Oviedo vibra por el posible ascenso del Oviedo: "Nunca vivimos un ambiente similar"

Aficionados, hosteleros y empresarios coinciden en destacar "la fiesta" que fue Oviedo durante la jornada del domingo

La valoración es unánime ya con las pulsaciones bajas, horas después del gran subidón que para el Oviedo y para el oviedismo fue vencer al Espanyol en la ida del play-off de ascenso a Primera (1-0). "Nunca vivimos un ambiente como el del domingo, fue increíble", coinciden aficionados, hosteleros, miembros de la sociedad civil y también los rectores del propio club. "Conseguimos crear un ambiente perfecto en muy poco tiempo, fue increíble, de lo que no se olvida", aseguran fuentes de la directiva, que advierten: "Ahora hay que rematarlo con el ascenso".

Los más veteranos y los hinchas más jóvenes coinciden en elevar a los altares todo lo que rodeó al partido, desde el recibimiento al autobús, al "Volveremos" de Melendi y el himno de Asturias interpretado por la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo. La fiesta fue inigualable y acabó de madrugada. La movilización fue total y las imágenes de Oviedo de bote en bote y el estadio abarrotado traspasaron las fronteras de la región y se colaron en telediarios nacionales. Hay datos que dan contexto más allá de Asturias y explican lo acontecido: ayer, lunes, no quedaban billetes para viajar a Madrid ni en AVE ni en autobús, debido a la cantidad de aficionados del Oviedo que acudieron expresamente para el partido. El primer tren del domingo desde Madrid, por la mañana, iba repleto de oviedistas.

El día fue completo desde por la mañana, con cientos de aficionados concentrados especialmente en los aledaños de la plaza Pedro Miñor desde el mediodía, siendo este lugar en los últimos años un epicentro del oviedismo. Aunque prácticamente había azul en cada esquina. El Antiguo también estuvo hasta los topes, así como la calle Gascona. No solo fueron los bares y los restaurantes, que están haciendo el agosto con este play-off. Los taxis, los bares, los autobuses, las fuentes... Todo al azul. La gente se echó a la calle de todas las maneras. Cerca del Tartiere había familias al completo, parejas y oviedistas en soledad, que poco a poco se iban colocando en los aledaños del estadio. Muchos cogieron sitio en primera fila para saludar al autobús durante un recorrido espectacular, con apenas visibilidad, pero también sin incidentes. Ya dentro, durante el partido, el Tartiere fue una fiesta de principio a fin. Incluso el bajón por el gol anulado a Masca fue rápidamente sustituido por gritos de ánimo. "Que sí, j…, que vamos a ascender", fue el cántico más repetido. Que el fútbol es un fenómeno social, que llega a la gente que nada tiene que ver con el deporte, quedó comprobado también ayer por la ciudad, porque el posible ascenso del Oviedo era el tema de conversación. "Estamos en un momento de euforia y fue una pena ese gol anulado. Un ascenso sería tremendo, vendría mucha gente que daría publicidad a la ciudad. Confío mucho en el equipo, está jugando bien y el entrenador domina los tiempos. Hay que disfrutar el momento. Lo de la afición es tremendo y el espectáculo en el campo fue inigualable: Melendi llorando, la banda de gaitas…Oviedo estuvo volcado", aseguró ayer Alfredo Canteli, alcalde de Oviedo, presente en el campo. Los hosteleros de Miñor fueron los que más cerca del terremoto azul estuvieron.

Jorge Rodríguez, de la cafetería Las Guindas, en pleno corazón de la plaza, lo explica así. "Llevo aquí once años y recuerdo tres partidos: la ida contra el Cádiz para subir a Segunda División, el primer derbi tras la pandemia (2021) y lo de este domingo, pero nada tiene que ver. Lo del domingo contra el Espanyol no lo vivimos nunca", explica Rodríguez que, como el resto de hosteleros de la zona, tuvo que hacer un plan especial por la avalancha de gente: puso a trabajar a toda su plantilla y pidió más bebidas que de costumbre. "Fue tremendo, no esperábamos algo así. Y como asciendan... Nosotros igual tenemos que poner una barra exterior el domingo", explicaba otro hostelero.

El tirón no solo afectó a los bares. Verónica Rodríguez regenta el kiosko Revistas Ana, que se ubica también en Miñor. "Fue un no parar, no recuerdo algo así", destacaba. Sigue la ronda. "Lo que se está viviendo es único y llevo muchos años en la hostelería. Esto es un fenómeno social: 29.000 personas apoyando al equipo, pero ya antes del partido, con familias completas vestidas del Oviedo. Los bares estaban repletos y se notaba sentimiento de ciudad. Desde las doce de la mañana hubo gente en todos los sitios. Incluso los que no son muy futboleros se volcaron", explica José Luis Álvarez Almeida, presidente de la patronal hostelera Otea.

"Fue espectacular, lo que mueve el fútbol no lo mueve nada. El impacto económico de estar en Primera sería brutal. La ciudad vibraba, fui al partido desde la Cámara caminando hasta el campo y era una fiesta continua. El ambiente era de ciudad y no recuerdo ver nada parecido en estos años. La capacidad que tiene el fútbol de generar estos ambientes, incluso para personas que no siguen ese deporte. Fue una gran fiesta", asegura Carlos Paniceres, presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, optimista con el posible salto de categoría y presente el domingo en el palco.

Pedro Caramés, presidente de la Asociación de Sidrerías de Gascona, estuvo todo el día en la calle sidrera por excelencia, también de bote en bote. "Lo que vivimos el domingo lo definiría con tres palabras: ilusión, esperanza y justicia. El oviedismo lleva mucho tiempo esperando y yo nunca vi una ciudad tan volcada. Gascona estuvo a la altura", indica.

El subidón del oviedismo, más allá de lo vivido en la región, caló por toda España. Las imágenes del Tartiere se colaron en los medios nacionales. "Si vemos esto en un campo inglés o alemán…Es increíble lo que se ha vivido", dijo en su programa, el Partidazo de Cope, el periodista gijonés Juanma Castaño. "Jamás he visto al estadio así: el color, el sonido, la grada llena de gente joven… Fue tremendo", recalcó Paco González, periodista de Tineo y oviedista declarado.