Emilio Cueto colecciona las imágenes más bellas del mundo

El constructor ovetense inaugura una exposición con las mejores fotos de sus últimos viajes

Fotos de la exposición "Un nómada ante la diversidad": por la izquierda y de arriba abajo, una madre de la tribu de los himba, de Namibia, con su bebé; barcas de pescadores en el lago Phewa, en Nepal; niñas sijs en Delhi, en la India, y un joven manhont con su elefante, en Myanmar.

Fotos de la exposición "Un nómada ante la diversidad": por la izquierda y de arriba abajo, una madre de la tribu de los himba, de Namibia, con su bebé; barcas de pescadores en el lago Phewa, en Nepal; niñas sijs en Delhi, en la India, y un joven manhont con su elefante, en Myanmar. / Emilio Cueto

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Con 7 u 8 años Emilio Cueto (Oviedo, 1944) quedó fascinado por la colección de cromos "Razas humanas" de Bruguera, un álbum y 128 cromos desde los que hombres y mujeres procedentes de lugares ignotos y con rostros misteriosos le devolvían la mirada. Emilio Cueto completó la colección, la perdió y ahora planea hacerse con una de segunda mano, en la reventa por internet. En ese intervalo de tiempo ha cumplido la promesa que se hizo de niño: ver con sus propios ojos todas aquellas maravillas y aquellas gentes tan diferentes a él. Lo ha hecho, las ha visto y las ha retratado, y ha acabado teniendo su propia colección de imágenes, en este caso fotográficas, muchas más de las que cabían en aquel álbum infantil y en una colección aún inacabada.

"Un nómada ante la diversidad" es el título de la exposición fotográfica que hoy se inaugura en Oviedo, en la plaza de Trascorrales y bajo el auspicio de la Fundación Municipal de Cultura, y en ella Emilio Cueto muestra una pequeña parte de su colección de imágenes. Contiene lo mejor de los últimos cuatro años de aventuras fotográficas de Emilio Cueto, en la India, Nepal, Myanmar, Etiopía y Uganda, expresivos retratos, paisajes hipnóticos y animales cautivadores. Hasta el 30 de julio se podrán contemplar en la sala municipal y quien quiera ampliar el disfrute podrá hacerse con el libro editado para esta ocasión, con el mismo título que la exposición, pero con muchas más fotografías, 140 en total.

Es una mínima parte de las muchas que Emilio Cueto, más conocido como constructor que como fotógrafo, ha reunido a lo largo de toda su vida. Se retiró de la vida laboral hace veinte años y entonces se entregó por entero a su vocación juvenil. Lo de dedicarse a la fotografía profesionalmente ni se lo planteó. "Esto lo quiero hacer por placer", sostiene.

Su primer viaje fotográfico lo hizo a Francia, allá por los años 70, aprovechando una visita a un tío exiliado. "Toda la vida hice fotos para mí", cuenta. Hace años que viaja por todo el mundo, a la captura de las imágenes más bellas e insólitas, y así habrá recorrido, calcula, 50 o 60 países. Desde hace algún tiempo lo hace en compañía de un grupo de cómplices fotográficos, españoles y mexicanos, y de la mano de Namaste Photo Tours, una agencia que dirige el llanisco Juan Ramón Noriega. Su próxima incursión fotográfica ya tiene destino y fecha: será en septiembre, a Madagascar.

Emilio Cueto, entre sus fotografías, en la ovetense plaza de Trascorrales.   | LUISMA MURIAS

Emilio Cueto, entre sus fotografías, en la ovetense plaza de Trascorrales. / Luisma Murias

Juan Lamata Bethencourt, director de fotografía cinematográfica y responsable de la empresa Color3arte dedicada a la impresión artística con sede en Oviedo, es el responsable de que en la reproducción de las imágenes tomadas por Emilio Cueto no se pierda ni un detalle, ni un haz de luz ni un matiz de color. Hoy lo acompañará en la presentación de la exposición, que quedará abierta al público a las 13.00 horas y que podrá visitarse de lunes a sábados, de 11.30 a 14.00 y de 17.00 a 21.00 horas, y los domingos, de 11.30 a 14.30 horas.

Cada una de las fotografías de Emilio Cueto tiene su pequeña o gran historia detrás. Él las va contando a medida que pasa ante ellas. Habla de las mujeres de la tribu de los himba de Namibia, que se embadurnan el pelo y el cuerpo con una pasta hecha de mantequilla y óxido de hierro con la que se protegen del sol y evitan el sudor; del cocodrilo con las fauces abiertas, calentándose al amanecer en las cataratas Murchison del Nilo, en Uganda; de los monjes budistas que hacen y deshacen sus mandalas en Ladakh, en la India; de los pescadores del lago Imle y sus peculiares artes de captura y de los jóvenes manhont que crecen cuidando a sus elefantes, en Myanmar.

A lo largo de sus travesías, Emilio Cueto se ha llevado algún que otro susto. El que recuerda más vívidamente es el que dejó atrapado en el barro el grupo en el que viajaba, en Land Rover, en un lugar selvático de Namibia de donde salieron tras 23 kilómetros caminado y gracias a la intervención del Ejército.

Emilio Cueto empezó con la fotografía analógica y revelando en el laboratorio del Estudio Alonso, en la calle Fruela. Ha publicado varios libros de fotografía. Con el escritor José Antonio López Urrutia sacó hace más de 60 años un libro titulado "Andar y ver Cimadevilla", dedicado al barrio gijonés, y una de sus fotos ilustra un disco de los "Ilegales". Ahora está volcado en sus viajes. Guarda todas las imágenes recopiladas a lo largo de ellos en su ordenador y los recuerdos ligados a ellas en su memoria y su corazón. Lo que más disfruta en fotografía es el retrato y muchos de sus retratados le han contado sus historias. Seguramente, ni en el mejor de sus sueños infantiles, tras mucho haber manoseado los cromos de aquella colección perdida de Bruguera, llegó a imaginárselo.

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