Devoción y revolución ártica

El Campoamor revive “Nanuk, el esquimal” en el centenario del filme, con un sexteto de cámara que arropó con vanguardia el título de Flaherty

“Nórdica Ensemble”, ayer, en el Campoamor, acompaña la proyección de “Nanuk, el esquimal”. | Fernando Rodríguez

“Nórdica Ensemble”, ayer, en el Campoamor, acompaña la proyección de “Nanuk, el esquimal”. | Fernando Rodríguez / Ch. Neira

Chus Neira

Chus Neira

Cien años se cumplen de “Nanuk, el esquimal”, el clásico de Flaherty considerado una de las primeras películas documentales de la historia, como señaló ayer en su introducción el cineasta Samu Fuentes, y la semana SACO celebró ayer el aniversario en el Campoamor con una proyección que no dejó frío a nadie. El sexteto “Nórdica Ensemble”, formación liderada por María Cueva, arropó este clásico del cine silente con un ropaje musical que viajó de los pasajes clásicos (menos) a los timbres y las texturas vanguardistas (más), combinando las composiciones de Raquel Rodríguez y George Crumb con grabaciones de campo y otros registros sonoros.

La película de Flaherty en la que se recrea la vida de Nanuk y su familia, con escenas tan icónicas como la construcción del iglú, no ha perdido en estos cien años su magnetismo, e incluso el juego de contrastes entre civilización y naturaleza que planteaba inicialmente parece haberse acentuado para el espectador actual.

La música del “Nórdica Ensemble”, dirigido por la pianista y antropóloga María Cuevas, osciló entre el acompañamiento narrativo, dejando transcurrir la acción del filme sin violencia, y las interpretaciones más alejadas, como en el tramo final, cuando a las dificultades de la familia de Nanuk para buscar refugio en medio de una tormenta la banda sonora añadió un relato de canibalismo y supervivencia entre una madre y un hijo esquimal.

La música que “Nórdica Ensemble” utilizó para acompañar la proyección incluyó “Luminiscencia”, de Raquel Rodríguez, y obras de George Crumb, un compositor experimental fallecido hace un mes a los 92 años que exploró en su repertorio nuevos timbres con instrumentos clásicos. Ayer en el Campoamor el sexteto (viola, violín, cello, clarinete, flauta y piano) encontró también momentos para la música improvisada, para jugar con la amplificación de sus sonidos y para acompañar algunas grabaciones de cantos y danzas de inspiración tradicional.

La producción de SACO cerró, con un largo aplauso a este “Nanuk”, una fin de semana marcado por los conciertos y las artes escénias que había inaugurado el viernes “Lagartija Nick” con su homenaje a la generación del 27.

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