Molina: "La muralla es un patrimonio esencial que ha sido maltratado y menospreciado"

El arquitecto de la restauración del cierre medieval de la ciudad sugiere crear una "marca" y nueva señalización e iluminación, entre otros

José Ramón Fernández Molina, en el centro, con Ángel Villa Valdés (izquierda) y Ramón Rodríguez.

José Ramón Fernández Molina, en el centro, con Ángel Villa Valdés (izquierda) y Ramón Rodríguez. / Irma Collín

La "desidia", aunque también algunas actitudes "recalcitrantes", son las principales causas de la pérdida de la gran mayoría de la muralla de Oviedo, pero también la evolución histórica y social de la ciudad, que convirtió a la fortificación en un objeto "obsoleto". Esas son algunas razones que el arquitecto José Ramón Fernández Molina, autor del proyecto de restauración del fragmento de 300 metros de muro conservado en la calle Paraíso, apuntó ayer en la conferencia que desarrolló en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). El ingeniero manifestó que la muralla es "un patrimonio esencial, que ha sido maltratado y menospreciado". Además de abordar la investigación, planificación e intervención de la construcción que cerraba el conocido como Oviedo redondo, la charla hizo las veces puesta de largo de Molina como miembro correspondiente de la institución cultural.

"El amurallamiento medieval ovetense nos colocó entonces y nos coloca, todavía hoy, delante de un espejo", estimó el arquitecto, poniendo en concordancia el Oviedo del siglo XIII con la ciudad que se fue desarrollando a lo largo de los siglos y la que tenemos hoy. Su responsabilidad como autor del Catálogo Urbanístico municipal, entre los años 2000 y 2006, fomentó un acercamiento "más intenso" a la realidad histórica ovetense, que desembocó en su interés por la muralla, edificada por orden de Alfonso X.

Molina hizo numerosas sugerencias para la protección y promoción de la muralla de Oviedo, de la que quedan ocho tramos y que conserva únicamente uno de los nueve arcos que tuvo otrora: el del Ayuntamiento. "En cualquier caso, estas operaciones deberán situarse en el contexto de planificación del casco histórico", especificó.

Algunas de las intervenciones serían de carácter más general, como una señalización patrimonial del perímetro y de las puertas. Para estas últimas, el arquitecto sugiere la implantación temporal de umbrales durante las celebraciones locales como medida de "gran impacto divulgador". En la misma línea recomienda implantar una "marca" que permita identificar al conjunto arquitectónico.

Estructuralmente, ha de mejorar el conocimiento de los terrenos colindantes a la muralla mediante el uso de protocolos arqueológicos y geotécnicos. El ingeniero hace especial mención a la revisión e identificación de la red de saneamiento de los edificios circundantes a Paraíso.

En el plano urbanístico, la propuesta de Molina incluye nueva iluminación monumental, la instalación de cámaras de seguridad y la reducción del tráfico rodado en la calle Paraíso, que recibiría una urbanización ad hoc. "Y la recuperación del acceso público para el camino de ronda", expuso, sobre el espacio existente entre el fragmento de Paraíso y los edificios en la parte interior del segmento. Estos se corresponden con la Casa Sacerdotal, el Conservatorio, la Cocina Económica y la Universidad de Oviedo.

El director del RIDEA, Ramón Rodríguez, y Ángel Villa, director de la comisión de Arquitectura de la institución, introdujeron la intervención de Molina, que agradeció su reciente estatus como miembro de la entidad. El arquitecto admitió la "emoción" que siente al integrarse en el organismo, lo que calificó como "un honor". "Asumo la responsabilidad y el compromiso de vincularme a esta institución", afirmó, agradeciendo a renglón seguido a su familia y algunos colegas de profesión que marcaron su carrera como Arturo Gutiérrez de Terán, Juan González y José Ramón Hevia González. Las dos premisas las cumplía su tío, César Fernández Cuevas, también arquitecto, que le abrió las puertas al mundo profesional en 1980.