La transformación de una de las principales entradas a la ciudad

La nueva plaza junto al Palacio, un pulmón de 400 árboles en vías de crecimiento

Robles, abedules, cerezos y castaños componen el bosque urbano ideado por José Valdeón, que alcanzará su máximo esplendor en dos años

Por la izquierda y arriba, infografía de cómo quedará el nuevo bosque urbano de la glorieta; a la derecha, uno de los arriates irregulares del paseo situado a la altura del derruido viaducto de Ángel Cañedo. Abajo, izquierda, varios robles palustres plantados en el entorno de la glorieta y a la derecha, en primer término, un abedul de corteza blanca; al fondo, varios cerezos de flor colocados en la plaza central de la glorieta.

Por la izquierda y arriba, infografía de cómo quedará el nuevo bosque urbano de la glorieta; a la derecha, uno de los arriates irregulares del paseo situado a la altura del derruido viaducto de Ángel Cañedo. Abajo, izquierda, varios robles palustres plantados en el entorno de la glorieta y a la derecha, en primer término, un abedul de corteza blanca; al fondo, varios cerezos de flor colocados en la plaza central de la glorieta. / LNE

Grupos de robles palustres, abedules de corteza blanca, cerezos japoneses y castaños de indias de flor roja crecen desde hace unas semanas a escasos metros del Palacio de los Deportes para convertirse en un bosque urbano sin precedentes en Oviedo. Estas especies componen el grueso de los 378 árboles y más de 900 ejemplares de arbustos utilizados por el paisajista ovetense José Valdeón para diseñar la jardinería en el interior y alrededores de la nueva rotonda de Santullano. Aunque los ejemplares, según explica el especialista autor del proyecto, ya han sido plantados "con un tamaño considerable", reconoce que aún habrá de esperar un tiempo para valorar con justicia su apuesta creativa. "El bosque urbano alcanzará su mayor esplendor tras dos brotaciones", anuncia en relación con las zonas verdes en torno a la gran plaza creada en la glorieta llamada a redistribuir el tráfico de coches y mejorar el tránsito de peatones entre los barrios situados a ambos lados de la "Y".

Valdeón no oculta su orgullo por una apuesta de la que destaca su carácter "contemporáneo y sostenible". El paisajista defiende su proyecto como un ejemplo de "urbanismo de primer orden" basado en dar un mayor protagonismo a los árboles y arbustos frente al césped. Aunque la nueva glorieta y los alrededores generarán casi 12.000 metros cuadrados de pradera (poco menos que dos terrenos de juego como el del Tartiere) el mayor protagonismo arbóreo esconde medidas de ahorro. "La preponderancia de estos ejemplares frente a la hierba permite reducir gastos de mantenimiento y un 45% menos de ruido en las labores de mantenimiento", sostiene, añadiendo entre las virtudes el hecho de los ejemplares elegidos no precisarán de podas. "Son especies que erradican este tipo de mantenimientos, sus características recomiendan dejar crecer las masas de forma natural", explica.

A la izquierda, un bosquete con abedules, robles palustres y cerezos de flor situado frente al Palacio; a la derecha, arriba, infografía de cómo quedará el nuevo bosque urbano de la glorieta; debajo, uno de los arriates irregulares del paseo situado a la altura del derruido viaducto de Ángel Cañedo. | Luisma Murias

Un bosquete con abedules, robles palustres y cerezos de flor situado frente al Palacio. / Luisma Murias

El bosque urbano busca combinar de manera regular las diferentes especies. Lo hace de manera lineal en el interior de la plaza y de forma más irregular en las inmediaciones. "Se logra una unidad estilística sin que se repita el patrón", explica Valdeón, subrayando el paseo creado a la altura del viaducto de Ángel Cañedo (derruido con motivo de la construcción de la glorieta) "con arboledas que rompen la linealidad" con zonas de árboles dispuestos en terrenos "con forma de culebras".

Reivindica igualmente Valdeón la importancia de una serie de macizos de composiciones de arbustos y herbáceos que se han incrustado en el pavimento desde los laterales de la plaza. "Son una de las más claras muestras de este urbanismo de primer orden que ya era hora que llegara a Oviedo", apunta, contraponiendo estas disposiciones creativas frente a la linealidad de la hilera de árboles del nuevo parque lineal, inaugurado hace escasos días. "Es una apuesta distinta", puntualiza.

Estos casi 400 árboles y 900 arbustos se suman a los 36 árboles y 474 arbustos plantados en el entorno de la plaza de la Cruz Roja durante la remodelación culminada el pasado mes de febrero. Ambas propuestas de jardinería llevan la firma de Valdeón y se caracterizan por dar una especial preponderancia a la "masa foliar". "Los árboles", sostiene el paisajista, "sobre todo en grupo, formando bosquetes, son sumideros de CO2, captan este gas de efecto invernadero y lo fijan en sus tejidos y en el suelo. Al mismo tiempo, son captadores de partículas en suspensión derivadas del tráfico. Y, como complemento, actúan como reguladores a la baja de la temperatura media, que en las ciudades se ha disparado en las últimas décadas". Del mismo modo, afirma que los bosquetes plantados sirven para compensar en lo posible la huella de carbono y tienden a mitigar los efectos del calentamiento global.

El especialista pide tiempo para valorar con buena perspectiva el resultado de su trabajo. Cree que en dos años podrá comprobarse la importancia de los árboles para generar un "urbanismo más amable" para los peatones en la "Y". Mientras tanto, celebra que los fondos europeos se destinen a estos menesteres. "Se mejora la calidad de vida de la gente", garantiza.

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