Escribano, el milagro de la industria española de la Defensa que quiere abrir sede en Asturias

El grupo, que nació como un pequeño taller en Coslada en 1989, factura ahora 115 millones y tiene 1.000 trabajadores y presencia en 30 países

Ángel (a la izquierda) y José Escribano, en la sede del grupo, con un busto dedicado a sus padres.

Ángel (a la izquierda) y José Escribano, en la sede del grupo, con un busto dedicado a sus padres. / EM&E

C. López / Ch. Neira

De un pequeño taller en Coslada regentado por un padre y sus dos hijos a finales de los ochenta a un grupo con presencia en una treintena de países, una facturación de 115 millones de euros en 2023 y una plantilla de un millar de trabajadores, Escribano puede presumir de ser uno de los últimos milagros de la industria española. La compañía, especializada en estaciones de armas, sistemas electro-ópticos y munición guiada, es una de las grandes del sector de Defensa que se sumará a la lista de las que tienen una pata en Asturias. Su presidente, Ángel Escribano, anunció la semana pasada en la feria celebrada en la fábrica de armas de La Vega que abrirá en la región una ingeniería con medio centenar de trabajadores.

Aunque dejó los detalles para después del verano, parece lógico que Escribano quiera estar cerca del núcleo de producción principal de los productos de Tess Defence, el consorcio donde está integrado junto a Sapa, Indra y Santa Bárbara Sistemas.

Ángel Escribano y su hermano Javier, director general del grupo, lograron el año pasado hacerse con un 8% de Indra, de forma que Javier Escribano ya es consejero del gran proyecto del gobierno (tiene participación estatal) para convertirse en un campeón del sector de la Defensa. Atrás queda una historia de lucha y constancia desde la fundación de Mecanizados Escribano, en 1989.

Ángel Escribano padre, tornero fresador de profesión, la puso en marcha como un pequeño taller en Coslada (Madrid). Ahora son más de cinco edificios en Alcalá de Henares que ocupan una extensión de 75.000 metros cuadrados. El grupo fabrica desde cámaras térmicas y sensores para la vigilancia de fronteras, hasta herramientas de guiado para la munición en sus propias instalaciones. Y sin recurrir a terceros, es decir, que la compañía es capaz de realizar los equipos en vez de fabricar las piezas para que luego sean ensambladas por otros.

Dos 8x8 Dragón con la torre Guardian 30 de Escribano. | Efe

Dos 8x8 Dragón con la torre Guardian 30 de Escribano. / Efe

Uno de los grandes movimientos de la compañía fue su desembarco en el capital del gigante español de la defensa Indra con una participación del 3% en una operación de unos 65 millones de euros financiada íntegramente con caja propia y que luego incrementó hasta el 8%

"Cuando yo tenía 15 años, el consejo de administración era la cocina de mi casa", explica Ángel Escribano Ruiz. Sin embargo, desde 2015 la compañía ha dado un salto de gigante hacia la profesionalización. En ese momento empezaron a auditar sus cuentas de la mano de las grandes consultoras y constituyeron un consejo de administración de nueve personas, en el que están presentes Ángel y Javier, así como algunos directivos de la compañía.

Los dueños de Escribano Mechanical & Engineering reconocen que se hallan ante su mejor momento profesional. "La operación de Indra es la más importante que haremos y no tenemos previsto que nos acompañen nuevos accionistas en esta nueva etapa", indica Ángel, que explica que fue su madre la principal figura que les inculcó su pasión por los negocios. "Tenía una mercería en Coslada y allí fue donde nos criamos. Siendo adolescente era muy inquieto y no me gustaba el instituto", rememora.

Aún estudiaba un grado de FP de mecánica cuando comenzó a trabajar con su padre en la reparación de frenos de disco. "Uno de los primeros encargos que tuvimos era suministrar piezas a Construcciones Aeronáuticas", señala el actual consejero delegado de Escribano Mechanical & Engineering.

El espíritu de sacrificio es una de las características de estos empresarios, que aseguran que ellos no llevan una vida de lujos pese a la buena marcha de su compañía. "Ni yates, ni casa en la playa. Gran parte de lo que hemos ganado se ha vuelto a invertir en la empresa", subrayan. Las cifras corroboran estas palabras: la compañía ha invertido desde 2015 algo más de 90 millones de euros de sus beneficios en maquinaria, instalaciones, tecnología e I+D+i.

La apuesta decidida por la tecnología y la autonomía de la producción ha sido una de las claves que explica el éxito del grupo. De cara al futuro, los Escribano tienen claro que seguirán apostando por el sector del armamento en España. "Quizá haya inversiones más rentables que la de Indra, pero nosotros estamos chapados a la antigua, queremos seguir haciendo lo que sabemos y contribuir a fortalecer el sector de la defensa en España. Nuestro objetivo debe ser contribuir a impulsar a la gran empresa de defensa española, solo así podremos mirar de tú a tú a los gigantes europeos".

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