar a 156 jóvenes que se encontraban dentro de una discoteca de la calle del Peso. Fuentes policiales apuntan a que los responsables se saltaron la obligación de no abrir la pista de baile y de mantener a los clientes sentados en sillas y mesas para evitar que entren en contacto con el resto de clientes. El atestado refleja que en ese momento no se estaba superando el aforo máximo, de 200 asistentes, pero sí se incumplía la prohibición de abrir la zona de baile.

La versión de la propiedad del local es muy distinta. Asegura que los clientes estaban o bien sentados o de pie, pero no estaban bailando "en ningún caso". El dueño del establecimiento asegura que las normas se siguieron a rajatabla y que prueba de ello es que solo se advirtió de la irregularidad sin llegar a interponer denuncia. Algo que choca con las afirmaciones de las fuentes de Seguridad Ciudadana, que apuntan al traslado de la propuesta de la sanción a la Delegación de Gobierno al ser este el órgano competente para imponer multas en relación a este tipo de incumplimientos.

La propia Delegación del Gobierno anunció esta semana que se intensificarán los controles y las sanciones a las conductas contrarias al marco legal establecido por la nueva normalidad. En el caso de la movida nocturna, la medida más controvertida fue la prohibición de utilizar las pistas de baile en unos establecimientos cuyo principal reclamo son precisamente esos espacios.

Algunos hosteleros de la ciudad aseguraron ayer a este diario que están poniendo "toda la carne en el asador" para cumplir "por el libro" todas y cada una de las exigencias de la administración, a pesar de que admiten muchas dificultades para establecer controles sobre los clientes, especialmente en las horas centrales de la noche cuando la afluencia a los locales puede ser masiva.

Por su parte, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están extremando la vigilancia en el Antiguo desde la noche del pasado sábado y para esta madrugada se preveían también operativos especiales que velasen por las medidas para evitar contagios, ante el temor a nuevos rebrotes de coronavirus como los que ya se están dando en varios puntos del país. "Si se produce un brote en un local muy concurrido puede provocar una expansión preocupante del virus", señalan fuentes municipales respecto a la preocupación existente de que alguno de los establecimientos reabiertos pueda convertirse en un foco de infección.