Un ascenso por Dubovsky: el Oviedo busca cerrar el círculo el día que se cumplen 24 años del fallecimiento del eslovaco

El equipo azul se juega el regreso a la élite en la fecha en la que para muchos empezó la cuesta abajo

El libro de Dubovsky, en la Plaza de América

El libro de Dubovsky, en la Plaza de América / Irma Collín

Nacho Azparren

Nacho Azparren

A aquellos arrebatos de rabia futbolística, él lo llamaba "Furia". Entonces, le decía a sus cercanos: "Hoy Furia tiene el día". Y la frase precedía a una exhibición sobre el verde. También era común que después de una faena extraordinaria llegaran varios partidos de apagón. Héroe y villano, inconsistente como muchos genios, Peter Dubovsky (Bratislava, Eslovaquia, 1972 - Surat Thani, Tailandia, 2000) lideró durante cinco temporadas el último gran Real Oviedo, el que se paseó por Primera en la década de los 90. Por él, por su recuerdo, también juega mañana el equipo azul el choque más decisivo que se recuerda por la capital del Principado en mucho tiempo. Para muchos, significaría cerrar el círculo.

El 23 de junio de 2000 tuvo lugar una tragedia mayúscula. Dubovsky se precipitaba por las cataratas de Ko Samui durante sus vacaciones en Tailandia y perdía trágicamente la vida a los 28 años. Aquello precedió a la etapa más dolorosa en la historia del club. Otro 23 de junio, el de mañana, el Real Oviedo se juega la oportunidad de regresar a Primera. Ninguna alegría deportiva puede compararse con el vacío de una pérdida así, pero para muchos oviedistas el choque de Cornellá supone la oportunidad de clausurar la etapa más dura de la historia del club.

El fatal accidente sacudió al Oviedo que inició la temporada 2000/01 con lágrimas en los ojos. Nunca llegó a levantarse. A partir de entonces, la cuesta abajo. Descenso en 2001 a Segunda, paso a Tercera en 2003, años de división en la ciudad, de deudas y de sortear de forma milagrosa la desaparición. Alguna alegría aislada, también, pero con esa espina del que sabe que está consumiendo el tiempo fuera de donde le corresponde.

Peter fue en Oviedo el Dubovsky más puro. Aquel que avasallaba a los rivales cuando todo sonreía. Esos días eran de los que merecía la pena pagar la entrada solo por él. También el que desesperaba a sus entrenadores, incapaces de entrar en esa mente indescifrable, oculta bajo una máscara de futbolista gélido, pero que por dentro se castigaba por cada error cometido. Solo los más cercanos le entendían de verdad.

De Dubovsky queda su legado. Una colección de "highlights", de acciones con la que pasar un buen rato en "Youtube" y unos números que le convierten en figura fundamental en la historia azul: cinco años en Oviedo, 131 partidos y 19 goles. El último gran Oviedo se cerró en 2001, apenas un año después de su fallecimiento -pocos piensan que fuera casualidad- y ahora, cosas del destino, la opción más golosa vuelve a presentarse un 23 de junio. Esta también va por Peter.

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