Arándanos de Tellego, de la planta a la mesa: "Está muy bien esto de poder cogerlos tú mismo"

"Nos ha encantado la experiencia. Coges tú mismo los arándanos de las plantas", afirman Ion y Paula Vacareanu tras concluir su jornada de recolección. El matrimonio, natural de Rumanía y que lleva seis años viviendo en Asturias, se ha desplazado a la finca de la empresa familiar Morán Berries para buscar los arándanos ecológicos en la plantación, echarlos en dos calderos y, tras pesarlos y pagarlos, llevárselos a casa.

Más de sesenta personas pasaron durante la jornada por la plantación ubicada en el límite de los concejos de Ribera de Arriba y Morcín. Era el último día para llevarse a casa arándanos de la variedad Duke, una de las cinco que cultiva Morán Berries en Tellego. En quince días se empezará a cosechar otra.

"Ya quedaban pocos", afirma la ovetense Ana Belén García mientras se dirige al lugar donde se pesa el producto. "Solo llevamos 1,5 kilos pero hace quince días unos amigos llevaron 18", destaca. "En quince días volveremos", señala García, tras pagar la cuantía correspondiente. Al aire libre, por la balanza puesta sobre una mesa ha pasado lo recolectado. Ana Belén García deja el cubo que le facilitó la empresa cerca y deposita los arándanos en el táper que ha llevado.

Aún quedan otros grupos en la plantación de Tellego recorriendo las diferentes zonas en busca de los últimos arándanos. Para trasladarse a este área pasan por otra donde los frutos están aún verdes pero que en unos días ya se podrán recoger.

También piensan ya en volver a la finca Ion y Paula Vacareanu, que se marchan con alrededor de seis kilos. "Llevamos aquí hora y media y es la primera vez que venimos", dicen. Se enteraron por las redes sociales y como les gustan mucho los arándanos decidieron trasladarse hasta la plantación.

"Está muy bien esto de poder cogerlos tú mismo", dice Paula Vacareanu, que subraya además que los arándanos "tienen muchas propiedades". "Se puede hacer mermelada, comerlos con yogur y también congelarlos", asegura.

También le ha gustado la experiencia a Miyán Buelga, que acompañado de su hermana, Naya, y de su padre, Paulino, recolectaron en Morán Berries. "Repetiremos", dicen los integrantes del grupo, que llegaron desde Laviana, antes de destacar que además de pasar una mañana al aire libre cogiendo los frutos a tan solo unos kilómetros de casa también tiene un precio menor. "Es un lujo comer los arándanos que coges tu mismo", coinciden.

A finales de mayo ya estaban maduros los primeros arándanos en la plantación, que seguirá dando más de diferentes variedades hasta septiembre. Esta empresa familiar nació en 2014 de la mano de José Luis Morán y sus hijos Samuel y Rodrigo en fincas propias y también alquiladas en Tellego, a diez kilómetros de Oviedo.

Cuatro años después las plantas, que ahora son alrededor de 6.400, empezaron a producir en las dos hectáreas de terreno. De ellas saldrán alrededor de 10.000 kilos en esta campaña. De la venta online, que pusieron en marcha en los primeros años, han pasado a la recolección por parte de los clientes. "Se establecen ciertos días y los interesados vienen a la finca", explica José Luis Morán.

Este sistema permite, añade, "abaratar costes y tener un menor precio". La plantación, sostiene, "lleva mucho trabajo" y sus hijos compatibilizan la labor con sus estudios de ingeniería. Hay que prestar especial atención a la humedad, "regando de vez en cuando, cuando lo necesita". Para ello Morán Berries tiene instalado un sistema de riego por goteo. El agua utilizada se suministra desde una balsa con 60.000 litros de capacidad.

Entre los principales enemigos de los arándanos están "los pájaros, la velutina y la mosca de la fruta, que llega de agosto y la pudre", dice José Luis Morán. Este año "hay buena cosecha", asevera. Y existe demanda de arándanos. Ayer, los clientes que llevaban hasta cuatro kilos pagaban diez euros. Desde ahí hacia arriba, 2,50 por cada uno.

Una vez finalizada la recolección cada grupo emprendía el camino de regreso, caminando unos cientos de metros hasta el parking en el que habían dejado sus vehículos. Muchos de ellos se despedían, con sus táper o bolsas llenas de arándanos, asegurando que volverían para participar una nueva jornada. Algunos de ellos probando ya el producto, tras pagar y antes de llegar a casa.

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