El oviedismo de Alfredo Duro y Miguel Rico: "Estoy seguro de que vuelven los buenos tiempos"

Alfredo Duro y Miguel Rico presumen de su pasión por el Oviedo: "Ascendemos seguro"

Duro, en la Peña Azul Olivares.

Duro, en la Peña Azul Olivares. / LNE

La recita de memoria, de pe a pa, como el que canta la tabla del dos, como un estribillo tatuado en el subconsciente infantil. Es, asegura, su primer recuerdo futbolero. Casuco, Gallart, Lángara, Herrerita y Emilín. A Miguel Rico, histórico periodista catalán de Mundo Deportivo y COPE, fue su padre, nacido en Trevías y furibundo oviedista, quien le habló de la famosa "Delantera Eléctrica" del Real Oviedo de los años treinta del pasado siglo. "Mi padre era el pequeño de once hermanos, de los cuales la mayoría eran sportinguistas. Pero él siempre fue muy del Oviedo", expone un Rico que, además del nombre, heredó de su progenitor la militancia azul.

Rico se confiesa un oviedista peculiar, de los que practica la simpatía por el eterno rival ("quizá porque, al haber vivido siempre en Cataluña, no tenía nadie del Sporting con quien discutir"), de modo que deseaba una final de play-off asturiana porque, de este modo, "si no subía uno, subía el otro". A Rico, su padre no solo le habló de la "Delantera Eléctrica" sino que también le explicó qué es el jorobu y le instruyó en la adoración por el fino mediapunta Prieto.

A la hora de escoger bando en la eliminatoria contra el Espanyol, el periodista lo tiene claro. "El fútbol es una materia emocional, y mis emociones están con el Oviedo", expone, incapaz de sacudirse el pesimismo por mucho que el equipo de Carrión lograse una convincente victoria en la ida: "Sigo pensando que va a subir el Espanyol. El Oviedo está teniendo muchas desgracias con los árbitros esta temporada, y sospecho que falta la guinda del pastel".

Más optimista es su colega Alfredo Duro, convencido de que el Oviedo asciende "seguro". Madrileño, en el célebre colaborador de El Chiringuito afloró el oviedismo de forma genuina, en sus desplazamientos al viejo Tartiere –un estadio que le "enamoró" por su fisonomía británica– para cubrir las andanzas de Madrid y Atlético en la capital del Principado en los años 90: "Me gustaba el campo, el ambiente y la ciudad. Además, por alguna razón, en Oviedo las cosas siempre me salían bien, más allá del fútbol: salíamos después de los partidos y todo iba genial. Era mágico".

Antes de pisar el Tartiere en aquellos gloriosos 90, Duro tuvo constancia del Oviedo a través de los goles de Marianín, "que los metía como churros", y después quedó prendado de los Berto, César, Luis Manuel, Jokanovic, Dubovsky, Prosinecki y compañía. Tan hondo caló el Oviedo en él que cuando vinieron mal dadas se hizo accionista el club y es, asimismo, socio de honor de la peña azul Olivares. "Cuando bajó a los infiernos y jugaba en Getafe o Leganés, siempre me acercaba a ver al Oviedo", cuenta Duro, que no podrá estar en Cornellá por cuestiones de trabajo pero que, asegura, vivirá el partido "minuto a minuto, de manera brutal". "La ciudad se merece el ascenso. La vida no ha sido justa con el Oviedo, pero estoy seguro de que vuelven los buenos tiempos. Que nadie lo dude", sentencia.

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