El cartel del Día de América en Asturias, un "símbolo de gratitud" a la valentía del emigrante asturiano

Un enorme transatlántico irrumpe, de regreso a Asturias, hasta la plaza de la Escandalera por una calle Uría navegable. En primera instancia, una palmera y una maleta como símbolo de respeto hacia los asturianos que marcharon a "hacer las Américas". Ese reconocimiento se otorga "tanto a los que hicieron fortuna", los indianos, los que a su regreso plantaron palmeras en sus jardines, "como a los que lo intentaron, pero no lo lograron", aquellos a los que "les cayó la maleta al mar".

El cartel del 72.º Día de América en Asturias, que organiza la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF), es un "símbolo de gratitud", lleno de detalles, a aquellos 300.000 asturianos que se vieron obligados a abandonar sus hogares a "surcar los mares" para "buscar una vida mejor para sus familias". La ilustración nace de los pinceles del asesor inmobiliario ovetense Jesús Álvarez-Linera.

Para el autor de la obra gran número de asturianos viven en una "mejor posición" gracias a esa gente, "muchos de ellos apenas niños", que montaron en un barco y sufrieron viajes de más de un mes en pobres condiciones para regresar con "algo mejor". Un éxodo similar al de los irlandeses en Norteamérica, según el ilustrador del cartel, y que generó una mezcla cultural que "enriqueció" al continente. "Ese esfuerzo está olvidado", afirma Álvarez-Linera, que opina que la mayoría de gente "desconoce"la historia de sus antepasados.

Habla con conocimiento de causa y de ahí sus ganas de homenaje, ya que su familia lo vivió en sus propias carnes. Su abuelo por línea materna, Juan Prado, de Caleao (Caso), fue de los que se aventuraron. Emprendió viaje a La Habana y gracias a él muchos vecinos "siguieron el ejemplo". Allí en Caso había un dicho, "Caso, zurrón o maleta", que significaba dedicarse al ganado o irse a América, explica Álvarez-Linera.

Las inquietudes artísticas le vinieron a este asesor inmobiliario licenciado en Derecho desde bien joven. De hecho, dejó a medias la carrera para estudiar en la Escuela de Arte y soñar con, más que ser pintor, ser escultor. Más tarde retomó Derecho y ya lleva 35 años en su sector profesional, pero sigue sin "dejar morir" a ese "niño creativo", como él dice. Así que cuando recibió la llamada de la SOF no se lo pensó, aunque le generó algo de miedo escénico, quizá, "no responder a la expectativa". Tras unos meses de acá para allá, presentando bocetos y propuestas, la idea final gustó y se terminó materializando en un dibujo a mano que se coloreó digitalmente en el estudio del pintor asturiano Enrique Pinín.

Entrando un poco en los detalles que salpican la obra, hay algunos "secretos". Por ejemplo, la bandera en la proa del barco –que, recuerda, "en los primeros desfiles las carrozas representaban barcos"– es la de Cuba, como homenaje a ese abuelo que cruzó el charco. Hay otros que no quiere desvelar. Pero entre los "no tan secretos", al fondo, discreto, se ve el Centro Asturiano. El autor enlaza con sus homólogos en Cuba y en México. "Quise que apareciera, porque es increíble la comunidad y el potencial que tienen los centros asturianos en América", aprecia el artista, que hace un llamamiento a que se estrechen lazos entre las sedes asturianas y las del otro lado del charco.

Lo hace, precisamente, pensando en el ahora. En la juventud. "La emigración en Asturias es un problema ayer, hoy y mañana", manifiesta el que firma el cartel, quien tiene sobrinos que se han visto obligados a salir de la región para labrarse una carrera profesional. "Son gente brillante para la que aquí no hay hueco", relata. Cree que hay que buscar una manera de que esto no siga ocurriendo.

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