Pasos cargados de historia

La Semana Santa declinó en la ciudad en los años 60 con el desarrollismo franquista y el Concilio Vaticano II y resurgió en los 90

El Nazareno, en su primera salida en 1995.

El Nazareno, en su primera salida en 1995. / María José IGLESIAS

María José Iglesias

María José Iglesias

La Semana Santa de Oviedo, con siglos de historia desde el XVI, cuando el Concilio de Trento potenció las procesiones como método para evangelizar al pueblo, atravesó varias etapas hasta desembocar en el resurgimiento actual. Más de 3.000 cofrades, seis hermandades y diez procesiones componen hoy el entramado de la semana de Pasión, que llegó a tener hasta cuarenta hermandades de Gloria y Penitencia.

El análisis de la trayectoria de las hermandades evidencia que esa “falta de tradición” que suele atribuirse a la Semana Santa de la ciudad, y a la del Norte, en general, en contraposición con el sur de España, no se corresponde con la realidad. “Las celebraciones procesionales estaban arraigadas entre los ovetenses, que participaban activamente en ellas”, asegura José María Varas, hermano mayor honorífico del Cautivo y expresidente de la Junta de Hermandades.

El paso de la Sentencia, de la Hermandad de los Estudiantes. | Luisma Murias

Procesión de El Encuentro en los años 50. / María José IGLESIAS

Los primeros datos de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno se remontan a 1622. La hermandad, con sede en la iglesia de Santo Domingo, es la más antigua de las actuales. En 1652 se tiene noticia de una cofradía en la iglesia de San Isidoro, actualmente sede del Santo Entierro, y en 1662 la Cofradía de la Misericordia, con base en la desparecida iglesia conventual de San Francisco, obtuvo permiso para pedir todos los domingos de Cuaresma para ayuda de las celebraciones. En 1665 la tercera orden de San Francisco solicitó licencia para colocar pedestales en el calvario del Campo San Francisco. Con la Desamortización de Mendizábal, en 1836, llegó el primer gran declive. Hacia 1860 las procesiones regresaron, aunque los cronistas del siglo XIX ya lamentaban la pérdida de mucha tradición en la semana de Pasión. La Guerra Civil arrasó la ciudad y la actividad cofrade volvió a desaparecer. En 1939 regresó la actividad con la general del Santo Entierro, que se celebró hasta 1945. Hasta los sesenta brillan las hermandades de Los Carmelos , la de los Defensores de Oviedo, las que surgen en la Fábrica de Armas (Santa María la Real de la Corte), y desde 1952, la Celeste, Real y Militar Orden de La Merced en San Juan el Real, precursora de la Cofradía de Jesús Cautivo.

Pasos cargados de historia

Procesión del Silencio. / María José IGLESIAS

El nuevo parón llegó con el “desarrollismo franquista desde mediados de los años 60. “El cambio de mentalidad social y el bienestar económico, que propició la compra de segundas viviendas, hacía que se fuera abandonando la ciudad en las vacaciones de Semana Santa, entre otras causas, lo que nos llevó a contemplar las procesiones por última vez en la calle en 1968”, cuenta José María Varas.

En 1994 se refundó la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno en la iglesia de Santo Domingo y en 1995 las procesiones retornaron a las calles, añade Varas. En 1995 se constituyó la Archicofradía del Santo Entierro en la iglesia de San Isidoro, y en 1996, la Hermandad de Jesús Cautivo en la basílica de San Juan el Real. En la iglesia de Santa María la Real de la Corte nació en 2001 la Cofradía del Silencio. De 2007 data la Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Misericordia, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, María Santísima de la Esperanza y San Francisco Javier, “Los Estudiantes”, en la iglesia de San Francisco Javier. En 2012 surge la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, “La Borriquilla”, en San Pedro de los Arcos. En 1997 se constituyó la Junta de Hermandades y Cofradías.

Pasos cargados de historia

La Dolorosa frente a San Isidoro en los años 50. / María José IGLESIAS

“En los noventa se superaron determinados clichés de los sesenta y se perdió el miedo a salir a la calle; Juan Pablo II fue clave en ese sentido”, añade José María Varas, desde pequeño muy vinculado a la Catedral, donde fue monaguillo y uno de los primeros cofrades del Nazareno en 1995, donde fue diputado de Caridad. “Más allá de la religiosidad, la Semana Santa es arte, con una innegable estética que atrae a mucha gente”, señala.

Los cofrades ovetenses esperan que en 2022 toda esa belleza regrese renovada.