Imparte una conferencia hoy en Oviedo | Joaquín Llácer Médico especializado en reproducción asistida

"El impacto emocional de la infertilidad es enorme, pero no hay concienciación"

"Los jóvenes están muy informados sobre evitar el embarazo y bastante poco sobre las consecuencias de posponer tanto la maternidad"

Joaquín Llácer, ginecólogo especializado en fertilidad humana y reproducción asistida.

Joaquín Llácer, ginecólogo especializado en fertilidad humana y reproducción asistida. / LNE

El doctor Joaquín Llácer (Enguera, Valencia, 1965) es ginecólogo y especialista en reproducción asistida con 30 años de trayectoria. Es vicepresidente de la Sociedad Española de Fertilidad y director médico de las clínicas Ginemed y Ginefiv. Precisamente estas últimas, a través de la directora de Ginemed-FIV4, Begoña Arnott, celebran hoy en el Ilustre Colegio de Médicos de Oviedo la jornada "Demografía y reproducción humana asistida", a las 18.00 horas. Llácer desarrollará una de las ponencias, centrada en la fertilidad y el retraso en la maternidad.

–¿Qué explicación hay al retraso para tener hijos?

–Había una encuesta del CIS sobre mujeres que no tenían. Los resultados concluían que hasta los 30 años se sentían jóvenes, entre los 30 y 35, que las condiciones socioeconómicas no se lo permitían, y a partir de los 35, porque no podían. La edad media del primer hijo está en los 32 años.

–¿Cuál es el perfil del paciente de tratamientos de fertilidad?

–Se ha diversificado mucho. Hace años eran mujeres con obstrucciones de trompa, trastornos ovulatorios o la infertilidad masculina. Ahora hay gente con problemas de subfertilidad, porque a partir de los 35 años la calidad de los óvulos disminuye. También hay nuevos modelos de familia que hacen que requieran reproducción asistida mujeres en solitario o parejas de lesbianas. Otro grupo son los que tienen algún trastorno genético hereditario que necesita descartarse en los embriones.

–Le gusta hablar de "salud reproductiva".

–Es muy importante. La población joven está muy informada sobre cómo evitar el embarazo, pero bastante poco sobre las consecuencias de posponer tanto la maternidad. Las decisiones que tomen las mujeres al respecto deben ser siempre conscientes.

–¿Los 35 años son un corte?

–Esa edad acota muy bien cuándo se acelera el declive de la fertilidad femenina. A los 38 la calidad de los óvulos desciende más y a los 45 la fertilidad es casi cero. Muchas mujeres, a día de hoy, buscan el embarazo en esas edades.

–¿Cuál sería la edad óptima?

–Entre los 20 y los 25 años, desde el punto de vista biológico. Desde el social, un embarazo a los 20 años es un drama.

–¿Qué tratamientos usan?

–La fertilización in vitro se ha generalizado como el que más probabilidades de éxito da y ha ido sustituyendo a la inseminación artificial. Fundamentalmente, porque la lucha contra la infertilidad es una lucha contra el tiempo. Cuanto más tiempo pasa, más riesgo de que los tratamientos no salgan. Muchos ya se hacen con donación de óvulos. La edad y la reserva ovárica –número de óvulos– influyen mucho en el pronóstico.

–Han evolucionado, pues.

–Estamos lejos de donde nos gustaría. Somos malos echando el reloj hacia atrás, pero sí que podemos pararlo. Las mujeres jóvenes pueden congelar sus óvulos y usarlos en el futuro con mejor pronóstico. También conseguimos que la reproducción asistida no se asocie con el embarazo múltiple. Ya solo transferimos un embrión, normalmente. La tasa de éxito es de un 50% o 60%.

–¿Y los varones?

–Muchas mujeres posponen la maternidad porque no encuentran la pareja adecuada y las rupturas hacen que tarden más en buscar el embarazo. La paternidad del varón también se demora mucho, pero su edad no es tan relevante en la evolución de la fertilidad. Hay pocos que se vean excluidos de la paternidad biológica gracias a técnicas como la microinyección espermática.

–¿La infertilidad es un problema de salud pública?

–Es uno de los más importantes. Me preocupa la sociedad y las personas con este problema. El impacto emocional es enorme y no hay concienciación de la gente que vive con problemas de esterilidad.

–La salud mental es algo que tener en cuenta.

–Después de los tratamientos oncológicos, los de fertilidad son los que más estrés producen. Muchas mujeres abandonan el proceso y se quedan exhaustas emocionalmente. No concibo un tratamiento sin un psicólogo que sea especialista en reproducción, más con los duelos genéticos.

–¿Qué es un duelo genético?

–Ocurre cuando la mujer o pareja no tienen un pronóstico mínimo y han de usar óvulos de donante. Es un paso complicado de dar y el apoyo psicológico es fundamental para asimilarlo.

–¿Cómo ven el tema demográfico los médicos?

–Es colateral a la infertilidad y algo que ha hecho que se despierte interés por ella y visibilizado el problema. Los demógrafos son los que nos dicen que estamos ante un reto que no había existido antes.

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