Un reto urbanístico para el futuro de la ciudad

Ginkgo asegura que las obras en la Fábrica de Gas no ponen en riesgo su estructura

El fondo de inversión dice estar monitorizando cualquier posible perjuicio, mientras algunos vecinos se quejan de "poner en riesgo el gasómetro"

Derribos en la Fábrica de Gas, ayer, a su entrada por la calle Postigo.

Derribos en la Fábrica de Gas, ayer, a su entrada por la calle Postigo. / Fernando Rodríguez

El destino de la Fábrica de Gas, uno de los retos urbanísticos marcados como clave para el futuro de Oviedo, sigue enquistado. Aunque los derribos que se producían ayer en la entrada del recinto por la calle Postigo indican que hay un plan en marcha, este no parece convencer a todo el mundo. Mientras la plataforma vecinal "Fábrica de Gas e Ideas" presentaba una campaña de protesta por lo que consideran "una amenaza al patrimonio que supone para la ciudad el gasómetro", fuentes del fondo de inversión Ginkgo niegan cualquier tipo de perjuicio en el proyecto de urbanización de los terrenos con el beneplácito del Ayuntamiento

"No hay riesgos para la estructura, ya que además de la instalación de kits de monitorización para controlar la actividad en sus inmediaciones, se ha contratado una ingeniería para que se amplíe su análisis estructural y de resistencias, con el fin disponer de mejor información de cara a la restauración de la fábrica", explican desde Gingko. El fondo, que compró la propiedad a EDP hace año y medio, encargó este proyecto al arquitecto navarro Patxi Mangado, quien también que tiene en la ciudad la ampliación del Bellas Artes y las torres de San Lázaro.

Para el gasómetro, levantado en los años sesenta del pasado siglo, los planes de Mangado pasan por recuperarlo y rehabilitarlo, construyendo por dentro un edificio de viviendas y dejando por fuera el esqueleto de metal. Algo con lo que discrepa el arquitecto urbanista Marcos de Balbín, integrado en la plataforma "Fábrica de Gas e Ideas". "Cuando quieres construir dentro, quiere decir que te estás cargando el patrimonio", resumía de Balbín de forma gráfica. No obstante, en Gingko sostienen que las obras solo servirán para "reforzar su imagen para Oviedo y para Asturias".

Miembros de la plataforma Fábrica de Gas e Ideas posan con unos carteles de protesta. | Fernando Rodríguez

Miembros de la plataforma Fábrica de Gas e Ideas posan con unos carteles de protesta. / Fernando Rodríguez

Sobre dotarlo de un uso residencial dicen que era algo "demandado" por la sociedad. "Asegurará el mantenimiento del gasómetro para las generaciones futuras y generará un entorno urbano habitable, dinamizándolo y generando valor a la zona", remarcan desde Ginkgo. Por su parte, las quejas vecinales no son algo nuevo en este entorno. "Fábrica de Gas e Ideas" toma el relevo de otros colectivos, como "Gas Ciudad" que tuvieron décadas atrás iniciativas para que la fábrica no desapareciera. Su camino ha sido ahora iniciar una campaña de concienciación, con la que quieren implicar a los vecinos de la zona y a los ovetenses en general.

En esto último incide el arquitecto De Balbín: "Además de a vecinos a los que les tapan vistas, la obra afecta a un elemento de la historia de la ciudad, que forma parte de sus vistas y forma una estampa icónica al trasparentarse en él la torre de la Catedral". A los críticos les molesta también la altura de las viviendas, que dicen es hasta dos plantas superior a la altura del gasómetro. "Se está contando solo una parte de la realidad. Este es un entorno ya construido y quieren cambiar las condiciones para construir más y especular", aseguran desde la asociación vecinal.

Los dueños de la parcela, que lleva sin actividad desde los años ochenta, están inmersos en la primera fase de las obras: el derribo de los edificios no catalogados y del resto de elementos que van a ser eliminados para el desarrollo del proyecto urbanístico. Estas obras, sumadas a la descontaminación de la parcela supone un gasto de unos 7 millones de euros para Ginkgo y desde el colectivo vecinal les acusan de intentar recuperar ese dinero con la construcción de más pisos, ya que se pasa de 95 a 158. Mientras, Patrimonio del Principado (área controlada por IU) está ojo avizor con el proyecto, en el gobierno local cruzan los dedos para que la obra se lleve a cabo y acabe por revitalizar el casco antiguo.

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