Opinión

El mercado del Fontán, una encrucijada con varios caminos

Como siempre que tengo oportunidad, expreso mis ideas con total libertad, lo que agradezco profundamente a este querido periódico. Hoy toca hablar de un tema controvertido, pero que intuyo que tendrá una solución positiva para todos. No pertenezco a ningún partido político ni me guían intenciones aviesas, solo lo hago como ciudadana de Oviedo, ciudad que quiero profundamente y a la que llegué en mi adolescencia, escribo pues, con el corazón.

En mi último viaje a París, en el mes de marzo pasado, encontré una ciudad "patas arriba". Por lo visto, está así desde hace dos años, con el objeto de renovarla totalmente, tanto sus calles y alcantarillado, como la limpieza y adecuación de su bello patrimonio, esos edificios impresionantes, cargados de historia, para preparar los Juegos Olímpicos del próximo mes de julio. He hablado con muchas personas, algunas de ellas dedicadas al transporte público, hostelería y ciudadanos de a pie. Todo estaba colapsado. Trasladarse en bus o en taxi casi era una pesadilla, los atascos de tráfico, impresionantes, las calles delante de los grandes centros comerciales, restaurantes y hoteles, resultaban un obstáculo permanente. No obstante, pulsada la opinión general, todos coincidieron en que merecía la pena por el resultado final, un París apoteósico y capaz de acoger el magno acontecimiento. No dejé de lado ver que los mercados de abastos sufrían iguales consecuencias. Lo primero que me gusta visitar en una ciudad es su mercado. Suele ser el termómetro con el que mido el resto.

Oviedo está siendo un centro que está desarrollando grandes proyectos y que en uno o dos años lo convertirán en un referente indiscutible de su cultura, gastronomía y acogida ciudadana.

El "Origen del Camino" es un hito histórico indiscutible y un compromiso ineludible para sus visitantes. No vamos a extrapolarlo a París, pero nuestra cultura secular y monumentalidad son extraordinarios y el arte prerrománico que lo adorna único en el mundo. Nada que envidiar y sí mucho por hacer. Veo con sorpresa los extraordinarios proyectos del alcalde Canteli y su equipo para esta ciudad en su conjunto y creo que, en justicia, he de reconocer que una ciudad en obras está viva y el futuro es esperanzador. Parados no hacemos nada, salvo pensar en nosotros a corto plazo. Pero todo está cambiando y las ideologías poco tienen que ver ante una gestión de los recursos encaminada a favorecer a todos. Nos esperan grandes desafíos, pero estoy segura de que merecerá la pena.

El mercado del Fontán es un lugar muy habitual para mí. Soy cliente y me atienden de forma exquisita. Son amables y siempre están intentando complacer al público, con un trato casi familiar. Estos días estuve muy preocupada por su futuro y porque ya necesita una reparación profunda y una adecuación a los tiempos actuales, de ahí que urgen replanteamientos que sigan haciendo de Oviedo, no solo una Ciudad Histórica, sino actual sin perder un ápice de su origen.

Casi todos los mercados que conozco tienen una zona dedicada a la gastronomía, incluso gourmet. Habría que reconsiderar esta opción y encontrar vías de adecuación mientras duren las obras entre los comerciantes del Fontán y el Ayuntamiento. Sería una pena desperdiciar esta magnífica ocasión que repercutiría en beneficio de todos, no solo de los profesionales que trabajan en el Mercado, sino también entre los ciudadanos que vemos una gran oportunidad de desarrollo para la ciudad de Oviedo y sus emprendedores.

Creo que el diálogo lo puede todo y se pueden negociar alternativas. Veo a un Ayuntamiento muy dispuesto a invertir una suma importante en este proyecto ilusionante y creo que los comerciantes del Fontán también lo van a considerar. Entre todos, se puede encontrar una solución que satisfaga temporalmente y durante las obras a ambas partes y no perdamos este "tren de mejoras". A veces la apatía o la información errónea nos estancan y tanto estos profesionales maravillosos como el Ayuntamiento, estarán pronto en sintonía.

No tendremos Olimpiadas como en París, pero sí espíritu olímpico para la lucha y la superación.

Y mucho ánimo al Real Oviedo, que seguro que también nos dará días de gloria.

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