Este es el famoso pincho de Casa El Cándano que encanta a los peregrinos (en formato XL y por menos de dos euros)

En el bar de La Espina se elaboran a diario alrededor de doscientos bocadillos, con unas doce docenas de huevos y pan de Tineo

Pili Riesgo, a las puertas del Bar tienda Casa El Cándano

Pili Riesgo, a las puertas del Bar tienda Casa El Cándano / Á. R.

Á. Rodríguez

Son poco más de las 4.30 horas de la mañana cuando Pili Riesgo llega al bar Casa El Cándano, en La Espina, para empezar a preparar los pinchos. La rutina empieza con las tortillas: con jamón, con chorizo o solo de patata, con un grosor contundente; esos son algunos pinchos “de los primeros que vuelan”. Y es que “los hay que los meriendan, los desayunan y los cenan”. 

“Hago dos tortillas de jamón, dos de chorizo y dos de patata cada día. Además, con el rebozado de los pinchos de pollo y lomo puedo gastar unas once o doce docenas de huevos al día”, explica Pili con naturalidad. De jamón, de chosco, y su favorito: de lacón, la gerente de Casa El Cándano prepara alrededor de doscientos pinchos cada día. “Los sábados quizá trescientos”, apunta. El pan llega de Tineo, en formato bollo y cuando se acaba se tira de barra. “A los peregrinos les encanta el de lacón con mayonesa” comentan divertidos en el bar. 

Pincho de lacón de El Cándano

Pincho de lacón de El Cándano / Á. R.

Mientras Pili prepara tres para llevar, los clientes comentan lo cómodo que es “pasar por El Cándano y llevar los pinchos a la hierba, por ejemplo”. “Y solo por 1,80 euros… son increíbles”, apuntan. Pili responde que así aprendió, tras más de dos décadas en Casa El Cándano (primero como empleada y ahora como gerente), “siempre decía Celedonio que había que hacerlos buenos y grandes. Es el atractivo que tenemos”, detalla sobre las lecciones de su mentor. 

Con adaptación para los clientes vegetarianos o veganos, en El Cándano también hacen pinchos de tomate y queso. “Otros piden de lomo curado que hay en la tienda, también hay empanada…y muchos peregrinos, por ejemplo, vienen preguntando por el chosco”, destaca Pili, tras el mostrador de El Cándano. Un establecimiento icónico en Salas, la meca del pincho de parada obligatoria para trabajadores y cualquiera que necesite un alto en el camino.

Pili atiende a uno de los clientes que pide pincho de chosco

Pili atiende a uno de los clientes que pide pincho de chosco / Á. R.