Entrevista | Alfonso Pobes Director del área de gestión clínica de Nefrología del Nalón y el Caudal

“Asturias está a la cabeza del país en donaciones y trasplantes de riñón”

"En términos poblacionales se estima que en España hasta un 15% de la población general tiene alguna alteración de la función renal"

Alfonso Pobes, junto  al bloque de consultas  externas del Hospital  Valle del Nalón, en Langreo.  | Fernando Rodríguez

Alfonso Pobes, junto al bloque de consultas externas del Hospital Valle del Nalón, en Langreo. | Fernando Rodríguez / Miguel Á. Gutiérrez

Miguel Á. Gutiérrez

Alfonso Pobes Martínez de Salinas es natural de Miranda de Ebro (1969) e hizo Medicina en la Universidad de Navarra. Estudió el MIR en Asturias “buscando un clima sin extremos y un lugar cerca del mar”. Terminada la residencia, estuvo casi diez años como adjunto, en el Hospital de Cabueñes (Gijón) y, tras un paso breve por el San Agustín (Avilés), obtuvo plaza en el HUCA (Oviedo). En 2013, de la mano del doctor Busto, pasó a desempeñar las funciones de director del área de gestión clínica de hemodiálisis en el Área VIII (correspondiente al valle del Nalón). Tres años después, la unidad pasó a abarcar también la comarca del Caudal. Actualmente, dirige el área de gestión clínica de Nefrología de las dos áreas sanitarias de las Cuencas, que engloba a treinta profesionales.

¿Por qué Nefrología?

No recuerdo otra cosa desde muy pequeño que el deseo de ser médico. Una vez superado el MIR ya tenía claro que para mí todo lo que conllevara cirugías estaba vedado. Siempre he sido manazas, me aterra usar las manos como instrumento. Cualquier especialidad dentro de la Medicina Interna me atraía. Asturias era la principal opción que barajaba para hacer la residencia y Nefrología, que me había gustado durante la carrera, estaba disponible con mi número, así que no me lo pensé mucho. ¿Qué es lo más gratificante de su profesión?Marcharte del hospital sabiendo que probablemente has ayudado a alguien a quien no conoces y del que no esperas nada. En una especialidad como la nuestra esto no se da tan a menudo porque muchos de nuestros pacientes envejecen con nosotros. Acompañar este camino, aun a sabiendas de que no vas a curarles y hacerlo de una forma serena por ambas partes es también una experiencia muy enriquecedora. Y hay más cosas, como llegar al conocimiento profundísimo de las cosas más pequeñas o la camaradería con los compañeros más cercanos. Esa camaradería de trinchera la disfruto muchísimo. Es una forma particular de amistad.

¿Lo más ingrato?

Lo peor, cuando va pasando el tiempo, son las guardias. No por la carga de trabajo sino por lo mucho que limitan la vida familiar y social, sobre todo en hogares como el mío donde ambos trabajamos en lo mismo. La conciliación cuando los hijos son pequeños hubo veces que era un sudoku.

¿Por qué es tan importante la función renal para el organismo?

Cada día se manejan en torno a 800 litros de plasma entre dos pequeños órganos que caben en un puño… Los riñones, aparte de controlar la cantidad de agua que contiene nuestro organismo y ser el aliviadero del sobrante, controlan con gran precisión la composición y concentración de los fluidos orgánicos, la cantidad de glóbulos rojos que han de fabricarse, la política de calcificación y decalcificación de nuestros huesos y además, si se necesita, donan glucosa en momentos de necesidad. Es un órgano por naturaleza altruista.¿Qué se puede hacer para prevenir su deterioro?Todos nacemos con un número inmenso de nefronas, que a lo largo de la vida funcionan igual que los ahorros que tenemos en el banco. Lo malo es que nadie sabe a ciencia cierta la cantidad de ellas que le han caído en el reparto. Hay mucha diferencia entre unas personas y otras. A partir de aquí se trata de conservar las que tienes el mayor tiempo posible, por si eres de los que tienen poco saldo en cuenta. Lo más evidente es hacer que los riñones no se pasen de revoluciones y aquí es fundamental el control del peso, no abusar de la sal y no someterlos a tóxicos, particularmente medicamentos. Somos insistentes con los analgésicos, sobre todo los antiinflamatorios y algunos antibióticos. Lo mismo me vale con respecto a algunos preparados de herbolario “para orinar”, que a la larga pueden ser muy dañinos mezclados con según qué medicamentos. Intentar proteger los riñones a base de beber agua no conduce a nada salvo para los grandes formadores de cálculos y poca gente más. En condiciones normales de salud, bebamos hasta donde la sed nos demande. No hemos de preocuparnos demasiado por la cantidad de orina que producimos. Unos riñones sanos saben lo que hacer con lo mucho o lo poco que aportemos.

