Estrés

Trabajadores ‘quemados’: un síndrome al alza

Desde la pandemia no han parado de crecer los profesionales españoles que afirman sufrir fatiga laboral 

Los expertos señalan que las mujeres son quienes más sufren desmotivación en su empleo

Es más común en profesiones que implican una alta demanda emocional y de tiempo, como pasa con los sanitarios

Trabajadores ‘quemados’: un síndrome al alza

Trabajadores ‘quemados’: un síndrome al alza / SHUTTERSTOCK

Alba Prada Estévez

Hace ya muchos años que se habla del síndrome de burnout, o del trabajador quemado, pero ha sido después de la pandemia cuando el término se ha hecho especialmente conocido. Y es que gente ‘quemada’ en su entorno laboral siempre ha existido, pero la irrupción del covid y el teletrabajo, sumado a la crisis y a un mercado laboral cambiante, han hecho saltar las alarmas en lo que a trabajadores agotados y desmotivados se refiere. Según la Guía del Mercado Laboral 2022 elaborada por Hays, el 43% de los profesionales españoles tienen cierta sensación de agotamiento o fatiga laboral. Además, el año pasado España batía su récord de bajas laborales relacionadas con trastornos mentales y de comportamiento– así lo cataloga el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones– con un total de 597.686 incapacidades temporales relacionadas con la salud mental. Un dato que no ha hecho más que crecer desde la pandemia.

Alejandra Sierra, psicóloga sanitaria especializada en el tratamiento de la ansiedad, explica que este síndrome, que la OMS reconoce como un fenómeno relacionado con el trabajo y no como una condición médica, está muy ligado a la exposición prolongada a situaciones de estrés laboral. “Suele existir un exceso de carga de trabajo, falta de control al sentirse impotente ante ciertas decisiones laborales, falta de apoyo social, es decir, escasa comunicación y apoyo de colegas y superiores, un desequilibrio entre vida laboral y personal y un reconocimiento insuficiente a la labor desempeñada”, explica la experta.

Profesiones

Cualquier trabajador, independientemente de su profesión, es susceptible de sufrirlo, pero “surge especialmente entre aquellos empleos con alta demanda emocional y de tiempo”, aclara Alejandra Sierra. Entre las profesiones más afectadas, la psicóloga señala a los profesionales de la salud: “médicos, enfermeras, psicólogos y otros trabajadores de la salud enfrentan un alto nivel de estrés debido a la carga de trabajo, la responsabilidad y la naturaleza emocional de su profesión”, indica. También recoge a los docentes en la misma lista: “los profesores enfrentan presión por cumplir con expectativas académicas y lidiar con el comportamiento de los estudiantes”. Considera igualmente profesionales más proclives a sufrir burnout a los trabajadores de servicios de emergencias “por lidiar con situaciones de alta presión”, aquellos que se dedican a atención al cliente “por enfrentar a menudo situaciones de alta demanda y estrés” y a los profesionales de la tecnología de la información “por la alta demanda y presión por resolver problemas técnicos”, considera.

Síntomas

Entre los principales síntomas que denotan que un profesional está ‘quemado’ con su trabajo, la especialista señala aquellos emocionales: “sentimiento de fracaso y duda en las propias capacidades, pérdida de motivación, irritabilidad, ansiedad o desapego emocional”. Las personas con síndrome de burnout también manifiestan síntomas físicos: “fatiga crónica, dolor de cabeza frecuente, problemas gastrointestinales o alteraciones del sueño” e igualmente, síntomas conductuales:“aislamiento social, disminución de la productividad o procrastinación”.

Son precisamente los síntomas conductuales algunos de los más llamativos del burnout por ser muy visible la desgana diaria en los trabajadores que lo sufren. De hecho esta actitud es ya tan común que tiene nombre: se llama quiet quitting o renuncia silenciosa, y describe la actitud de dejadez que toma un trabajador de cara a su empresa dadas las altas cargas de trabajo y la escasa compensación económica. Los impagos o la negativa a una subida salarial dan como resultado una gran insatisfacción en los trabajadores, que acaban por limitarse a hacer lo justo.

¿Jóvenes o mayores?

La realidad es que, tal y como indica Alejandra Sierra, el síndrome del trabajador quemado puede afectar tanto a trabajadores jóvenes como a mayores, pero las razones pueden variar. “Los jóvenes pueden sufrir burnout por enfrentarse a mayores niveles de estrés debido a la inestabilidad laboral, a expectativas propias o externas con respecto a su rendimiento y por la presión por avanzar en sus carreras. Las condiciones laborales precarias y la falta de equilibrio entre el trabajo y la vida personal pueden contribuir significativamente a ello”, señala. En el caso de los trabajadores mayores, la psicóloga explica que pueden experimentar este síndrome por la acumulación de años de estrés laboral y desilusión con el trabajo. “La falta de oportunidades de crecimiento y la monotonía en sus roles pueden generar un sentimiento de estancamiento y desgaste”, dice.

“Los jóvenes pueden sufrir burnout por enfrentarse a mayores niveles de estrés debido a la inestabilidad laboral, a expectativas propias o externas con respecto a su rendimiento y por la presión por avanzar en sus carreras. Las condiciones laborales precarias y la falta de equilibrio entre el trabajo y la vida personal pueden contribuir significativamente a ello”

Las empresas

Las empresas tienen mucho que ver en el desarrollo de este síndrome. Y es que todas aquellas que no dan oportunidades de ascenso, optan por mantener a sus trabajadores con salarios bajos, pero eso sí, con altas cargas de trabajo; generan un desasosiego en los empleados, que al carecer de incentivos, y estar estresados, pierden toda la ilusión en sus cometidos y bajan, inevitablemente, la productividad. “Las empresas que no invierten en el bienestar de sus empleados, no brindan apoyo adecuado y no reconocen el esfuerzo de sus trabajadores son más propensas a tener empleados con burnout. Y esto acaba siendo negativo para la empresa, ya que será más probable que sus trabajadores cursen bajas laborales, estén buscando activamente cambiar de empresa o que su rendimiento laboral se vea afectado y baje con el tiempo”.

Cuando un trabajador se siente al límite, la terapia puede ser muy beneficiosa. “Ayuda a la persona a identificar qué le puede estar pasando, ganar en habilidades para gestionar mejor la situación y, también, a tomar decisiones que puedan mejorar el bienestar presente y futuro”.

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Según la especialista las investigaciones sugieren que el sexo femenino es más proclive a padecer burnout por las siguientes razones:

-Carga de trabajo doble: Las mujeres a menudo enfrentan la responsabilidad adicional del

trabajo doméstico y el cuidado de la familia, además de sus obligaciones laborales.

-Expectativas sociales: Las mujeres pueden sentir una presión mayor para cumplir con roles múltiples y mantener altos estándares en el trabajo y en casa.

-Diferencias en el reconocimiento: Las mujeres pueden recibir menos reconocimiento y

oportunidades de ascenso en comparación con sus colegas masculinos, lo que contribuye al

desgaste y la desmotivación.

-Ambientes laborales adversos: Las mujeres pueden enfrentar discriminación de género y acoso en el trabajo, lo que aumenta su estrés y riesgo de burnout.