La derrota más dulce (4-3): el Oviedo luchará por el ascenso a Primera en el play-off

Cayó en Ipurua en un choque polémico y en el que le costó manejar las emociones, pero la derrota del Racing le deja sexto en un premio que ha merecido esta temporada

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Víctor Moreno se disfrazó de Atilano (los veteranos -y los amantes de la historia- captarán al momento la referencia) para darle al Oviedo el premio que merecía por fútbol y espíritu y que los arbitrajes, el VAR y la mala fortuna se habían empeñado en negárselo. Perdió en Eibar en un partido loco que es imposible analizar sin la enésima decisión inexplicable del VAR. Peleó el equipo lo indecible, tuvo momentos atolondrados, superado por el rival, pero también arrebatos de fútbol. Tuvo de todo, y todo muy desajustado. Pudo ser 4-3 como un empate o incluso un triunfo visitante de haber sabido medir los momentos de zozobra. Pero fue una derrota, ¡y vaya derrota! La más dulce que se recuerda. Porque a pesar de perder, el Oviedo es sexto y jugará por el ascenso a Primera División. Es el momento más cercano a la elite en los últimos 21 años.

Eibar
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4 3
Real Oviedo
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0-1, min. 5: Borja Sánchez. 1-1, min. 25: Aketxe (penalti). 2-1, min. 39: Sergio León. 2-2, min. 80: Bastón. 3-2, min. 83: Corpas. 4-2, min. 90: Stoichkov. 4-3, min. 94: Bastón.

Alineación Eibar

Zidane (2);
Corpas (2), Venancio (2), Berrocal (1), Cristian (2);
Nolaskoain (1), Matheus (2);
Aketxe (1), Soriano (3), Stoichkov (2);
Sergio León (2).

CAMBIOS

Correa (1) por León, min. 68.
Vencedor (1) por Venancio y Ríos Reina (1) por Cristian, min. 85.

Alineación Real Oviedo

Leo Román (1);
Viti (1), Luengo (2), Calvo (1), Pomares (1);
Seoane (1), Colombatto (1);
Masca (1), Paulino (0), Borja S. (2);
Alemão (1).

CAMBIOS

Dubasin (0) por Masca, min. 46.
Bastón (2) por Borja S. y Moyano (1) por Paulino, min. 65.
Bretones (1) por Pomares, min. 75.
Millán (1) por Alemão, min. 85.


Guzmán Mansilla (comité andaluz). Amonestó a los locales Corpas y Correa y a los visitantes Paulino, Seoane

Ipurua;: ante 7.588 espectadores, con unos 500 oviedistas en la grada.

Vamos con la referencia. Víctor Moreno es un granadino de 19 años, talento emergente del Villarreal B, que en la última fecha le dio al Real Oviedo la alegría más profunda en mucho mucho tiempo. Tirando de orgullo el equipo de Carrión, algo perdido en el campo, pero intacto el orgullo, llegó una noticia fantástica a más de 400 kilómetros. Su gol al Racing abría un atajo al play-off que al final sería definitivo.

Y lo de Atilano, para los más jóvenes. Fue el futbolista que, con el Langreo, marcó al Mirandés para darle el ascenso a Segunda al Real Oviedo en 1979.

La locura de tarde, honor a la Segunda de este año, se resolvió en otro escenario pero todas las emociones se cocinaron en Ipurua, con más de 500 oviedistas dando color en la grada. Pendientes de lo de aquí (Eibar) y lo de allí (Villarreal y Elda). Un partido con ramificaciones que el Oviedo vivió en un carrusel continuo de sentimientos.

Poco de lo sucedido en Ipurua tiene que ver con el fútbol en su sentido más estricto. Fue un choque emocional que, sorprendentemente, se le puso pronto de cara a los de Carrión y no supieron gestionar.

Se adelantó el Oviedo con un gol talentoso de Borja, control y definición, cuando solo habían pasado cinco minutos y el Eibar ya había advertido de su peligro a balón parado. Entró entonces el equipo en un momento de agarrote, de nervios e imprecisiones, ilógicas con tanto por delante.

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J. A. C.