¿Cómo afectan la hipertensión y la diabetes?

Junto con la edad y la obesidad, son los grandes factores de riesgo para llegar a una insuficiencia renal. En buena parte están mediatizados por la carga genética individual y no basta con cuidarse una vez que se declaran. Se trata de empezar a trabajarse en la juventud para evitarlas hasta bien entrados en la edad madura. Así se preservan los riñones en la vejez.

¿Qué señales da el riñón?, ¿cuándo sabemos que hay que acudir al nefrólogo?

Ninguna señal, salvo casos muy concretos. Eso es precisamente lo que hace difícil evitar la progresión. Solo conociendo cuáles son los factores de riesgo podemos prestar atención a los pacientes susceptibles. Aquí es fundamental el papel de la Atención Primaria, para la que todo el apoyo que se le reclame siempre va a ser poco. Es en este nivel donde en las analíticas básicas de control se detecta la insuficiencia renal con un examen rutinario que lleve al lado una muestra de orina. La Atención Primaria, con tiempo por paciente y promoción en formación y capacidad resolutiva, puede manejar sin grandes problemas este tipo de pacientes. Cuando ya se ha perdido cerca del 80% de la función o ante la aparición de lo que llamamos “signos de alarma” es cuando entra en juego el nefrólogo.

¿A qué porcentaje de la población afecta más la insuficiencia renal?

En términos poblacionales se estima que en España hasta un 15% de la población general tiene alguna alteración de la función renal. Además, con algunos matices, en muy pocos años los casos han aumentado un 30%. Por eso es tan importante la atención en el primer nivel. Salvo casos particulares de enfermedades renales con prevalencia baja, la insuficiencia renal se hace más frecuente según vamos envejeciendo y camina siempre al lado de otras enfermedades como pueden ser la cardiopatía isquémica, la arteriopatía periférica o los ictus. El tratamiento de lo uno preserva lo otro y viceversa.

¿En qué punto están actualmente los tratamientos de diálisis en Asturias?

No estamos peor que en el resto del país y mejor que en buena parte de él. Arrastramos un déficit estructural de puestos de hemodiálisis para pacientes crónicos y tenemos problemas en su distribución geográfica. Hay un convencimiento de que debemos avanzar hacia la diálisis peritoneal y la hemodiálisis domiciliaria pero chocamos con varios problemas fundamentales como la falta de apoyo social o familiar. O la sensación que tienen muchos pacientes de que el sistema de salud está delegando en ellos las funciones que le tocaría asumir. Y hace falta personal específico, con preparación dirigida y permanentemente dedicado a estos pacientes, incluso de forma telemática. España está a la cabeza de trasplantes de riñón por proporción de habitantes, ¿en qué lugar está Asturias?No es una competición pero año a año estamos en el grupo cabecero, tanto en trasplante como en donación. En este sentido es impresionante el trabajo que durante estos años está haciendo la doctora Díaz Corte con su equipo en el HUCA. Desde el resto de hospitales intentamos surtirles de candidatos y en la medida de nuestras posibilidades de donantes.

¿Cuándo es aconsejable un trasplante?

Cada paciente tiene su momento y no todos los pacientes son idóneos. Hay situaciones en que se puede optar a ello aun antes de iniciar tratamiento de diálisis y otras veces se entra en la lista de espera tras años de diálisis.

A finales del pasado año médicos americanos trasplantaron por primera vez un riñón de un cerdo a un humano, ¿qué puede suponer?

