Adiós a Ceferino de Blas, gran figura del periodismo en Asturias y Galicia

Dotado de una curiosidad infinita, tras dejar LA NUEVA ESPAÑA dirigió "Faro de Vigo" y se empapó de la ciudad hasta que le hicieron cronista oficial

Ceferino de Blas, en 2017, con uno de sus libros. | Marta G. Brea

Ceferino de Blas, en 2017, con uno de sus libros. | Marta G. Brea / R. López / V. P. Currás

R. López / V. P. Currás

Hay vidas que dan para mucho, otras que dan para poco y luego está la de Ceferino de Blas, que fue, obviamente una, pero tan aprovechada e intensa que le llevó a emplearse a fondo y con éxito en variados y diversos frentes. Como si hubiera vivido varias. Fue ayer cuando falleció en Vigo el periodista asturiano (Corvera, 79 años) que se convirtió en gallego ilustre; que fue director primero y director general después de "Faro de Vigo", diario de Prensa Ibérica, grupo editor de LA NUEVA ESPAÑA; que se convirtió en el mayor experto sobre la historia del periódico vigués; que publicó doce libros; que le hicieron cronista oficial de Vigo y que antes, en su vida asturiana, había sido cura, combinando esos dos sacerdocios que le llevaron del altar a la redacción y viceversa y que le ayudaron a cincelar una personalidad exquisita, un carácter conciliador, con aversión al conflicto, con mesura y discreción. No renegaba de Asturias pero la vida, esa segunda que inició a los 43 años, le convirtió en gallego. Fue su tesón y su curiosidad las que le hicieron un sabio de Vigo. Todo lo de Galicia arrancó en 1986, cuando, tras pasar por LA NUEVA ESPAÑA, fue enviado a dirigir el periódico más antiguo del país en sustitución de José Armesto Faginas (1945-2006). Tenía el encargo de pilotar la nueva etapa del periódico, adquirido entonces por el grupo editorial propiedad de Francisco Javier Moll, Prensa Ibérica. Recién cumplidos esos 43 años, afrontaba una difícil tarea que implicaba consolidar el liderazgo del decano de la prensa nacional en el sur de Galicia y acometer su modernización.

Escribió una docena de libros, se formó en el Seminario de Oviedo y llegó a ejercer el sacerdocio

Ya entonces atesoraba una importante experiencia periodística. Formado en el Seminario Metropolitano de Oviedo, continuó los estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca y posteriormente de Periodismo en Madrid, donde acabó licenciándose en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense.

Durante la Transición trabajó en "La Voz de Asturias" y se distinguió como cronista político; fue delegado de la agencia "Efe" en el Principado y corresponsal de "El Periódico de Cataluña", antes de incorporarse a "LA NUEVA ESPAÑA", diario líder de la prensa regional. Hay un antes y un después de la llegada de Ceferino de Blas a la dirección de "Faro de Vigo". No solo dio un giro al periódico: su vida y su carrera profesional también cambiaron, hasta el punto de mimetizarse totalmente con Vigo y con Galicia. Gran admirador y lector de quien le había precedido años antes, Álvaro Cunqueiro, Ceferino de Blas se enamoró de la cultura gallega.

Bajo su dirección se produjo la puesta en marcha del Club Faro de Vigo y confió para dirigirlo en la que hasta entonces era jefa de la sección de Cultura y Sociedad del decano, Marisa Real. Con el tiempo, se convirtió también en su esposa, compañera inseparable con la que compartió viajes y pasión por la cultura, y la persona que le ha acompañado hasta los últimos momentos.

La etapa de Ceferino como director de "Faro de Vigo" concluyó en 1994, cuando asumió la dirección el también periodista asturiano Julio Puente, ya fallecido. Su vinculación profesional con el periódico continuó, haciéndose cargo de la dirección general, hasta su jubilación en 2008.

De carácter afable, sosegado y cariñoso, era un gran seguidor del Celta y habitual de Balaídos

En su infinita curiosidad, nada de lo que es humano le era ajeno. Tampoco el deporte, fenómeno del que era un gran seguidor. No se perdía un partido del Celta, ya fuera en Balaídos o por televisión.

De carácter afable, sosegado y cariñoso, discreto y refractario a cualquier sectarismo, su profundo conocimiento de Vigo le llevó a ingresar como miembro numerario en el Instituto de Estudios Vigueses, institución de la que fue un gran impulsor. Por ello, el Concello de Vigo le nombró en 2017 Cronista Oficial de la ciudad

Escritor prolífico

Además de su intachable carrera periodística, Ceferino de Blas escribió más de una docena de libros. En su Asturias natal ya había debutado con "Llanes en la ruta jacobea" (Instituto de Estudios Asturianos, 1966) y "Tarancón, obispo y mártir" (Naranco, 1976) junto al sacerdote y periodista José Luis Martín Descalzo. La vida del que fuera arzobispo de Oviedo y Toledo además de presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) durante la Transición también la abordaría, ya instalado en Vigo, en "Tarancón, el cardenal que ordenó al Rey" (Prensa Ibérica, 1995).

Tras salir de Asturias se mimetizó con Galicia y se enamoró de su cultura

Su "Donde los periódicos son Faros. Historia del Faro de Vigo, decano de la prensa española (1853-2015)" (Instituto de Estudios Vigueses, 2017) sintetiza esta unión entre sus dos grandes pasiones hasta el punto de pedir que se recordara como su "obra fundamental como Cronista Oficial" nada más aceptar el cargo.

De Blas contó la historia de Vigo mejor que nadie, pero también su relación con los gallegos más ilustres. "Cunqueiro y Faro de Vigo: el pacto inextinguible" (2011); "Paz Andrade y Faro de Vigo. Galicia ante todo" (2012); "Rosalía de Castro y Faro de Vigo en el 150 aniversario de Cantares Gallegos" (2013); "Fernández del Riego. El guerrero del galleguismo" (2013); "Filgueira Valverde y Faro de Vigo, El hombre que más sabía de Galicia" (2015); y "Emilia Pardo Bazán en el país de la rías" (2021). También elaboró analogías como "Humor gráfico en Faro de Vigo. Noventa años de sonrisas" (2013); "Cíes, las islas de Vigo: historia, leyenda y poesía" (2020) y "Carmen Laforet sonrió en Rodeira" (IEV, 2021).