David González, director de Sekuens: "El impacto en Asturias de la industria militar es capaz de transformar el modelo productivo"

"El centro tecnológico de Defensa será de desarrollo e innovación, dará respuestas a las fábricas a nivel europeo y podrá tener más de 300 trabajadores"

David González, en la sede de Sekuens, en Llanera.

David González, en la sede de Sekuens, en Llanera. / Irma Collín

Chus Neira

Chus Neira

La Agencia asturiana de Ciencia Sekuens ha sido testigo privilegiado, esta semana, como organizadora, junto a UGT, de las jornadas sobre la industria de la Defensa en La Vega, de los anuncios sobre el relanzamiento del sector militar en Asturias. Su director, David González, ha seguido muy de cerca las negociaciones previas que han hecho posible tanto que el grupo Escribano decidiera instalarse en la región como que el Ministerio de Margarita Robles confirmara la puesta en marcha de un centro tecnológico vinculado a la industria militar.

–¿En qué momento identifica el Principado esta oportunidad de reforzar el sector de la industria de la Defensa? ¿Cómo ha vivido usted este este relanzamiento del sector?

–La industria de Defensa lleva, históricamente, mucho tiempo en Asturias, y antes de que comenzara la guerra de Ucrania nosotros ya teníamos identificado que era un sector altamente tecnológico. Se habían hecho ya dos o tres proyectos, teníamos a Santa Bárbara, Expal, aunque todavía no con Rheinmetall... Pero estábamos viendo, cuando íbamos a Bruselas, que el sector de Defensa empezaba a definirse como estratégico en Europa.

–No estaba todavía en Sekuens, pero ya trabajaba en estos proyectos.

–Sí, estábamos trabajando con la Consejería de Ciencia desde Idonial.

–Identificaron el sector como estratégico y ¿qué sucedió?

–Vimos había más empresas de las que esperábamos en Asturias que estaban registradas en la dirección general de armamento y trabajaban en el i+D. Tuvimos una reunión con el Delegado de Defensa, el coronel Juan Luis González, y él también nos transmitió que en Asturias había una base suficiente de empresas tecnológicas que podrían implementarse para trabajar con el ejército de tierra. Pero también identificamos que ese grupo estaba descoordinado, había núcleos pero no había hilo conductor.

–¿Eso era muy problemático?

–En una industria tan sumamente atomizada como la de Defensa nos creaba una debilidad. Por eso decidimos organizar el sector en torno a una asociación que pudiera tener peso e interlocución a nivel estatal y europeo. Así creamos el "hub" de Defensa, con quince empresas fundadoras. Ninguna nos dijo que no, todas coincidieron en que tenía todo el sentido.

–Empresa grande y pequeña.

–Las grandes, especialmente, les interesaba para reforzar la cadena de suministros, tocada desde el covid y necesitada de mayor proximidad. Las pequeñas, porque se veían que tenían la tecnología pero no la forma de llegar a esas industrias especiales que tenían canales tan singulares. El mundo de Defensa tiene unas nombras y exigencias técnicas y administrativas muy específicas.

–Llevaron también su proyecto a Madrid.

–Desde el principio buscamos la colaboración. Lo comentamos en el Ministerio de Defensa y vieron bien que el hub pudiera acabar siendo un polo tecnológico en el Norte, muy enfocado al ejército de tierra, aunque sin renunciar al naval o incluso al espacial. Y así, por primera vez, conseguimos alinear a las grandes empresas, a las pequeñas, a la administración, a la Delegación de Defensa, a las Fuerzas Armadas e incluso a los sindicatos. Creo que la clave del éxito de por qué llegamos hasta aquí es porque todos se pusieron a remar en la misma dirección y la administración fue dando campo para jugar.

–¿Se puede decir, entonces, que ese centro tecnológico que ha anunciado Defensa es el resultado de aquello?

–Sí. Es la reorganización de la industria. Lo estamos viendo también a nivel global y no sólo en Defensa. Es un fenómenos que se ha acelerado por los movimientos geopolíticos. La reorganización significa que la industria ya no puede ser la de hace diez años, y exige una coordinación en la adquisición de sistemas. El gasto europeo, modesto, pero no bajo, tiene que estar coordinado en el territorio y con los aliados.

–¿Ustedes saben en qué consistirá, en concreto, el centro tecnológico de Defensa?

–Tenemos una visión de lo que debería ser, pero serán las empresas que lo formen quienes dirán cómo se ha de desarrollar. En todo caso, hay que pensar en cómo se están desarrollando otros proyectos a nivel europeo, como el FCAS del nuevo avión de combate europeo para el Eurofighter. Son diferentes países con diferentes pialres tecnológicos. Hay sensórica, seguridad, armamento... Y hay una mirada a diez, quince o veinte años que empieza con la soberanía tecnológica. Eso mismo se ha hecho con el vehículo de combate europeo, el Main Ground Combat System (MGCS). O con el consorcio del tanque "Marte" (Main ARmoured Tank of Europe), donde está Escribano. Todos estos proyectos, aunque sean específicos, vienen con mucha tecnología. Por eso, aquí, si pensamos en vehículos de cadenas y plataformas hay que pensar que todos esos proyectos también llevan mucho más. Un centro tecnológico tendrá que trabajar todas esas tecnologías, traerá mucha tecnología de otros ejércitos y por eso la coordinación será muy necesaria. A partir de ahí, podría dedicarse a otras temáticas, porque son cuestiones totalmente transversales.