Para mí, que no estoy nada versado en tolerancia inmunológica, fue una auténtica sorpresa. No sabía que se había avanzado tanto. Supongo que a día de hoy es un fenómeno chocante, pero sí es cierto que es uno de los caminos que se transitarán a futuro.¿Está cerca la llegada de los riñones biónicos?A los congresos de Nefrología ya han llegado, aunque los prototipos son todavía muy preliminares. También hay comunicaciones con la idea de hacer crecer líneas celulares renales sobre esqueletos prefabricados en tres dimensiones. Lo malo que tiene el riñón es que cuenta con muchas extirpes celulares distintas y todas muy “inteligentes”. Entre la Biónica y la Ingeniería Biomédica van a conseguir cambiarnos la vida, seguro, en unos años. Mientras tanto seguiremos historiando, explorando con las manos y aplicando el fonendo, que es a día de hoy lo que nos da resultados.

¿Cómo ha afectado la pandemia a las unidades de nefrología?

Las primeras olas se llevaron vidas pero al menos en lo que respecta a las salas de Hemodiálisis de Riaño y Mieres, nada hubo más estresante que la sexta ola por el número tan grande de positivos que tenemos. Como son unidades muy abiertas, no hay posibilidad de aislamiento aéreo. Hemos montado turnos nocturnos de hemodiálisis, lo que ha trastocado la atención sobre todo en las consultas. Si ya teníamos problemas para contar con enfermería cualificada, tanto las bajas como el aumento de turnos han supuesto un grave problema para cubrir el cuadrante. Este es un punto crítico. No hay que olvidar que la enfermería de Hemodiálisis es quien lleva a cabo la técnica y está al pie del paciente las cuatro o cinco horas de su tratamiento. Una enfermera con conocimientos no se fabrica en una tarde. Son necesarias semanas de entrenamiento específico. Tengo que reconocer a todo mi equipo su implicación durante estos dos años. A mis compañeros médicos, que han sabido readpatarse con gran rapidez, y sobre todo a la enfermería y auxiliares. Se les ha pedido más de lo que estaban obligados a dar.

¿Costará mucho tiempo y recursos en el conjunto de la sanidad asturiana recuperar los tiempos de espera y la asistencia previos a la pandemia?

Sí. El personal está exhausto y no hay posibilidad de recambio ni descanso. A eso hay que sumarle el retraso que llevamos en la atención a la cronicidad más los retrasos diagnósticos que obligaran luego a un mayor uso de recursos. Creo que la pandemia ha adelantado en unos años lo que dentro de poco iba a ser una crisis estructural de profesionales.

¿Ha habido cambios que han llegado para quedarse?

Indudablemente hay cosas que se nos van a quedar en el subconsciente como la observancia estricta de algunas medidas de higiene. Además hemos descubierto que no es seguro dejar que familiares y visitantes circulen libremente por el hospital como hasta ahora. Lo veremos mucho más adelante pero habrá que rediseñar los espacios para dotar a los centros de mayor privacidad y de opciones para el aislamiento de los pacientes. Esto conjuntamente con todo lo que tiene que ver con la telemedicina.

¿Cómo funciona una unidad compartida entre dos hospitales como Mieres y Riaño?

Llevamos ya seis años y podemos decir que el modelo funciona. Se trata de dos estructuras gemelas cuyo nexo de unión es el director. Compartimos sobre todo la forma de trabajo, los protocolos clínicos y de calidad. Sumamos conocimiento. El mayor inconveniente es no haber conseguido alcanzar una integración total, con circulación efectiva de profesionales entre áreas, lo cual permitiría una mayor eficiencia a la hora del manejo de recursos humanos. De momento, eso no se contempla sobre todo en el caso de la enfermería.

¿Es la fusión de unidades o áreas sanitarias el camino a seguir para reordenar el mapa sanitario regional?

Si fuéramos hacia ese modelo, tendríamos que asegurarnos primero de que los cambios redundaran en beneficios para los pacientes. Probablemente haríamos más con menos. Lo que ahora nos parece una opción a considerar puede ser mañana mismo una necesidad que venga dada por la terquedad demográfica y la falta endémica de profesionales. Este virus inoportuno debiera abrirnos los ojos en este sentido. Y creo que la nefrología en Asturias ha sido pionera en avanzar por este camino.

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