Al final, una obra

El concierto de Ars Mundi deja el Auditorio cerrado durante tres meses para afrontar una reforma para mejorar la seguridad

El Ensemble Ars Mundi, ayer, al inicio de su recital en el Auditorio.

El Ensemble Ars Mundi, ayer, al inicio de su recital en el Auditorio. / Fernando Rodríguez

Jonathan Mallada Álvarez

Jonathan Mallada Álvarez

La brillantez fue la tónica imperante en el recital que el ensemble "Ars Mundi" ofreció en la tarde noche de ayer para conmemorar sus tres lustros de existencia. Además, la agrupación de cámara –que hace apenas un par de semanas clausuraba la temporada de la Sociedad Filarmónica de Oviedo– cerraba los conciertos en el Auditorio Príncipe Felipe hasta el próximo mes de octubre por las obligadas reformas para mejorar la seguridad contra incendios que afectarán a este espacio cultural. La actividad volverá con el recital de los Premios "Princesa".

Público asistente al concierto de ayer. | Fernando Rodríguez

Público asistente al concierto de ayer. / Fernando Rodríguez

Los pupilos de Yuri Nasushkin demostraron un gran nivel técnico a través de un programa muy variado que aglutinaba piezas de Schnittke, Sibelius, Bruch o Piazzolla dentro de la velada musical patrocinada por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo y con la colaboración de LA NUEVA ESPAÑA.

Estructurado en dos partes bien diferenciadas, el concierto se inició por medio del "Quinteto para piano, dos violines, viola y violonchelo" de Schnittke a cargo de Lidia Stratulat, Fernando Zorita, Rodrigo Aguilera, Guillermo López y el propio Nasushkin. Esta obra encerraba una doble efeméride. Por un lado, servía para homenajear al compositor en el 90 aniversario de su nacimiento y, por otro, se establecía un guiño con la velada fundacional del ensemble Ars Mundi, donde se había ejecutado una pieza del mismo compositor.

A lo largo de sus cinco movimientos los músicos plasmaron la nostalgia que subyace en la obra de Schnittke –escrita tras la muerte de su madre–, donde los ostinatos en el piano y la confrontación entre los timbres de los violines y la viola generaron una atmósfera de gran expresividad, empañada en alguna ocasión por un inoportuno teléfono móvil.

A modo de propina, para cerrar esta primera mitad, los músicos regalaron el "Adagio" del ballet "Sketches", también de Schnittke.

La actividad de conciertos regresará en octubre, con el recital de los "Princesa"

Tras una breve pausa, diecisiete jóvenes intérpretes se sumaron a la fiesta de cumpleaños por medio del "Impromptu op. 5 número 5" de Sibelius. La brillantez de la cuerda evidenció una formación equilibrada y bien trabajada, con unos fraseos aseados y bien delineados. El "Nocturno" de Baghdasarian fue uno de los momentos mágicos de la velada, con un extraordinario papel de Jesús Mendez Camacho (violín).

Pero la agrupación quinceañera también mostró su versatilidad por medio de distintas combinaciones entre sus componentes para la ejecución de la "Romanza para viola" de Max Bruch o el célebre "Oblivion" de Piazzolla, siempre con notables resultados artísticos.

Para finalizar, tras algo más de una hora de concierto, los jóvenes músicos interpretaron el "Divertimento para dos violines y piano" (en el arreglo de Jorge Carrillo para dos violines y orquesta), una pieza que gustó especialmente al público.