–¿Pero hablamos de un centro de investigación?

–No, yo creo que se enfocará más bien a desarrollo e innovación. Si hablamos en términos de madurez tecnológica, de índice TRL, que es como se denomina, siendo 0 cuando se comienza a investigar y 9 cuando se produce y el desarrollo ha finalizado, estaríamos hablando de un centro que estará entre un 5 y un 9. Dará muchas respuesta a las fábricas a corto y largo plazo, incluso a nivel nacional o europeo, porque no trabajará en local.

–El Ministerio de Defensa ha dado cifras de otros centros similares en marcha en España. ¿Qué volumen de empleo cree que puede mover este?

–Tampoco tenemos cifras, pero por el tamaño de otros centros creemos que puede tener una masa crítica por encima de las 300 personas. Pero no solo es el centro, es todo lo que arrastra alrededor. Si un emprendedor tiene que implantarse, este será un elemento para que decida hacerlo aquí. La industria de la Defensa puede tener un efecto tan impactante y transformador como el que han tenido aquí otras empresas. Como DuPont o Arcelor. Es todo lo que moviliza alrededor y cómo posiciona a la región en un sector. Vamos a ser un polo de atracción.

–¿Hasta qué punto se relaciona este proyecto con el anunciado por Escribano para abrir una ingeniería en Asturias?

–Son cosas diferentes, pero todo suma en la industria de Defensa. Al final, cuando creas un entorno tan amigable, acabamos trabajando todos. Del centro se beneficiará Escribano y todas las empresas que estén en la cadena de suministros. Pero su proyecto es otro centro de ingeniería que trabajará para los productos de su grupo, de Escribano.

–¿Cómo llegan al norte?

–Escribano quiere mucho a Asturias. Bueno, no es que quiera mucho a Asturias, es que tiene que quererla. Y no solo Escribano. La descentralización y la vertebración a lo largo del territorio nacional es muy importante para todas las industrias. Lo estamos viendo con Airbus o Navantia. Hay que descentralizar y desarrollarse a lo largo del país. Escribano también tiene esa preocupación, por eso quieren establecer un centro de ingeniería en el norte.

–El director de Santa Bárbara, Juan Escriña, hablaba esta semana del síndrome del "castillo sitiado": la gente quiere venir a Asturias, pero los profesionales de la región quieren salir. ¿Cómo se combate ese problema?

–Cuando hablamos de implantar en una región una industria transformadora de su modelo productivo, no hablamos de un único pilar, tienes que tocar varios. Nosotros tenemos un catalizador que es el consejero Borja Sánchez. Canaliza mucha de esa información porque tiene la visión de la empresa, de la ciencia, del empleo y de la formación. Y a él está llegando esa información. Solo seremos exitosos si todos los pilares crecen a la vez. Si no tienes una FP y una Universidad potente no llegarás. Tampoco si no tienes industria. Por eso es tan importante el apoyo institucional, el asociativo o el de las cámaras de comercio, como la de Oviedo. Todo tiene que crecer a la vez o no funcionará.

–Santa Bárbara es la decana del sector en Asturias, ¿qué papel debe jugar en esta reorganización?

–-Santa Bárbara es un buque insignia de la industria asturiana, y como líder a nivel mundial también está afectada por esta reestructuración del sector para las próximas décadas. Por otra parte, nosotros sabemos su importancia, que da trabajo a 700 personas de forma directa, a más de 1.000 de forma indirecta y mucho más de empleo inducido. Nuestra relación es excelente. Respecto a sus reestructuraciones internas en el consorcio de Tess Defence, con Indra, Sapa y Escribano, son decisiones empresariales que Sekuens respeta ante las que está atento. Si hubiera cambios y consecuencias, nosotros siempre facilitaremos implantar los resultados de la forma más adecuada posible.

–¿En los cambios de esta industria qué papel deberá jugar la vieja fábrica de La Vega como espacio?

–La Vega no puede ser un fin en sí misma, sino una herramienta. Para traer inversiones necesitamos espacios. En Asturias tenemos La Vega, que es muy singular y tiene una historia que enlaza muy bien con esta nueva historia. Lo mismo pasa con Naval Azul en Gijón o el edificio de Calatrava. Lo que no podemos hacer es forzar que una industria se tenga que poner en un espacio determinado porque creamos que es bueno, sino porque los inversores lo quieran. Dicho esto, el Calatrava, La Vega, Naval Azul y Baterías, en Avilés, son armas de venta para captar inversiones. Al margen de todo ello, yo tengo el sueño de que la fábrica de armas de La Vega pueda albergar algo que vaya a más. Pero es una cuestión personal.

–¿Reflexión final?

–Detrás de todo este trabajo hubo mucho viaje y mucha reunión, pero quiero destacar lo importante que es la seriedad, la rapidez y la discreción a la hora de atraer inversiones capaces de transformar la industria de una región. Este ha sido un trabajo que salió públicamente cuando tuvo que salir, no antes, involucrando a muchas personas y con el consejero Borja Sánchez liderando. Ahora es el momento de alegrarnos, pero una cosa es el anuncio y otra implementarlo. Hay que arremangarse y cumplir. Yo se lo he dicho a los inversores, que en Asturias no les vamos a fallar.

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