Los perros también van a la escuela: "Muchas de las malas conductas de las mascotas se deben a la mala gestión de sus propietarios"

El Centro Educativo Canino La Casona de Almáciga, un espacio que lleva un año funcionando en La Corredoria, educa a los animales fortaleciendo el vínculo con sus dueños

Arriba, por la izquierda, Vanessa Argüelles, Pelayo Álvarez, Laura Estévez y Alejandro Ruiz, con sus perros en La Corredoria y la derecha, Alejandro Ruiz con uno de los animales del proyecto de la cooperativa. Abajo, algunos de los perros durante las sesiones organizadas en La Corredoria por el grupo de La Casona de Almáciga.

Arriba, por la izquierda, Vanessa Argüelles, Pelayo Álvarez, Laura Estévez y Alejandro Ruiz, con sus perros en La Corredoria y la derecha, Alejandro Ruiz con uno de los animales del proyecto de la cooperativa. Abajo, algunos de los perros durante las sesiones organizadas en La Corredoria por el grupo de La Casona de Almáciga. / Luisma Murias

"Thor", un imponente Alaskan Malamute, se pone panza arriba para dejarse acariciar y disfrutar de los mimos como si fuese un corderito. Cuando se queda sólo en casa y sus dueños tienen que irse a trabajar aúlla y se queja tan fuerte que molesta a los vecinos, pero su actitud ha mejorado mucho desde que acude al Centro Educativo Canino La Casona de Almáciga, un espacio que lleva un año funcionando en La Corredoria con el fin de fomentar la correcta educación de los animales y también el vínculo con sus propietarios. "Sin la colaboración de los dueños no podemos hacer nada. Muchas de las conductas incorrectas de los perros están provocadas por la mala gestión de quienes los tienen en casa", explica Vanessa Argüelles, que es una de las cuatro personas que forman el equipo humano de La Casona de Almáciga, un grupo de personas, principalmente amantes de los perros, que además tienen formación certificada en materias como la modificación de conducta de los animales, sus cuidados higiénicos o la educación específica de perros de trabajo, asistencia y utilidad.

De hecho, una de las aspiraciones del equipo de esta universidad canina de La Corredoria es lograr transmitir la importancia que tiene que las personas que tengan previsto comenzar a convivir con un perro llamen primero a su puerta o a la de otros centros especializados. "Eso es lo ideal. Cada persona tiene un estilo de vida y hay perros que no encajan en él. Por poner algún ejemplo, si eres alguien que no te mueves del sofá sería de locos tener un collie o un malinois, que son perros que necesitan muchísima actividad. En ese caso igual es mejor adoptar a un abuelete, que hay muchos y lo necesitan, o directamente no tener ninguno", señala Pelayo Álvarez, otro de los componentes del equipo. "Tener un perro muy activo sin saber educarlo y convivir con él es como comprarse un Ferrari nada mas sacar el carnet de conducir", apunta a su lado la langreana Laura Estévez.

Los miembros d la cooperativa de esta escuela canina de La Corredoria insisten: los dueños son clave en la correcta educación de un perro y a la hora de otorgarle una mejor calidad de vida. "Hay personas que nos llegan diciéndonos que el perro es agresivo, que ladra a las personas o que es demasiado miedoso, por poner algunos ejemplos, pero casi nunca piensan que ellos pueden tener parte o toda la culpa. Por eso lo primero que hacemos es sentarnos con los dueños, hacerles un montón de preguntas sobre la convivencia con el animal y tratamos de llegar a la raíz del problema para después actuar", dice Alejandro Ruiz, que al igual que sus compañeros apuesta por la educación "amable" y el "poder de la comunicación" teniendo en cuenta siempre el bienestar animal. "Si Un niño hace una travesura alguna vez lo lógico no es solucionarlo con gritos y golpes. Pues esto es lo mismo, nosotros tratamos de arreglar las cosas fomentando más el vínculo con los perros y con otro tipo de señales", añade.

En la escuela de La Corredoria hay alumnos de todas las edades. Por ejemplo, está "Maya", una perrita mestiza de sólo 3 meses, que está aprendiendo a asumir con naturalidad que de vez en cuando tiene que pegarse un baño. "Eso también es un paso importante para los perros y puede llegar a ser traumático si no se hace correctamente, por eso aquí nos tomamos nuestro tiempo. No llegamos y la metemos directamente bajo el agua, si hace falta la tenemos aquí tres horas, socializamos con ella y la preparamos para que no le afecte. Eso va a servir para que a lo largo de su vida sepa que no pasa nada por bañarse, no sé si me explico", dice Alejandro Ruiz. Y sí, se explica. Se entiende perfectamente lo que quiere decir cuando se hace una ruta por las instalaciones y se aprecia que todo está pensado para mimar y educar a los animales. "Pues eso, tenemos una sala de higiene que no es una peluquería al uso, hay una zona en la que mantenemos las reuniones con los dueños y los enseñamos a educar a sus mascotas, el jardín para que jueguen y socialicen entre ellos, una tienda de productos abierta al público y la sala de olfato y habituación", repasa Laura Estévez. "También organizamos actos y charlas relacionadas con perros", apunta Vanessa Argüelles.

En esa sala de olfato y habituación, por ejemplo, hay desde bicicletas hasta equipos de música pasando por alfombras olfativas o juguetes interactivos. "Hay perros que ladran a los ciclistas o que lo hacen cuando ven a alguien en patinete, otros se ponen nerviosos con los ruidos… aquí tratamos de enseñarles a que no lo hagan y por eso usamos todo tipo de objetos y diferentes técnicas. El tema de los olores es otra cosa, eso les sirve a ellos para relajarse y para potenciar sus habilidades, entre otras muchas cosas", afirma Alejandro Ruiz sin entrar en detalles técnicos, para que se entienda. Mientras tanto, a su lado, "Susurro", otro mestizo gracioso y juguetón, lo escucha todo con atención y parece tomar apuntes. Es buen alumno.

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