La Corredoria exprime a fondo sus fiestas: "El último es sin duda el mejor día de todos"

Las celebraciones en honor a San Juan se cierran con el reparto del bollo y la botella de vino y una última verbena: "Ya estamos pensando en las del año que viene"

Hasta el final. Como el que apura hasta la última gota de una bebida sabrosa, La Corredoria exprimió este lunes sus fiestas al máximo. El último día de las celebraciones en honor a San Juan se vivió a tope y con un ambiente de lujo. «Este año hemos tenido mucha gente. El jueves de la semana pasada estuvo un poco flojo por culpa de la lluvia, pero el resto de días estuvo a reventar», señala Clara María Iglesias, la presidenta de la comisión que organiza las fiestas del barrio.

La noche de San Juan se alargó el domingo en La Corredoria. Después de un tira y afloja con el Ayuntamiento, la asociación de festejos consiguió los permisos para organizar la hoguera y la tradición se cumplió un año más en el barrio más poblado de Oviedo. Después se subió a las tablas del escenario el grupo «Tekila» y la verbena se prolongó hasta las tantas, pero el cansancio no se notó esta tarde en la plaza del Conceyín, el epicentro de los festejos. A eso de las seis de la tarde comenzó el reparto del bollo y la botella de vino y eso fue vital para recuperar fuerzas. «Hemos repartido alrededor de 500. Hubieran sido más, pero este año nos falta una persona que trabajaba mucho por las fiestas y eso se nota», señala Clara Iglesias recordando la figura de Miguel Álvarez Cienfuegos, que falleció el pasado mes de febrero y era el encargado de cobrar los recibos a los socios, de repartir la lotería de Navidad y de entregar los vales del bollo, entre otras cosas. «Es un día en el que la gente se junta con los amigos del barrio. Casi todo el mundo lo come aquí para seguir disfrutando de la fiesta.

Eso fue lo que hicieron Aida Ramos, Karen Castillo, Francisco Miranda, Nuria Rodríguez y un montón más de amigos y familiares. «Es el mejor día de todos. Venimos todos los años. Comemos aquí el bollo y después nos quedamos a la verbena hasta que el cuerpo aguante», señala Nuria Rodríguez. Otro que no falta a la cita es Alfonso Alonso, un vecino que lleva treinta años en el barrio. «Es un día para disfrutar y a eso hemos venido», señala mientras recoge la bolsa que le entregan Pili Murillo y Sebastián Meleiro, otro de los miembros de la directiva.

Pero el bollo y la botella de vino no fue lo único que se comió este lunes en La Corredoria. La pulpería instalada para la feria vendió más de quinientas raciones a largo de las fiestas. «Aquí tienen buen saque», bromeaba el gallego José Rodríguez, mientras servía otro plato. «Y todavía queda la noche de hoy», advertía. Y quedaba noche. De hecho después de la entrega del bollo y de la botella de vino estaba previsto el comienzo de la última verbena de los festejos, a cargo de la orquesta «Marsella». «Estamos contentos con el resultado de las fiestas de este año. Ahora ya hay que empezar a pensar en las siguientes», afirma Clara María Iglesias.