Entrevista | Rosi Villa González Archivera de Siero, se jubila tras 35 años en el servicio municipal

"Sin los archivos la Administración no tiene memoria y no puede servir al ciudadano"

"Es una pena que los ayuntamientos no vean la necesidad de profesionales de nuestra disciplina; en Asturias hay gente joven cualificada para esta labor"

Rosi Villa, en el pasillo central del archivo municipal de Siero, ubicado en el edificio de la antigua Casa de Cultura de la Pola. | P. Tamargo

Rosi Villa, en el pasillo central del archivo municipal de Siero, ubicado en el edificio de la antigua Casa de Cultura de la Pola. | P. Tamargo / Paula Tamargo

Rosa Villa González, «Rosi Villa», tiene el Archivo de Siero en la cabeza. Sabe prácticamente de memoria dónde está guardada cada caja, cada expediente y recuerda sobre la marcha fechas, cifras o documentación relevante. No es extraño que sea así. Ella fue la artífice del impulso a este equipamiento del Ayuntamiento y de que haya llegado a ser uno de los mejores de Asturias. Se jubila después de 35 años en este servicio municipal, tras haber clasificado e informatizado más de 400.000 expedientes, un legado para la Administración local y para los ciudadanos con un enorme valor, aunque en ocasiones no se conozca lo suficiente la tarea que se desarrolla en estos espacios y sus aplicaciones cotidianas en la vida municipal.

–Cuando empezó a trabajar, en 1988, encontró una buhardilla del Ayuntamiento llena de legajos del archivo histórico dañados por la humedad y el abandono. Y varios locales dispersos en los que había fondos de distintos servicios municipales.

–Había una persona en el Archivo cuando llegué, pero el histórico no se había tocado. Estaba hecho una pena. Leí documento a documento, hice la clasificación que se hace en archivística y fui ordenando. Después la persona que ocupaba la plaza de archivo se fue y quedé sola. Aquello era un poco de locos, porque tenía cuatro lugares en los que había documentación. Estaba la buhardilla, una de las casas de Alcalde Parrondo, un espacio encima del antiguo matadero y otra sala en el viejo mercado de ganado. En el antiguo matadero encontramos todos los documentos económicos, expedientes de contabilidad, tesorería, rentas y sanciones...

–Logró que se unificaran las cuatro sedes en una sola, aunque inicialmente fue un bajo en la calle Olof Palme que no reunía las mejores condiciones.

–Éramos un equipo. Siempre trabajé con muy buenos compañeros, entre ellos la actual, Luisa Temprana, que es quien queda ahora en el archivo, una persona muy cualificada y competente. Aunque el servicio debería tener más personal, lo necesita. Al bajo de Olof Palme, donde las viviendas sociales, fuimos sobre 1995. Desde un principio dije que no era el sitio adecuado, un bajo de un edificio de viviendas con tuberías donde en algún momento podía haber inundaciones... Tuve algún problema por eso, hasta un concejal me quitó la jefatura de sección por los informes que hacía sobre que no reunía las condiciones. En 2001 hubo la primera inundación. Después la de 2010, que fue terrible. Y llegó la de 2012, que reventaron las tuberías de las viviendas sociales y eran aguas fecales... En vez de salir huyendo de allí, lo que hicimos fue vestirnos como los sanitarios, con equipos de protección, e intentar salvar lo más posible. Licencias de apertura que salvamos, ni se sabe... Tuvimos que contar con un local para extender toda la documentación, hacer corrientes de aire para secarla, luego limpiarla, fue atroz aquello. Por fortuna, se entendió que no se podía seguir así y vinimos ya a la sede actual, donde la antigua Casa de Cultura.

–En todos estos años ha visto mucha documentación histórica. ¿Algo que le haya emocionado especialmente?

–Cuando empecé a leer, me emocionaba todo. Especialmente cuando encontraba algún reglamento de Siero, de la Pola. Porque yo nací aquí y es lógico que me emocione con lo de aquí. Me impresionó un documento sobre el caso de una mujer de mediados del siglo XIX a la que metieron presa por quedarse embarazada siendo soltera. Cosas que me emocionaran han sido muchas. También me causó impresión la ficha de preso político de mi abuelo materno, que era de la Pola y trabajaba en el Ayuntamiento siendo alcalde Inocencio Burgos. Estaba en lo que eran los fielatos, cumplió nueve años de cárcel sin pertenecer a ningún partido político.

–¿La mayor satisfacción de su trabajo?

–Cuando encuentras algo para alguien que lo necesita, Recuerdo el caso de dos señores muy mayores que vinieron porque vendían una farmacia, pero era heredada de sus abuelos y necesitaban documentación que probara de cuándo era. Y lo encontré. Cuando llegaron me daban unos abrazos que me caían a mí las lágrimas también.

–De este archivo también salió el documento para que Los Sidros y les Comedies de Valdesoto pudieran ser declarados Bien de Interés Cultural (BIC).

–Sí. Para serlo tenía que haber un documento que probara que tenían más de cien años. Y, efectivamente, hay un documento de1857. Me sonaba además que existía porque me quedé con la historia que contaba al leerlo. Los sidros bajaron de Valdesoto con gorros de Guardia Civil y a la Guardia Civil le molestó mucho e hizo una denuncia al alcalde de Siero. Eso quedó documentado y la prueba sirvió.Vinieron de la consejería de Cultura a ver aquí ese documento.

–Usted suele decir que «sin archivo no hay transparencia».

–Así es. La Administración no tiene memoria si no hay archivo, y entendamos archivo por el histórico, el intermedio yel administrativo como es este, pues el archivo administrativo de Siero somos nosotros también. Es decir, un expediente que termina hoy, mañana está en el archivo, con lo cual tiene su valor administrativo, valor legal, valor contable y valor fiscal. Y sin archivo, la Administración no puede servir al ciudadano. La Administración, cada vez que tiene un procedimiento, llama al archivo porque necesita tal o cual expediente. También hay ciudadanos que necesitan pruebas documentales para presentar en los juzgados o incluso ha habido situaciones para poder reclamar pagas o pensiones en determinadas épocas. Hay algo en lo que me gustaría hacer hincapié y ahora no estoy hablando del Ayuntamiento de Siero, sino de la Administración local en general en Asturias. Y es que es una pena que los ayuntamientos no tengan un archivero, un gestor de documentos, y que esa necesidad, de un profesional, no esté interiorizada.

–Explíquese.

En los grandes Ayuntamientos se han jubilado los archiveros. Ana Herrero en Oviedo, Eduardo Núñez en Gijón, en Avilés ya hace tiempo Covadonga Cienfuegos y yo me jubilo ahora. Y nadie piensa que tiene que coger un archivero o un gestor de documentos. La nuestra es una disciplina para la que se estudia y nos formamos específicamente. ¿Por qué se echa mano de funcionarios de Administración especial como puede ser un aquitecto para tareas que solo puede hacer una persona cualificada para el puesto y no ocurre lo mismo cuando se trata del Archivo? Hace poco el ministerio de Cultura sacaba 265 plazas de facultativos de archivos y bibliotecas. La Administración del Estado sabe que necesita profesionales, también para la administración electrónica. Hay gente cualificada en Asturias. Fui una de las creadoras de la asociación asturiana de archiveros y hay gente joven cualificada para hacerlo. Y los ayuntamientos, los grandes ayuntamientos, deberían, digamos ir pensando en esto.