Leo Román se lució ante Soriano y su disparo desde la frontal. Otra vez Soriano y Matheus también lo intentaron, con menos daños. El Oviedo no tenía la pelota, monopolio de los locales pero al menos encontraba alguna vía para correr. A los 17, Colombatto encontró a Borja y este, a Alemão. El brasileño definió de zurda pero se fue al lateral de la red.

Parecía que el Oviedo había superado el peor trago, pero su rival se encontró con un córner, y de ahí un rebote en una mano inocente de Paulino. El colegiado señaló penalti y el VAR, tras una tensa espera, corroboró la decisión. Esta vez fue una mano, pero podía ser un fuera de juego posicional, un agarrón olvidado o una nueva norma de la International Board que nadie conociera hasta ese momento. Pero fue una mano de esas que solo entienden los árbitros.

No estaba el brazo en posición antinatural ni ocupando un espacio de forma temeraria. Da igual. Los árbitros han logrado que nadie entienda cuándo se señala mano y cuándo no. Mérito incuestionable del estamento y su sombrío sistema de matizar las reglas sobre la marcha y siempre a escondidas. Seguramente, esa mano dentro de un mes ya no lo sea. Pero nadie se habrá enterado. El caso es que, como toda la temporada, la decisión clave, y su refrendo el VAR, volvieron a salir cruz para los intereses del Oviedo. Aketxe no dejó escapar la oportunidad e igualó.

Si antes el equipo parecía tocado, a partir del penalti se mostró más herido. Con el Eibar dueño de la situación. Pudo dañar el Oviedo, sin embargo, con un taconazo de Paulino que Zidane tapó. Pero el Eibar volvió a la carga. Primero, con un gol anulado a Stoichkov por fuera de juego. Después, con el premio gordo. Fue una pérdida de Paulino -otra en una desacertada primera mitad- con la que los locales montaron la contra y que León, tras centro exacto de Cristian, cabeceó a la red.

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J. A. C. / N. A.

Ahí sí que el Oviedo espabiló. Más que nada porque no le quedaba otra. Y los últimos cinco minutos del primer acto llevaron el color carbayón, aunque sin grandes llegadas. La pequeña reacción, al menos, marcaba un camino. Si el Oviedo no quería desviar la vista a los smarphones – al descanso, los resultados sonreían- había que encontrar el camino a la reacción.

Intentó empujar a la misma Carrión, metiendo en escena a Dubasin por Masca. Ya de primeras se constató que el guion había cambiado, con los carbayones mucho más mandones. Seoane advirtió desde la frontal de las nuevas intenciones y Luengo cabeceó cerca del poste un córner. Un gol del Sporting situaba en esos momentos al Oviedo ya séptimo, algo que pareció alterar el ánimo, pues el Eibar empezó a acercarse a la meta de Román y a probarle desde lejos.

Como la cosa se atascaba, barajó las cartas Carrión. Entraron Moyano y Bastón para jugar con dos nueves puros, Bastón avisó con la zurda pero el remate se fue arriba. Moyano le siguió, pero cruzó demasiado. No era un asedio, pero amagarlo con serlo.

Bastón tocó el larguero en una jugada invalidada por el asistente justo cuando marcaba el Villarreal B al Racing y la parte azul de Ipurua lo celebraba como un gol propio. Se enredó Bastón luego en un regalo armero.

Pero tendría su revancha el 9 poco después, a los 80. Centró Moyano, tocó Alemão y Bastón, de testa, empujó a la red. Se preparaba el Oviedo para la locura final pero a los 3 minutos recibió otro mazazo. Este en un desajuste, tras caer Luengo en una disputa sin sanción. Corpas levantó ante Román para hacer el 3-2.

Entonces el partido se mudó a Villarreal y a Elda, donde estaba el pase del Oviedo. Hizo Stoichkov el 4-2 tras corrección del VAR pero apenas se alteró nada. Y aunque Bastón redujo distancias con un derechazo, 4-3, la fiesta se había instalado en la grada: la derrota del Racing metía a los azules en el play-off. Víctor Moreno, Atilano II a partir de ahora, invita a una ronda que, visto lo visto, parece lo más justo con este Oviedo.

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