Tristeza en la plantilla del Oviedo e incidentes al final del partido, con aficionados del Espanyol increpando a jugadores azules

Jesús Martínez, dueño del Oviedo, intentó levantar la moral de la expedición carbayona en el vuelo de vuelta a Asturias tras la decepción en Cornellá

El final no fue el esperado en el último partido de la temporada, el que decidía el ascenso a Primera División y que cayó del lado del Espanyol. Un resultado que provocó la desolación en la expedición azul tras el fin del sueño. La ilusión dio paso a la tristeza con el pitido final del partido, con una invasión de campo que además dejó momentos de tensión, con algún aficionado del Espanyol encarándose con los futbolistas del Oviedo. La imagen, insólita.

Alemão tuvo que salir escoltado por la Policía en medio del caos general e incluso Cazorla, leyenda del fútbol nacional, fue rodeado por varios hinchas pericos antes de enfilar el túnel de vestuarios. El gesto de los jugadores daba la medida del drama que estaban viviendo, de no creer lo que sucedió ayer, después de haber llegado al partido de vuelta con una ventaja de 1-0 lograda en el Carlos Tartiere y de haber hecho un gran play-off que derrapó al final, en el momento más importante.

Una pésima primera parte echó por tierra el plan y también sumó en la depresión a la entidad azul, que nunca estuvo tan cerca del ascenso en esta etapa en Segunda División hasta ayer. "Va a costar recuperar el ánimo, pero lo haremos", aseguraban miembros de la expedición tras concluir el partido, todavía en caliente.

La cara de Luis Carrión tras el partido era un auténtico poema. Tipo habitualmente pausado, su gesto reflejaba la tristeza e impotencia del momento. También en toda la delegación del conjunto carbayón, consciente del bajón anímico. Que fue brutal. La ciudad llevaba días con la ilusión por las nubes, con una comunión con el equipo que sobrepasaba el fútbol. Todo estaba preparado para una gran fiesta en Oviedo, que finalmente no pudo ser. La plantilla inició el viaje de vuelta en un vuelo chárter, con familiares y patrocinadores. No hablaba casi nadie.

La expedición azul embarcó en el vuelo chárter de regreso a Asturias pasadas las 23.15 horas. Había mucha tristeza, pero desde ese mismo instante el club ya piensa en volver a armar un proyecto ganador. Así lo hizo ver Jesús Martínez, máximo accionista de la entidad, que ya en la terminal del aeropuerto intentaba animar a muchos jugadores de la plantilla, que estaban desolados por la derrota.

El mexicano, dolido también por lo sucedido, comentó a los presentes la pena enorme que sintió por la afición azul, pero repitió varias veces que el impulso de Pachuca en el Oviedo será todavía más fuerte tras un año de gran inversión que se saldó con el mejor curso azul en esta etapa que lleva en Segunda. Ahora, a falta de armar otro nuevo proyecto, quedan pendientes grandes asuntos, como el de la ciudad deportiva.

Martínez estaba entero, mucho más que otros directivos, y no dejó en ningún momento de intentar levantar el ánimo a jugadores y miembros del staff. Hizo un aparte, por ejemplo, con Leo Román, portero azul, que, salvo sorpresa, disputó ayer su último partido con el Oviedo.

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